OPINIÓN
Nos hace vivir en un estado de suspenso psicológico
Por Walter R. Quinteros
La mano que mece la cuna es una película de suspenso psicológico estadounidense de 1992 dirigida por Curtis Hanson, y escrita por Amanda Silver. En estos días se estrenará el reboots de aquel clásico pero con una propuesta que busca cautivar tanto a los nostálgicos de los años noventa como a una nueva generación de espectadores.
De los años noventa, y de las otras décadas anteriores, los argentinos tenemos algunas nostalgias como la de vivir a puro préstamos. Es más, el que solicitó Bernardino Rivadavia fue contratado en 1824 a la banca inglesa Baring Brothers por un millón de libras esterlinas. Este fue el primer préstamo de deuda externa de Argentina y se utilizó parcialmente para la guerra contra Brasil. El recordado 1$=1U$S de Menem y Cavallo, dejó a varios con la sangre en los ojos. Es como que la mano que mece nuestra cuna, planea siempre una horrible venganza.
El argumento de aquella película de 1992 nos muestra a un personaje llamado Claire Bartel, ella está embarazada y acude a un médico ginecólogo para un examen. La atiende el doctor Victor Mott, que se sobrepasa más allá de lo profesional. Claire lo acusa de acoso sexual. Otras víctimas se suman a la querella y el médico se suicida, dejando sola a su esposa que también está embarazada. La viuda pierde todo, se desmaya y cae contra su vientre, por lo que se le adelanta el parto. Su bebé muere después de nacer, le practican una histerectomía de urgencia, pero queda estéril.
Mientras tanto, Claire, da a luz su segundo hijo, decide contratar una niñera para que la ayude, ya que planea construir un invernadero en su jardín. Así conoce inesperadamente a Peyton Flanders, quien parece ser la persona ideal para el puesto. Lo que nadie en la familia se imagina es que este encuentro no fue fortuito ya que Peyton en realidad, es la viuda del fallecido doctor Víctor Mott, y considera a Claire, la causa de sus males y tragedias. Peyton tiene terribles planes de venganza en contra de la familia de Claire.
Al principio, la niñera Peyton se gana la confianza de Claire y de su esposo, un ingeniero, y de su primera hija, Emma. Además, la familia de Claire alberga a Salomón, un afrodescendiente que es jardinero con una discapacidad mental. Salomón los considera sus amigos. Peyton, empieza a desplazar a Claire en sus funciones y relaciones: primero amamanta al bebé en secreto, por lo que cuando Claire va a amamantarlo, el bebé la rechaza. La siguiente víctima es el marido de Claire, Michael, al que Peyton intenta seducir sutilmente sin lograrlo.
Salomón descubre que Peyton amamanta al bebé y ésta lo descubre espiando. Peyton, entonces, esconde una prenda íntima de la niña Emma entre las cosas de Salomón, que Claire encuentra, y el jardinero es echado de la casa.
Peyton urde un plan para hacer parecer a Marlene, una compañera de trabajo de Michael, como amantes. Claire, al sospechar la relación, padece un ataque de asma; además protagoniza un bochornoso incidente al echar en cara a Michael su supuesta infidelidad frente a sus amistades durante su fiesta de cumpleaños. Al día siguiente, Claire habla con Michael y le pide que por favor viajen unos días fuera de la ciudad, pero sin Peyton, quien planea deshacerse de Claire y arma una trampa mortal en el invernadero.
A Marlene le encargan la venta de una casa que, casualmente, resulta ser la del doctor Mott. Al observar detalles de la casa con una lupa, ve que hay un colgante exactamente igual al que cuelga en la casa de Claire y eso le suscita sospechas. Investiga y descubre que Peyton es en realidad la esposa del difunto doctor Mott. Marlene enseguida capta el inminente peligro en que se encuentra Claire y se dirige a su casa. Indudablemente la trama es atrapante a medida que se acerca el final.
Ahora vamos a lo que nos aqueja: Si el presidente de EE. UU. es la mano que mece nuestra cuna, yo leería con lupa y cientos de traductores, cualquier acuerdo. Siempre habrá macabros planes. Hay un antecedente muy importante.
Si la mano que mece nuestra cuna tiene cara de chinos, yo leería con lupa y miles de traductores, cada signo inscripto en cualquier acuerdo. Miren que hemos perdido soberanía en un extenso territorio de la Patagonia, por un SWAP. Ya que estamos, un swap es un acuerdo que permite a dos entidades monetarias intercambiar monedas de sus países por un plazo determinado. "Chino no quelel moneda argentina. Quelel pescal tranquilo y base científica no especificada en Patagonia, eso quelel chino".
La periodista Emilia Ferragni tiene alqo para que recordemos: Resulta ser que el 20 de abril de 2001, el entonces presidente de EEUU George W. Bush recibió a su par argentino Fernando de la Rúa en el Salón Oval de la Casa Blanca y le dio un fuerte respaldo político.
"Aprecio mucho el duro esfuerzo que está haciendo para superar las dificultades económicas que ha encontrado. Usted está haciendo un gran esfuerzo por recuperarse y sé que ha sido difícil, pero usted es un líder muy fuerte", dijo el mandatario norteamericano.
Pregunto: ¿Y por qué apreciaba mucho el duro esfuerzo?
Sigue Emilia: Ante la consulta de un periodista argentino que le preguntó si los Estados Unidos están dispuestos a apoyar al gobierno de De la Rúa, Bush dijo: "El Departamento del Tesoro está trabajando de manera muy cercana con su contraparte del gobierno argentino. Nosotros queremos que a nuestro amigo le vaya bien económicamente. Estamos trabajando de manera cercana con el nuevo ministro de Finanzas, seguimos lo que está haciendo, y creemos que el país está avanzando".
Para Emilia, las palabras parecen calcadas a las que pronunció en las últimas horas Donald Trump en su encuentro con Javier Milei. "Es importante tener aliados como Argentina. Queremos ayudar a la Argentina", dijo el actual jefe de Estado de EEUU.
En el 2001, De la Rúa le dijo a Bush: "Le agradezco las palabras de apoyo, pero por favor que nadie vaya a pensar que le venimos a pedir plata al presidente". En aquellos días, el mandatario negociaba en EEUU el "reacomodo" de las metas fiscales que habían sido acordadas con el FMI en el programa por el cual la Argentina obtuvo un "blindaje" financiero por casi 14 mil millones de dólares. El final es conocido por todos, cierra Emilia Ferragni.
El final de aquella película dirigida por Curtis Hanson, el afroamericano jardinero llamado Salomón, que nunca se fue cuando lo echaron, es el que salva la situación de la familia de Claire. Como cuando casi perdemos la fragata Libertad en Ghana, en un episodio ocurrido el 2 de octubre de 2012, en el que la fragata fue retenida en el puerto ghanés de Tema, debido a un reclamo de fondos buitres. Y ahora, sospecho, los mismos fondos buitres quieren saber dónde está nuestro oro, siempre hay un embargo dando vueltas.
La mano que mece nuestra cuna, debe ser siempre nuestra propia mano de obra, nuestra propia producción, nuestro campo y ahora, nuestro gas. Y los inversores con los arancerles al día. No podemos engañarnos con planes, con políticos multimillonarios y el pueblo buscando ofertas. No podemos confiar en absolutamente nadie más. Porque todos nos van a pedir un "poquito" de nuestra soberanía, y nos van a llenar de exigencias, como hicieron los chinos. Depende solo de nosotros, unidos y con fervor patriótico, no partidario, sino, viviremos siempre bajo un estado de suspenso psicológico.

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