ANTE EL MOMENTO MÁS DIFÍCIL

OPINIÓN

Parecería que una combinación de factores de distinta índole se hubieran puesto de acuerdo coordinadamente para caer sobre el centro de gravedad del gobierno de Javier Milei

Por Carlos Mira

A diez días de las elecciones en Buenos Aires y a dos meses de las elecciones nacionales de medio término en las que el presidente se juega, no solo la continuidad del proceso de reformas, sino la mismísima gobernabilidad del sistema.

Todo empezó por lo que -a la luz de lo que ocurrió después- ahora parece ser un episodio circunstancial al que el país se debería acostumbrar si quiere vivir en libertad. Me refiero a las oscilaciones ascendentes del dólar.

Quizás asustado por ese ingrediente tan sensible de la sociedad, el gobierno echó mano a un programa draconiano de aumento de la tasa de interés que llamó la atención de todo el mundo financiero. Las tasas superaron por momentos niveles del 100% y luego se estabilizaron en alrededor del 65%.

Para muchos economistas la discordancia entre los tipos de interés y los niveles de inflación hablan de un lío oculto de dimensiones importantes, hoy solo disimulado por la abundancia de dólares prestados que generan intereses no contabilizados en las cuentas públicas que -por otro lado- el gobierno dice que están equilibradas.

A este problema doble le siguió una serie de golpes legislativos en los que, por un lado, se aprobaron leyes con más gastos que amenazan el delicado equilibrio fiscal (que, insistimos, algunos dicen que desaparecería si se contabilizaran los intereses de la deuda) y, por el otro, se quebraron varios vetos presidenciales que intentaban frenar esos dispendios.

La inacción del ministro de salud y la ausencia en el escenario de la otrora prestigiosa ANMAT (la administración de alimentos y medicamentos más desarrollada del hemisferio luego de la FDA norteamericana) en el caso del fentanilo contaminado, también llamó la atención y alentó los discursos de aquellos que sostienen que las políticas de “retiro del Estado” que auspicia el presidente son las que terminan causando estos desastres.

Obviamente ya sabemos que quienes propician la intromisión estatal en todos los ámbitos de la vida privada no lo hacen para evitar estos problemas sino para aprovecharse de esa intervención y llenarse de oro con operaciones oscuras y completamente corruptas.

El presidente y su equipo se habían presentado ante la sociedad, justamente, como aquellos cuyas ideas reducían (o directamente eliminaban) la posibilidad de la corrupción pública porque les iban a arrebatar a los corruptos la posibilidad de corromperse al retirar de las manos de los funcionarios (que eso es “el Estado” en definitiva) la posibilidad de manejar dineros públicos.

Es más -con razón- dijeron que, en el fondo, la Argentina no tenía un problema económico sino moral y que la inflación también en realidad era una deriva ética toda vez que arruinaba la vida de los que menos tienen y de las generaciones futuras, cuando, por tratar de vivir más allá de las posibilidades, se pedía dinero prestado que hipotecaba la vida de los hijos y los nietos de los argentinos contemporáneos.

En ese contexto, cualquier mácula que apareciera en el puro lienzo blanco con el que el gobierno se presentaba, se vería como una inmensa mancha de petróleo en un cristalino océano turquesa.

Paradójicamente, la sociedad parecería ser más “condescendiente” con un tigre lleno de manchas al que inadvertidamente le sale una nueva, que con un león que se presentó como impoluto y que se vanagloria públicamente de ello.

En ese escenario, la aparición de grabaciones clandestinas (esto es hechas públicas de manera ilegal) del Director de la Agencia Nacional de Discapacidad en las que el funcionario dejaba entrever que la hermana del presidente le había impuesto gente en lugares estratégicos de la Agencia para que allí se aprobarán licitaciones a favor de allegados que luego derivarían fortunas mensuales a sus bolsillos, causó un estrépito de dimensiones oceánicas en el corazón mismo del gobierno.

Sobre estas grabaciones pesa una duda capital: están editadas. Es decir, se trata de la voz del Director de la Agencia de Discapacidad pero no estamos frente a un relato fluido y único sino que son retazos armados a partir de palabras verdaderas de una voz real.

Diego Spagnulo (de él estamos hablando) es el abogado personal del presidente y, aparentemente, le habría advertido hace tiempo al jefe del Estado lo que estaba sucediendo. El presidente ha negado de plano el hecho de que Spagnuolo le haya dicho eso y, ademas, aclaró que, desde mayo, está distanciado de él. En adición a eso, el gobierno asegura que echó provisionalmente a Spagnuolo de su puesto no para dar por cierto lo que dice sino porque no denunció el delito cuando supo de él.

Según las grabaciones, el funcionario habría logrado “frisar” el nombramiento de algunos funcionarios que quiso imponerle Lule Menem, pero cuando llegó alguien de la mano de Karina tuvo que aceptarlo. Agregó que esta persona estaba puesta allí para “chorear”.

Obviamente esta revelación de ser cierta supondría un cisne negro antes de las elecciones más grande que Saturno: el abogado del presidente dice que la hermana del presidente le puso en su estructura un delegado suyo para otorgar licitaciones de medicamentos a laboratorios allegados (relacionados con los Menem) que luego le “deslizarían” a sus bolsillos entre 500 y 800 mil dólares mensuales.

Por esas mismas grabaciones se supo que Spagnuolo siempre se mostró preocupado por lo que pudiera pasarle a él y habría adelantado que él no iba a “embarrarse” para encubrir ladrones.

En los primeros sondeos luego de este tsunami, las principales consultoras parecen estar detectando un fuerte impacto en la opinión pública que parece estar consternada por haberse anoticiado de que quien se presentaba como la contracara impoluta de la banda criminal kirchnerista, aparece ahora también involucrado en hechos de corrupción pesada, encima en el seno de una agencia que, por su sensibilidad, estaba en el centro de la escena mientras el presidente se negaba a aumentar los presupuestos que querían imponerle los legisladores.

El presidente siempre había dicho que los “degenerados fiscales” elegían, con toda mala intención, causas nobles y de alta sensibilidad social para, con eso, conmover los corazones solidarios de la sociedad y conseguir que los corruptos de siempre se robaran los dineros de los argentinos.

Si lo que se conoció por la vía de estas grabaciones termina siendo cierto, el presidente (si es que logra salvar -en el mejor de los casos- su propio pellejo personal) tendrá que sacrificar a su propia hermana y a admitir era ella una de las principales traidoras a lo que siempre fueron las columnas en las que se cimentó el proyecto de LLA.

Todos saben lo que la hermana del presidente significa para el presidente. Él mismo se ha encargado de dejar bien en claro que ella fue su sostén personal desde que ambos eran muy pequeños.

El presidente también delegó en su hermana el armado político del partido y de la tan bamboleada alianza con el PRO.

Hace solo unos días los principales referentes de ese frente, con Karina y el presidente a la cabeza, eligieron un escenario de una pobreza extrema en Villa Celina para aparecer con un cartel en el que se leía “Kirchnerismo Nunca Más” como dando a entender (con toda razón) que ese ambiente miserable en donde sólo se veía basura y escasez era el fruto de décadas de gobiernos perokirchneristas en una provincia que debía ser, por su potencialidad y riqueza, un verdadero vergel nacional.

El nivel de decepción y desilusión que lo que se ha conocido ahora puede causar en amplias franjas sociales que habían creído la lógica gubernamental del sacrificio presente para la prosperidad futura, puede ser de tal dimensión que es imposible no relacionar eso con el daño que recibirán las ideas de la libertad y la decencia. Para los que seguimos creyendo en ellas, esto, de confirmarse, no tendría perdón.

El liberalismo -que organizó e hizo grande a la Argentina- ya tuvo que bancarse el enlodamiento que significó el menemismo. Pero, bueno, allí quedaba la solapada explicación de que las ideas habían sido “tomadas” por mera conveniencia por alguien que no las sentía y que, de última, pertenecía a un partido que siempre había querido destruirlas.

Pero que ahora reciban una nueva mano de bleque proveniente de quien aparentemente era un defensor acérrimo de su evidente superioridad moral y práctica, es algo francamente desolador.

Estas columnas siempre han defendido esas ideas y, a priori, siempre se han volcado a respaldar a quien las sostenía, al menos en parte.

Sabiendo que Macri era un experimento híbrido, lo apoyamos sabiendo que si algo de libertad se filtraba en la sociedad argentina, sus ventajas eran tan fuertes que al menos algunos efectos positivos se iban a conseguir.

La propia naturaleza de aquel acuerdo PRO-UCR-CC, era tan frágil que cuando hubo que profundizar los aspectos ortodoxos del programa, las propias grietas dentro de la coalición de gobierno hicieron que todo terminara como ya sabemos.

Ahora un liberal puro debió recurrir a estructuras bastante oscuras para armar algo que se pareciera a un partido. Nadie sabe con total certeza lo que ha venido ahí adentro. Pero ahora los nombres que aparecen pertenecen a gente del riñón del presidente: su hermana y su abogado.

Son demasiadas cosas para el poco tiempo que falta para las elecciones: dudas sobre la solidez económica del plan, una oposición que presiona para desestabilizar al gobierno aprobando leyes que lo complican al tiempo que se auto-incrementa las dietas a niveles ofensivos para los ojos de la población y, ahora, una duda feroz sobre la propia honestidad del grupo más allegado al presidente.

Ese tiempo de anticipación a las elecciones es también sugestivo: internacionalmente se sabe que 15 días antes de una elección es el momento justo para “meter” una operación: se trata de un tiempo en donde la deflagración puede causar daño y el “atacado” no tiene tiempo suficiente para defenderse. Que la denuncia en la Justicia la haya hecho el abogado Gregorio Dalbón tampoco le agrega claridad a la cuestión.

Si esto es una operación de proporciones para desestabilizar al gobierno del presidente Milei debe quedar demostrado y los culpables identificados sin dudas. Ya ha habido casos de enchastres parecidos en la historia. Sin ir más lejos los que sufrieron en su momento, de manos kirchneristas, Francisco de Narváez y Enrique Olivera, que, dicho sea de paso, en ambos casos fueron exitosos.

Pero si lo ventilado hasta ahora fuera cierto (más allá de la ilegalidad que puede suponer la intromisión en una conversación privada sin que esa intrusión estuviera autorizada por la Justicia) es posible que Javier Milei se enfrente a la encrucijada de su vida: a una disyuntiva que lo obligue a elegir entre su gobierno y su hermana. El presidente quizás esté frente a la movida más difícil de toda su gestión. Puede resultar una paradoja que la índole de ese movimiento no sea económica sino que esté relacionada con una cuestión ética sobre la cual nunca se pensó que éste presidente tuviera que brindar explicaciones.

(The Post)


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