LA PEOR VERSIÓN DE CRISTINA VIUDA DE KIRCHNER

OPINIÓN

“Esta es la última”. Es que esta vez cansó como nunca la expresidente, hartó a casi todos



Por Fernando Ramírez 

“Volvió Cristina… Como siempre… Como en sus mejores momentos… Es su estilo, no tiene otro… Furiosa… Desmedida… Sin compasión… Absolutista… Despótica…”.

“Esta es la última”, dijeron todos al unísono en una mesa de popes del PJ en algún lugar del Gran Buenos Aires, donde este martes -aún transpirados y contrariados por el cierre electoral a última hora- voceaban casi a coro todos esos adjetivos calificativos respecto de su persona política.

Es que esta vez cansó como nunca la expresidenta, hartó a casi todos, según pudo reconstruir el portal Parlamentario gracias a dos fuentes de Fuerza Patria.

Muy activa desde su lugar de detención, Cristina llevó a límites insospechados el cierre de listas de candidatos del sábado 19 de julio -que finalmente se extendió hasta el lunes- para la elección provincial del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires.

Es que hizo tambalear toda la estructura e ingeniería diseñada con paciencia extrema por el gobernador bonaerense y titular del flamante Movimiento Derecho al Futuro (MDF), Axel Kicillof, y el líder del Frente Renovador (FR), Sergio Massa.

Ambos -especialmente Kicillof- soportaron estoicamente las operaciones y desplantes de los jefes kichneristas de La Cámpora, Máximo Kirchner, el hijo de Cristina y jefe del PJ bonaerense; Facundo Tignanelli, jefe del bloque de Unión por la Patria en la Cámara de Diputados provincial; y las intendentas de Quilmes, Mayra Mendoza, y de Moreno, Mariel Fernández.

Kicillof y su staff de intendentes del MDF convinieron en que el objetivo de unidad era más importante que las “faltas de respeto y las andadas” de Máximo Kirchner y sus camporistas.

En la Casa de Gobierno de La Plata son conscientes de que odian al gobernador sencillamente porque es el “único peronista que les puso coto a sus costumbres de manejar a su antojo y con látigo” la política desde 2003, ya desde tiempos de Néstor Kirchner.

Así lo hicieron, recordaron, con el entonces gobernador Daniel Scioli y hasta cuando fue candidato a presidente en 2015, y más recientemente con Alberto Fernández, cuando Cristina impulsó una explosiva (falsa) renuncia masiva de los ministros K y provocó un tembladeral en Unión por la Patria y el Gobierno.

En este cierre de listas, Cristina participó activamente tanto colocando postulantes como vetando nombres -incluso en su propio espacio K-, en una arriesgada y osada acción sobre el filo del reloj que contrarió no solo a las huestes de Kicillof y Massa, sino también a algunos camporistas.

“Cristina ya no tiene medida de sus acciones”, dicen cerca de ella, y en la cima del arco político de la naciente coalición Fuerza Patria le bajaron el pulgar.

“Lo peor de Cristina se potenció. Y ya no tiene la mirada de estadista de otrora, ni ninguna de sus cualidades que la catapultaron en la historia como presidenta dos veces consecutivas de la Argentina”, dijeron.

Una incipiente ola anti Cristina que se venía gestando en los últimos tiempos se convirtió así inesperadamente en tsunami entre el sábado y lunes pasado, en el cierre de listas fijado por la junta electoral bonaerense.

“No más destratos, ni operaciones, ni antojos, ni llamados furiosos desde la prisión de San José 1111. Fue la última”, dijeron enojados en esa mesa del conurbano, y quedaron en volver a encontrarse el 27 de octubre, a apenas horas de las elecciones legislativas en la provincia y en todo el país, para buscar un nuevo horizonte consensuado.

(Tribuna de Periodistas)




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