EE.UU. SIGUE ESCALANDO MILITARMENTE EN VENEZUELA

OPINIÓN

Parece probable que el ataque a Maduro se lleve adelante con medios aeronavales principalmente y eventualmente terrestres sobre puntos específicos

Por Rosendo Fraga

Estados Unidos sigue aumentando su presión militar en torno al régimen venezolano. La caracterización de “terrorista” para el llamado “Cartel de los Soles”, que alcanza a Maduro y sus generales más importantes, es un hecho redundante. Ya hace meses el departamento de Estado había caracterizado de “narcoterrorista” a este cartel y al Tren de Aragua.

La ejecución de Maduro como narcoterrorista podría darse en las dos situaciones. Frente a ello, el presidente venezolano ha adoptado posiciones ambiguas, pasando del baile popular a la preocupación, incluyendo en su actitud canciones de los Beatles.

Pero hasta ahora no se detectan disidencias en el apoyo militar, que se mantiene firme hacia su persona. Tampoco en las milicias, incluso en las recientemente organizadas con distribución de armas en las zonas fronterizas.

El hundimiento de embarcaciones que transportarían droga (fueron hundidas veinte y muertas casi un centenar de personas) no parece haber hecho mella en el respaldo al presidente. Pero tampoco ha conseguido apoyo internacional en este tema, cuya legalidad es discutible de acuerdo a lo que establecen las normas internacionales. La excepción es Colombia, que con costa sobre el océano Pacífico ha cuestionado abiertamente la política de Estados Unidos en este tema. Si bien continúa la acumulación de tropas por parte de Estados Unidos, no parece probable una acción terrestre inmediata, por lo menos de relevancia.

La acumulación de fuerzas por parte de Estados Unidos sigue insinuando que tendrá lugar una acción aeronaval relevante, con eventuales operaciones terrestres de baja envergadura. Cabe señalar que ya semanas atrás Trump hizo público que había impartido órdenes a la CIA para iniciar acciones dentro del territorio venezolano para debilitar a Maduro.

Pero hasta el momento estas no han tenido lugar. Estados Unidos cuenta en la zona con el grupo del portaaviones Gerald Ford y una fuerza de desembarco de Marines, más un submarino. Están presentes con sus fuerzas de apoyo en total aproximadamente veinte buques y cuatro mil hombres, una cuarta parte de ellos con capacidad de desembarcar. Pero el total de hombres movilizados, incluidos los despliegues en otros lugares del Caribe, serían ya catorce mil, entre los del Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Marines.

Aviones han sido ubicados en Puerto Rico y los buques en esta isla y en Trinidad Tobago. Parece probable que el ataque a Maduro se lleve adelante con medios aeronavales principalmente y eventualmente terrestres sobre puntos específicos. Las bases militares más importantes serían el blanco prioritario, al igual que el alojamiento en el cual presuntamente se encuentre Maduro, quien sería blanco de la acción militar estadounidense. La operación no puede prolongarse mucho tiempo más.

Estados Unidos paga un costo económico, político y militar por alargar este periodo de espera. La prolongación de la resistencia de Maduro lleva a los enemigos de Estados Unidos en el mundo a tener una imagen de que este país no es tan fuerte militarmente como se piensa.

Una acción terrestre estadounidense es percibida por sus propios analistas como excesivamente peligrosa, porque puede derivar en situaciones de anarquía armada. El clásico escenario de “cambio de régimen” no parece fácil dado el tiempo que lleva gobernando el chavismo en Venezuela (desde 1998).

Pero divisiones en las Fuerzas Armadas, el protagonismo autónomo dentro de las milicias organizadas y la alianza y participación de las escisiones de la guerrilla colombiana y grupos paramilitares, pueden generar un escenario de caos armado que se proyecte a regiones de Brasil, Colombia y Guyana. Este es el temor más relevante y que puede producirse en el caso de un ataque terrestre que vaya más allá de un golpe de mano preciso y circunscrito.

A su vez, Venezuela no está recibiendo apoyo militar relevante de ninguno de sus eventuales aliados: China, Rusia, Corea del Norte e Irán. Recientemente la armada estadounidense alejó del mar Caribe a un buque de la llamada “flota fantasma” que traslada en forma ilegal el petróleo ruso. A su vez Estados Unidos habría indicado a sus empresas petrolíferas dejar de operar con Venezuela y a las aéreas suspender sus vuelos. Pero no es claro hasta dónde se ha cumplido esta disposición. El Reino Unido ha puesto en alerta a los buques militares que tiene en el Caribe para proteger sus posiciones territoriales remanentes de la época imperial. Se trata de una participación más simbólica que efectiva, pero que en determinado momento puede dar a la operación estadounidense un carácter multinacional.

En cuanto al resto de América Latina, no parece dispuesta a intervenir directamente en el conflicto, sino a hacerlo sólo diplomáticamente. El país más complicado es Colombia por su ubicación, dimensión y posición política de su presidente, Gustavo Petro. Él, su familia y los funcionarios más importantes de su gobierno han recibido la prohibición de entrar al territorio estadounidense por sus supuestas vinculaciones con el narcotráfico.

El gobierno colombiano hoy teme más al “derrame” del conflicto militar venezolano que a una implicación directa. Brasil, a diferencia de otras épocas, mantiene una actitud moderadamente crítica respecto a la intervención militar estadounidense en el Caribe. Lula elude intervenir directamente y plantea públicamente que quiere reunirse con Trump para dialogar sobre el despliegue militar estadounidense en la región, sin obtener respuestas concretas de la Casa Blanca.

Es que Brasil también teme que una anarquía armada en Venezuela se contagie a través de sus fronteras.

LOS ANDES




Comentarios