LA GRAN MENTIRA ARGENTINA

OPINIÓN / HISTORIAS

Alfonsín, preso de su ineptitud, a los 5 años y medio de desgobierno abandonó el cargo en forma vergonzosa, en medio de una inmensa descomposición política y social



Por Walter R. Quinteros

Hagamos memoria.

Raúl Ricardo Alfonsín, nacido en Chascomús el 12 de marzo de 1927, y fallecido el 31 de marzo del 2009 se graduó en la facultad de derecho de la UNLP en 1950. Si bien como abogado no le podemos adjudicar relevantes logros profesionales, ostenta en su discreto currículum jurídico la participación en la defensa del asesino y máximo líder del ERP Mario Roberto Santucho, por el secuestro y posterior crimen de Oberdan Sallustro.

Una consultora dice que la gente cree que Alfonsín fue el mejor presidente que tuvimos. Yo dije que a las consultoras no les creo nada, y les explico por qué. Agárrese de la silla que aquí viene lo mejor.

Raúl Ricardo Alfonsín, fue un politiquero profesional desde su génesis, fue concejal de Chascomús en 1954, diputado provincial en 1958, dio un sinfín de volteretas y zigzagueos en el medio, y por fin, en 1983 siendo candidato a Presidente de la República, desplegó una campaña electoral auxiliada por el marketing y un colorido cotillón, la que supo complementar con oportunos discursos plagados de frases milagreras, tales como:

"Con la democracia se come" (no aclaró quién come, dice en su informe Nicolás Márquez en el sitio "La botella al mar"), pero queda claramente establecido que se trata de los políticos, algún allegado y/ o empresario amigo.

"De la noche a la mañana se abren las fábricas" (y, como hemos visto, también se encargó de cerrarlas.)

Y por supuesto, la recitación final del preámbulo a modo de mantra mágico.

Estas y otras argucias, le permitieron recolectar los votos suficientes de una multitud que, horrorizada por la impresentable lista que por entonces ofreció el PJ, inclinóse por el aparente mal menor, o sea, en aquel entonces, el menos malo de este presente, al que hice referencia. Así es que nadie pudo advertir que el verborrágico arengador "no sabía, no podía y no quería" (a confesión de partes relevo de pruebas) solucionar los problemas de la República. En resumidas cuentas, Alfonsín se sacó el gusto y se consagró Presidente (cargo que luego abandonaría ante tempus por incapacidad manifiesta para conducir el país, entregándoselo a Menem).

Durante su inconcluso mandato, si bien no consiguió trasladar la Capital a Viedma, no se privó de pulverizar dos monedas (el peso y el austral) en tiempo récord. Fue también progenitor de la más alta hiperinflación de la historia de la Patria, logró la paralización absoluta de todos los servicios públicos, llevó el estatismo al paroxismo y promovió políticas económico/culturales de neto corte socializante. Su gestión fue además un compendio de intolerancia. Controló con dureza la libertad de prensa y los medios de comunicación (todos estatales por entonces). Juzgó a las juntas militares en forma inconstitucional, apoyó la tiranía castrocomunista en Cuba, restringió el derecho de propiedad y fulminó la libertad económica en todas sus expresiones. Sin embargo, en forma asombrosa el vulgo que lo alaba, no deja de presentarlo como "el padre de la democracia". Recordemos su frase de Semana Santa: "la casa está en orden", en realidad los oficiales y suboficiales carapintadas, le acababan de marcar la cancha.

La Gran Mentira Argentina, se pone en marcha

Preso de su inherente ineptitud, a los 5 años y medio de desgobierno abandonó el cargo en 1989 en forma vergonzosa, en medio de una inmensa descomposición política y social. Pero si tras renunciar hubiera pedido disculpas (seguidas de un riguroso paso al costado y un autollamado a silencio de por vida), quizás hoy ya lo habríamos perdonado, o al menos olvidado. Pero Alfonsín, no solo careció de capacidad, sino también de grandeza.

En efecto, desde su fuga se dedicó a manejar (ya lo hacía desde antes) la cúpula de su desvencijado partido, la UCR. En función de esto último, le regaló la reelección a Menem en 1994 tras el mega-trueque conocido como el Pacto de Olivos, en el que además amplió el gasto político aumentando la cantidad de senadores nacionales, lo que le posibilitó a él luego ser Senador por la minoría en la Provincia de Buenos Aires. Fue el arquitecto, padre y creador de la "Alianza" en los años noventa, llevó al poder gubernamental a una coalición de progresistas tan reciclados como improvisados, que tuvieron que huir a tan solo dos años de asumir.

Autor material e intelectual de mucho daño en los ochenta y reincidente múltiple en los noventa, así, el nuevo milenio no podía quedar al margen de sus felonías, y por lo tanto se transformó en el principal socio e ilustre asesor económico/financiero de Duhalde, constituyéndose entonces, en el mentor ideológico de la arrasante devaluación actual que nos devolvió la inflación, la incertidumbre y la disparada del dólar de principios de este siglo. Se le reconocían su ineficiencia en cuanto a gestión pública, pero también la virtud de ser "un hombre íntegro y honesto", superstición que quedó pulverizada al ser tomado in fraganti por las cámaras "cajoneando" jueces y haciendo papelones en plena sesión del senado.

Hay aquí otro dato interesante: El periodista Carlos Burgueño del diario ámbito.com nos señalaba que: La deuda que Cuba mantiene con la Argentina comenzó a generarse en 1974, durante el tercer gobierno de Juan Domingo Perón con José Ber Gelbard como ministro de Economía, y se consolidó luego con Isabel Martínez de Perón; a partir de un plan de cambio de dinero por aportes industriales de empresas argentinas y cuando la Argentina combatía el capital e integraba el movimiento de países No Alineados. Ese programa significó un desembolso total de aproximadamente 600 millones de dólares. Hubo luego un segundo giro de dinero de la Argentina hacia Cuba. (100 millones más) Fue en 1984, bajo el gobierno de Raúl Alfonsín y con el retorno de la doctrina de los «No Alineados» a las relaciones exteriores. Por cierto, Cuba no devolvió ni un mango, che. ¿Y? 

Juan Carlos González Costa, desde el sitio "Unidos x Perón" y bajo el título: "Historia de una infamia ideológica y desmitificando a un trucho", entre otras cosas nos recuerda que: "Por disposición del presidente de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, Gustavo Bruzzone, se retiró del frente del edificio de ese tribunal la placa que recordaba al juez Jorge Vicente Quiroga, vilmente asesinado por activistas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) el 28 de abril de 1974". Según el diario Los Andes, en su edición del 18 de junio del 2013, dice que: "fue una clara decisión política, (del Kirchnerismo) con una enorme carga ideológica que repercute hasta el presente, adoptada por este tribunal durante una dictadura y que se alineaba e identificaba con los postulados políticos y culturales que, por la fuerza, venían impuestos a toda la sociedad por los que formaban parte de la conducción de ese gobierno de facto". "No revisar esa decisión política es convalidar que el Poder Judicial, y quienes lo integramos, somos un continuo homogéneo que, formalmente, y más allá de los mismos tribunales donde desarrollamos nuestro trabajo, cumple con una función supuestamente aséptica y que no provoca consecuencias más allá de las decisiones jurisdiccionales que adoptamos". Palabras de Bruzzone.

A su voto se adhirieron Garrigós de Rébori y López González, en tanto que Barbarosch subrayó que Quiroga "ha sido juez de un tribunal especial creado por un gobierno de facto, en franca contradicción a la Constitución Nacional, jurando por los estatutos el proceso militar durante la época del terrorismo de Estado". El juez Quiroga había actuado en la Cámara Federal en lo Penal en el juzgamiento de casos de terrorismo en todo el ámbito de la Nación. La decisión del juez Bruzzone respondió al pedido de un dirigente sindical, probablemente impulsado por estamentos oficiales empeñados en su visión sesgada y unilateral de la violencia de los años setenta. Debe recordarse que la Cámara Federal en lo Penal, creada en mayo de 1971, había tratado los delitos cometidos por los grupos terroristas, en el marco de la ley y del debido proceso. A partir de su creación tuvo una intensa actividad en correspondencia con la profusa acción de los grupos subversivos. Antes de su desmantelamiento había dictado más de dos mil condenas y encarcelamientos.

El 25 de mayo de 1973, inmediatamente luego de la asunción de Héctor Cámpora como presidente de la Nación, fue dictada una ley de amnistía votada por la totalidad de los legisladores con sólo dos excepciones. Así se dispuso la liberación de todos los terroristas encarcelados y, al mismo tiempo, la Cámara Federal fue suprimida. La disparatada hipótesis de que a esos grupos sólo los animaba la defensa de la democracia en tiempos de gobiernos de facto quedó rápidamente refutada, cuando retomaron las armas contra el propio gobierno constitucional de signo peronista. Recordemos aquella frase de Perón. "Qué hizo Cámpora, me llenó el gobierno de zurdos y putos" según el sitio Seprin, que agrega: Decía Hugo Del Carril, compañero de prisión de Cámpora; ”Cámpora Se quejaba y lloriqueaba todo el día. Decía que él no había hecho nada. Que el que manejaba todo era Perón. Los compañeros de prisión lo despreciábamos”. Hugo Del Carril, el de la Marcha al General. Esa que dice: los muchachos peronistas... Según el diario La Capital; Perón le dijo: "Me ha llenado el gobierno de homosexuales y marxistas", de acuerdo a una nota hecha a Juan Bautista "Tata" Yofre, en su libro “La trama de Madrid, los documentos secretos del retorno de Perón a la Argentina”.

En fin, la escalada de sangre y fuego marcó, una época de violencia, que dejó heridas que aún no han cicatrizado, quizás porque a algunos no les convenga. Hoy puede afirmarse que aquella amnistía y el desmantelamiento de la Cámara Federal fueron determinantes del camino sangriento con que continuó el accionar guerrillero y que también influyeron, como un antecedente frustrante, en la elección de los métodos ilegales para reprimir el terrorismo cuando desbordó las fuerzas del orden y la capacidad del Poder Judicial. Y lo que es peor aún, la clase política no ha reconocido aún debidamente su responsabilidad en aquellas decisiones, particularmente en la destrucción del instrumento judicial al que pertenecía el asesinado juez Quiroga. El doctor Quiroga pagó con su vida.

La placa que lo recordaba constituía un mínimo homenaje a su contribución a la Justicia. "Su remoción, que motivó un acto de desagravio, no puede encontrar ninguna justificación más que la perduración del odio y del espíritu de venganza de quienes fueron responsables de tanta sangre y hoy se encuentran encaramados en el poder". Dice "Unidos x Perón" y a continuación agrega: Raúl Ricardo Alfonsín fue apoderado del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y abogado defensor de Mario Roberto Santucho. Quien era Jefe de Una Organización armada ilegal culpable entre otras del asesinato de 1.355 personas. Son asesinatos que aún permanecen impunes y que, causaron heridas a otras 2.735 personas.

Entre los asesinados encontramos a: El presidente de Fiat el industrial italiano Oberdan Sallustro. El Dr. Oberdan Sallustro había sido condecorado por el Papa Pablo VI, y en 1972 era el Presidente de Fíat Argentina. Un Caballero Cristiano de gran corazón y muchísimas obras en favor de los humildes. Sallustro fue secuestrado el 21 de marzo de ese año, y posteriormente asesinado el día 10 de abril a las 12.30, en un centro clandestino de Detención y Secuestros, ubicado en la calle Castañares N° 5413, del barrio de Mataderos. Encerrado en un pozo al que llamaban "Cárcel del Pueblo", eufemísticamente era un agujero en el piso de más de dos metros de profundidad y de un metro por un metro, donde el secuestrado comia, dormia y defecaba a la luz de una lamparita. Al ser descubiertos ese día 10 de abril de 1972 fue asesinado. Hubo un intenso tiroteo acaecido entre miembros del ERP y las fuerzas del ORDEN. Su secuestro y asesinato tuvo gran impacto en la opinión pública. El ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) distribuyó volantes anunciando "la ejecución" de Oberdan Sallustro, con el slogan "justicia popular en acción". El terrorismo comenzaba a hacer sentir su fuerza. Impulsados desde el extranjero, y basados en la teoría del "vacío de poder", esperaban entonces paralizar las instituciones de la Nación para asumir ellos el Gobierno, en un movimiento subversivo celular terrorista que estaba mezclado entre la ciudadanía. Comienza a caminar la caravana de adolescentes de aquella época a ser llamados "Idiotas útiles". Y hemos nombrado tan solo a dos, faltan 1353 víctimas de estos asesinos.

Raúl Ricardo Alfonsín, fue defensor del terrorista subversivo Mario Roberto Santucho, autor y máximo responsable del secuestro y asesinato del presidente de Fiat Argentina. Así figura en el expediente de la causa por el asesinato del industrial italiano a manos del ERP, bajo la conducción del nombrado terrorista, cabe destacar: Que ningún terrorista y menos de tanta importancia para la organización, era defendido por cualquier abogado, el elegido tenía que ser de extrema confianza ideológica. (Confianza ideológica: O sea, como se ve por acá, en algunos contratitos, distinciones y otra parafernalia empleada por La Gran Mentira Argentina, en algunos pueblos de nuestro maltratado suelo patrio.)

Dice González Costa: Por esta acción Don Ricardo Balbin, en el cierre de la campaña donde era candidato a presidente en 1973, no dejó subir a nuestro "Padre de la democracia", Raúl Ricardo Alfonsín, al palco del cierre de campaña en Parque Rivadavia espetándole en la cara: "Vos No Subís Zurdo de Mierda". Lo escribo de nuevo por si estaba distraído: "Vos no subís zurdo de mierda", le dijo Balbín.

"Me consta -dice Juan Carlos González Costa-, porque yo soy testigo de este hecho, me encontraba al pie del escenario, cubriendo el acto". En su alegato, defendiendo a Santucho, Raúl Ricardo Alfonsín dijo expresando y textualmente: "Los subversivos no son delincuentes, sino combatientes, integrantes de un ejército revolucionario del pueblo alzado en armas, en rebelión abierta, en operaciones" sic. sic como consta en el expediente.

"Con la democracia nos salvamos nosotros", le faltó decir antes de recitar el Preámbulo.

Se debe tener un concepto muy particular de los derechos democráticos y de La República como para ser elegido y gobernar un país Occidental y mayoritariamente Católico como Argentina, obligado a dispensar igual trato ante la ley como lo indica la Constitución Nacional y caer en la lamentable discriminación de juzgar a unos por sus excesos y defender a otros por sus crímenes. Este hecho pone al desnudo la fantasía de todo cuanto erróneamente se le atribuye. ¿Cómo se puede defender la autoría de la muerte de tantas víctimas inocentes? Ello explica porqué juzgó a los militares violando La Constitución con una ley retroactiva, sacándolos de sus jueces naturales, formando comisiones especiales como CONADEP, que esta prohíbe expresamente y, no hizo lo mismo con los guerrilleros terroristas.
Ni Alfonsín, ni ninguno de los demás. Ni ninguno de los demás. Menos los Kirchner.

Los políticos que comen de la teta del Estado, ("Con la democracia se come", porque el resto andamos tras las dádivas navideñas.) Los idiotas útiles que leyeron la historia equivocada ("Con la democracia se educa", porque aparecieron los revisionistas que cambiaron tanto los planes de estudios, que nos quieren hacer creer que San Martín era un gigoló y el Che Guevara un héroe.) Y algunos otros, hoy, sin pena ni gloria, siguen aplaudiendo y difundiendo, La Gran Mentira Argentina.

Salud, memoriosos.

Fuentes consultadas: Diario Los Andes - La Capital - La Izquierda Diario - Seprin - Unidos x Perón - La botella al mar - ambito.com 

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