EDITORIAL
Perseguir una foto para llenar un álbum imaginario, no tapa las necesidades reales de la comunidad, es más, terminan generando malestar
Por Walter R. Quinteros
El día estaba lindo en la ciudad de Plottier, en la provincia de Neuquén, el almanaque decía que era miércoles 16 de julio, donde la mínima había rondado por los 5° y la máxima apenas superó lo 15°. Entonces el intendente Luis Bertolini revisó su agenda, se abrigó con una campera inflable color azul noche, llamó a su gabinete y salieron a dar la nota.
Porque mostraron lo más absurdo que hemos visto en el mes de julio, inauguraron una señal de tránsito. Esa "acción", ha superado con creces las de nuestro intendente de Cruz del Eje, Renato Raschetti, que venía de tareas irrelevantes como esa del Centro Cultural, al que le agregó otro nombre, para que tenga dos, emulando al club mendocino Godoy Cruz-Antonio Tomba. Algo así. El mismo que anuló el nombre de la calle F. Acosta por el de Monseñor Colomé. O llamar Mamá Antula a un pasaje de tierra olvidado y asesino de amortiguadores. Que bautizó la Terminal de Ómnibus, con el nombre de un correligionario exintendente, y que solo tenía un baño en servicio y adentro funciona un bar sin baños.
Los intendentes que supimos conseguir, parece que no saben medir que es un justo homenaje, o qué roza lo ridículo por quedar bien con alguien o por impulso testicular. Perseguir una foto para llenar un álbum imaginario no tapa las necesidades reales de la comunidad, es más, terminan generando malestar en el ciudadano.
En Plottier, el pasado 16 de julio de 2025, el intendente Bertolini encabezó un acto oficial para inaugurar un simple cartel de tránsito en la calle Pulmarí, una señalización que indicaba el cambio de sentido de circulación. Aunque usted no lo crea. Esto, que no era otra cosa que un simple reordenamiento vehicular, es tarea delegada a cualquier inspector, previo prensa y difusión, pero él lo convirtió en un espectáculo que pone en duda cualquier credibilidad sobre las gestiones municipales, no solo de él, sino que nos lleva a mirar con detenimiento, a todos aquellos que ocupan el cargo de administradores de una ciudad.
Bertolini, inauguró una señal de tránsito. Pero no estaba solo. Había concejales, funcionarios municipales y hasta un policía. Todo fue registrado en un video que rápidamente se viralizó en redes sociales. Y obviamente, una avalancha de burlas y cuestionamientos le cayó encima.
Esta clase de políticos no puede vivir sin una fotito, no saben vivir sin una fotito, quizás les sirva por la baja autoestima que tienen estos funcionarios que carecen de mando, que no tienen capacidad para delegar, que no tienen huevos para llamar a la prensa especializada a una conferencia, que carecen de planes de trabajo y se refugian en las fotitos para la gilada, porque buscan algún tipo de aprobación social argumentando que solo tratan de documentar el momento, ignorando cualquier acta o manifiesto de tareas. Pero, subir eso a las redes sociales habla de otra cosa, habla del ridículo que hacen.
Y si ustedes, amigos lectores, buscan en las redes, van a encontrar fotos de jefes comunales donde se hacen besar y abrazar por niños por el solo hecho de llevarles un regalo que bajan desde Nación o Provincia. Porque se creen Rey Mago. O que se acercan a utilizar a personas de la Tercera Edad con una sonrisa harta de hipocresía, por otra foto. Que inauguran alguna placa en un monumento por otra foto. Y hasta hemos tenido una presidente inaugurando una canilla en La Matanza por otra foto, y gobernadores inaugurando una placa en la pared de un hospital o pateando una pelota para inaugurar un torneo de fútbol, por la foto.
El ridículo total por una fotito, está muy lejos de aquello otro que es compartir experiencias a través de las redes sociales. Esa frivolidad propia que tienen, los lleva a pronunciarse en actos mínimos e irrelevantes, que solo caricaturizan cualquier gestión pública. Las tira abajo, es motivo de burla. Terminan dando lástima, y pierden cualquier respeto.
Y de las fotos lastimosas, pasamos a las vomitivas frases que dicen como que: "estuvimos reunidos", o "estuvimos presentes", o el colmo de "seguimos cumpliendo sueños", sin meter las manos a sus bolsillos, sin explicar el por qué o para qué y de qué nos sirve. A esta gente asi, carentes de ideas y personalidad, que deambulan entre pequeñeces intrascendentes, nunca los veremos trabajar en situaciones que los lleven a ser reconocidos en la historia de las ciudades. Nunca los veremos dejar una marca en la memoria, ni hacer algo que perdure, que impacte en nuestras próximas generaciones. Solo están capacitados para pensar en cuál próximo cargo, van a seguir mamando de la teta del Estado.

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