LA HOJA DE RUTA QUE CAPUTO Y BAUSILI PREPARAN

ECONOMÍA

Para cancelar deuda en julio de 4500 millones de dólares



Por Carlos Burgueño

Comenzó mayo y con el quinto mes del año el tiempo en el que el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, deben diseñar la operación financiera más importante de lo que queda del 2025.

Las cabezas del Palacio de Hacienda necesitar armar la estrategia de colocación de deuda para cumplir con el compromiso más abultado del año, el pago de los 4.500 millones de dólares correspondientes al cupón de los bonos Globales y Bonares más intereses el próximo 9 de julio.

Esta deuda emitida durante la gestión de Martín Guzmán en octubre 2020 surgió de la reestructuración de deuda que se negoció durante el gobierno de Alberto Fernández, y que ya este año tiene dos paradas obligatorias. La primera fue el 9 de enero y ya fue liquidada. La segunda, llegará el día patrio de julio.

Caputo y Quirno deben conseguir unos U$S2.500 millones, dado que en cartera del Tesoro ya cuentan con unos U$S 2.000 millones provenientes de un préstamo ad hoc que ejecutaron un puñado de bancos cercanos al ministro (dos norteamericanos), operación anunciada el viernes 11 de abril y conocida como REPO, al mismo tiempo que se implementó la salida del cepo para particulares y se firmó el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En medio de semejantes anuncios, la presentación del préstamo directo y sin colocación en los mercados pasó casi desapercibida. Pero comienza a tomar fuerza desde mayo, cuando desde el Palacio de Hacienda se empiece a diseñar la estrategia para cumplir con el compromiso de mitad de año.

Ahora le resta al ministro conseguir unos U$S 2.500 millones, un monto que para cualquier país del mundo más o menos serio no sería problema alguno. El tema es que Argentina navega aún con un riesgo país cercano a los 700 puntos básicos, lo que anula por ahora la posibilidad de recurrir al mercado voluntario de deuda internacional.

Para soñar con esa posibilidad la medición debería estar navegando por debajo de los 400 puntos, y, en lo posible cerca de los 300 puntos básicos. Algo que parece difícil de lograr en algo más de dos meses. Aunque no es imposible.

En el Palacio de Hacienda se confía en que falta poco para que la medición reaccione a la baja, y que para junio ya todo estará “on track”. Pero para esto, se debe comenzar a negociar ya con los mercados, por si la caída del riesgo país no fuera suficiente.

En realidad, el FMI autorizó a Caputo a utilizar parte del dinero, que ya se envió el martes 14 de abril para cumplir con el compromiso. Habría que descontar entonces unos 2.500 millones de los 12.000 millones de dólares que giró el FMI aquel día para fortalecer las reservas. Todo en orden, entonces. El dinero para cumplir con el pago está disponible, aunque Caputo y Quirno no logren esa colocación de deuda voluntaria en los mercados internacionales.

El problema surge hacia delante, luego del 9 de julio. El gobierno se comprometió ante el FMI a lograr un incremento neto de las reservas del Banco Central por unos U$S 4.000 millones, para cumplir la tríada de metas firmadas. Las otras dos son fáciles de lograr: el superávit primario de 1,3% del PBI (será superior al 1,6%) y la no emisión de pesos.

Pero así como el 2024 se complicó por la falta de dólares en la entidad que maneja Santiago Bausili, lo mismo ocurre ahora en 2025. El gobierno debe comprar dólares, tanto para el vencimiento del 9 de julio como para incrementar las reservas en esos 4.000 millones de dólares obligatorios. Si no lo hiciera, debería negociar un waiver (perdón) hacia fin de año, algo muy poco recomendable para la credibilidad del oficialismo.

La deuda que habrá que cubrir el 9 de julio alcanza unos U$S 2.898 millones en capital y U$S 1.559 millones en intereses, lo que suma unos U$S 4.457 millones totales; y que completan el primer pago que se realizó en enero pasado, por un monto similar. Entre ambos pagos representan casi el 50% del total de vencimientos de todo el año, con lo que, despejado el panorama de este compromiso, ya casi el Gobierno no tendrá deuda importante que cerrar. Al menos durante este ejercicio 2025.

En el caso de no lograrse la colocación voluntaria buscada en los mercados internacionales, la habilitación para que este vencimiento se puede cumplir con el dinero del FMI no es un logro menor para Caputo y sus huestes negociadoras con el responsable del caso argentino ante el FMI, el venezolano Luis Cubeddu.

La ecuación general del préstamo de Facilidades Extendidas implica desde siempre que el dinero que se gire dentro del acuerdo debe quedar en las reservas del BCRA, como si fuera en un escaparate intocable, con el único objetivo general de mostrarle al público operador en el mercado financiero, que la entidad que maneja Santiago Bausili tiene la suficiente fuerza de acción financiera para poder enfrentar tormentas. Y comenzar, ahora sí, a moverse en terrenos de azul y no de rojo permanente como viene ocurriendo desde el gobierno de Mauricio Macri hasta hoy.

Para cualquier otra acción dentro del mercado de capitales, queda claro para Washington que deben usarse dólares que el país vaya consiguiendo vía liquidaciones del campo (soja, maíz, etc.), del primer superávit energético de peso o de la posible caída de la demanda de turismo por el fin de las épocas estivales.

Sin embargo, saben desde el FMI, que no hay tiempo para que fuera del enorme refuerzo que implica el giro de dinero desde el organismo, las reservas del BCRA puedan recuperarse lo suficientemente rápido como para poder hacer frente al majestuoso vencimiento de julio. Es por eso que se conversó entre las partes negociadoras acerca de que no haya mayores cuestionamientos para que el dinero del Facilidades Extendidas se utilice para este vencimiento de julio.

Más teniendo en cuenta que para junio las posibilidades de recurrir a un potencial préstamo del mercado financiero voluntario de deuda internacional se vienen complicando.

Muchos analistas del mercado financiero, algunos de ellos con contacto directo con los funcionarios del oficialismo, creen que para poder volver seriamente a los mercados voluntarios de deuda habrá que esperar a que el país logre despachar la principal incógnita que queda pendiente, luego del conocerse la letra del acuerdo con el FMI y la manera (hasta acá exitosa) de salida del esquema de crawling peg (deslizamiento gradual y controlado del tipo de cambio) al 1% mensual.

Esto es, lo que suceda luego de las elecciones legislativas de octubre 2025, donde la gestión de Javier Milei se juega parte de su futuro político, económico, financiero y monetario.

(MDZ)




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