OPINIÓN
El fentanilo se llevó 76 personas, seguimos en peligro, no hay una sola persona detenida y se revela el narcoestado
Por: Rubén Lasagno
El juez federal Ernesto Kreplak “descubrió” que las muertes por fentanilo contaminado ascienden a 76 personas “y advirtió que la cifra podría aumentar”, una cuestión que pareciera derivar de un desastre natural cuando las autoridades no pueden determinar los daños ni las víctimas y por ello el magistrado aclaró que “esto no llegó a su techo” (¿?).
Se podría decir que el juez actúa en la más absurda ignorancia de lo sucedido y carece de los mínimos elementos de prueba o podríamos sospechar que atrás de este crimen masivo, se esconden otras cuestiones mucho más graves que implican corrupción, complicidad, ocultamiento y negocios espurios del poder.
Es increíble que en cualquier país civilizado la muerte de casi un centenar de personas, movilizaría al gobierno, a las instituciones y a la sociedad, en Argentina pasa sin ningún tipo de consecuencias. Jueces y fiscales tratan el problema como “un caso más”, la vida sigue como si nada hubiera pasado y en los allanamientos ordenados se recuperaron 115 mil ampollas, pero calculan que unas 45 mil más pueden estar distribuidas en hospitales del país.
La lógica dice que ante tamaña sospecha, la justicia tendría que ordenar a todos los hospitales congelar el stock de fentanilo y el Estado (acá si debe estar presente) hacer una distribución masiva, a través de laboratorios y la propia Anmat, para prevenir nuevas muertes. Pero no, el juez deja que la sociedad siga jugando a la ruleta rusa internándose en hospitales a los que llega con vida y sale en una camilla para la morgue. La pregunta es ¿A quién le importa mientras no le toque a él o a un familiar cercano?.
¿Al juez?, parece que no; ¿Al gobierno nacional?, tampoco; ¿Al Congreso?, menos… ¿A quien le importa que siga muriendo gente como si se tratara de una nueva pandemia, época en la que tampoco le importaba a nadie, excepto, claro, a los que padecían esas muertes en su entorno familiar?.
Sin vueltas; es narcotráfico en su máxima expresión
Y ahora viene el segundo gran absurdo, tan típico de nuestro país. El fentanilo contaminado se detectó en el mes de abril/2025, la investigación hizo varios allanamientos, identificó a 26 personas relacionadas con laboratorios, fraccionadores y distribuidores y no hay un solo detenido, aunque nos acercamos al centenar de muertes inocentes.
Se habla de que Argentina carece de un sistema que permita seguimiento y trazabilidad de los medicamentos en general y de drogas altamente letales, menos. ¿Casualidad?, no, causalidad.
¿Es posible que en la era de las comunicaciones hiperveloces, la digitalización nanotécnica, la inteligencia artificial y los software de primera línea, el país no pueda seguir la ruta de la distribución del fentanilo?, o será que esta parte, específicamente, fue anulada por la ANMAC y otros entes gubernamentales, para permitir que esto suceda y nadie pueda saber ni rastrear dónde, quién y para qué se distribuye?.
Yo recuerdo que con la efedrina, también se pudo establecer que los controles laxos (en realidad inexistentes) provenían desde el propio Estado y sus entes claves como el Sedronar, la ANMAT y la Aduana, para permitir el tráfico de este componente clave para la producción de meta anfetaminas. Pues bien, les doy una noticia: el fentanilo tiene un uso similar.
Ariel García Furfaro de Morón, es el dueño de HLB PHARMA, el laboratorio acusado de distribuir la droga contaminada. La justicia ordenó 19 allanamientos a propiedades de este hombre, encontraron pruebas, armas e indicios claros de ser el partícipe principal del delito, pero no fue detenido, ni él ni sus colaboradores, empleados, químicos o distribuidores.
Una fuente especializada en temas medicinales consultada por OPI, señala que esto se produce por la liberación absoluta de laboratorios medicinales que estableció Ginez González García, donde se enriquecieron con Néstor y Cristina, abriendo laboratorios por todos lados y permitiendo la Fabricación de “Fármacos-copia”, que no son genéricos, entonces – de acuerdo a lo señalado por nuestra fuente – “hoy, instituir un control requiere remontar todo ese desastre que hicieron, lo cual obviamente se puede, pero lleva tiempo y recursos y suponiendo que como parece, el laboratorio está en Pcia Bs As, tiene cobertura política de la Cámpora, donde Kicillof, maneja también la justicia”, le indicaron a OPI.
Narcoestado K
Reiteramos, el país enfrenta 76 muertes comprobadas pero el número podría escalar al doble o más. Nadie tiene plena conciencia del peligro ni la magnitud del crimen.
Y si faltaban más datos para encender las claras sospechas de que el sector político está claramente involucrado en este delito, el jueves en el Congreso, el kirchnerismo frenó (no dio el quorum) la creación de una comisión para investigar las muertes por el fentanilo, presentado por la Radical Silvina Giudicci. Si tiene cuatro patas, pelo, cola y dice guau, es perro.
Resumiendo: ¿Alguien puede dudar que estamos ante un caso de narcotráfico y crimen organizado? ¿Puede algún ciudadano honesto creer que se trata de un “descuido” y que políticos, pseudos empresarios y delincuentes de alta gama no están detrás de esta masacre?
Ninguna persona que viva en este país y conozca la idiosincrasia nacional en materia de corrupción, puede permanecer ignorando o creyendo que esto es un “simple descuido”.
Lo que ocurre en Argentina es parte del patrón procedimental que siguen políticos y pseudo empresarios que nacieron como hongos en la época K y se han multiplicado por años gracias a la impunidad, ocupando coutrys, torres en Le Parc, viviendo en barrios exclusivos, usando yates, autos de 300 mil dólares y hablando de millones de dólares en los medios y a la vista de todos sin pudor y sin que la justicia, siempre cómplice, actúe.
Es decir, estamos abriendo la puerta del oscuro sótano donde nos mete la delincuencia sostenida por el establishment que desde hace muchos años nos ha transformado en un narcoestado de buenos modales y todo sigue, como si nada.
Agencia OPI Santa Cruz

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