HISTORIAS
Me imagino, viejo, lo que te habrá costado morirte
Por Chuñi Benite
Quisásmente por eso el Tata Grande eligió aserlo como lo iso, casi como un prestidigitador vamoecí: una cosita en el pecho, un suspiro rápido, y vos ya avias crusado la raya. Algo como lo que vos mismo me enseñaste cuando era gurí, y me desías: las cosa que duelen se tienen que aser rápido. Cuanto más rápido, meno se sienten. Y me lo demostrabas con el asombroso esperimento de la curita pegada sobre la rodilla o el braso. Quitándola de un tirón no se sentía nada. Sacándola despasio era un martirio. Diosito iso eso: te despegó rápido la curita del tiempo acá.
Me acuerdo que era domingo, como hoy, y que avia sol. Sol y un frior suabe. Un día hermoso. El célu sonó, y la Yaya me abisó. Despué, ir al sanatorio como por un ritual nomá, para abrasarno entre lo sermano y enfilar para la casa a desirle a la viejita. Fue lo má sorrible de la vida, papá. Despué me di encuenta que fue hací no sólo por ver cómo se abría de un tajo el alma de mamá, sino también porque era inmensamente doloroso ablar de vos hací. Hací como hubo que ablar.
Ay una película en la que la inmensa, hermosa, inijualable Grasiela Borge, ase de hermana de Antonio Gasalla, y muere la mamá de los dos. La Grasiela interpreta a una mujer grande que tubo su época de oro nomateígo y no se resicna a acectar que ese tiempo terminó. Gasalla ase de un tipo sensillo y sufriente, más triste que alegre, que se tubo que aser cargo de lo saño de enfermedad y melancolía de su vieja.
En una discusión que tienen lo sermano, caliente con la Grasiela por reproche que ella le asía sobre lo mal organisado que estaba el velorio de la madre, él, cabriado y dolido, le larga toda la lista de cosa que tubo que aser solo, sin la ayuda de ella. Y entre esas cosa, le dise, al ablarle de los trámite en la funeraria: "Tube que ablar de mamá como una muerta".
Además del llanto desgarrado de mamá, papi, lo terrible fue eso: tener que ablar de vos como un muerto. Y nunca pude, nunca me salió. Es más: nunca lo creí nesesario. Más que más: nunca lo creí justo. Más todabía: nunca, papi, me pareció cierto. No pude, no puedo, sentirte hací. Sería como mentir. ¿Cómo vasastar muerto si me segís asiendo reyir? ¿Si todabía me das consejo? ¿Si te desparramás en montone de cosa de tus nieto?
Por eso, siempre ay un rinconsito del día en el que te vuelbo a desir que te quiero. Generalmente es a la mañana, cuando el día empiesa a arrastrarse sobre las calle de tierra del barrio y los viejo sentado en la vereda, mateando casi sin ablarse, me asen sentir que el mundo es marabilloso. Y más adelante los pendejito jugando a la pelo, los muchacho riyéndose arriba del carro, la doña con la sombrillita en la parada del cinco, la guaina llebándole pasiente a su viejita del braso.
Me mosionan esas cosa. La simplesa de lo simple. La inmensa verdad de que "el amor es amor, aunque no se lo diga", como dise la cansión. La simplesa que llega a ser más poderosa que las palabra, nada meno. Y si que las palabra, también que la muerte.
Esa es la rasón, seguro, por la que yo me permito jugar con las teclita del tiempo, y rebobino para verte dentrar a la piesa con el tenedor gigante enarbolado como el asta de una bandera, y en la punta el primer pedasito de tu asado en marcha. Tu manera de desirme que yo era el prebilegiado degustador de la primisia parrillera.
O voy masatrá, asta mi primer recuerdo, la calle siete y la casa alejándose a paso de hombre, a paso tullo, yo en tu sombro. Mamá al lado, con el Hugo de la mano y la Yaya en la pansa. Todo llendo al centro. O voy más para adelante, y estamo tomando un vino mientra vos esperá que en la radio pasen "Candileja", la cansión faborita de la vieja, que vos acabas de pedir por teléfono al condutor del programa. Y mamá escucha su nombre, la dedicatoria del amor, y se sorprende y se redite. La pucha, qué fortuna la de los dos.
Y también veo tu pasión por la cama, donde empesás a roncar un segundo despué de aterrisar, rebentado por los dos laburo. El primero que arranca a las sei y media de la mañana, el segundo que termina a las nuebe de la noche.
Y te veo entrar con la flamante "Top Gol" de cuero, que me parese la pelo má sermosa del mundo y huele como si fuese la felisidá misma.
Pienso en vos y yo mirando los recorte de cuando jugabas en San Fernando y empesaron un campionato perdiendo los tres primero partido para ganar los sigiente 17 al hilo y asender a la A; en el papelito de El Territorio sobre tu gol de media cancha; en que te quiso probar Rosario Central pero justo ante te operaron mal de los menisco y no pudiste jugar más; y en que todo eso te importó un pedo porque aunque tubiste que aser otra vida igual le ecprimiste asta la última gota. Como ante, cuando en el medio de Sanfer tratabas de que ninguna pelota pasara asia tu arco, despué buscaste que tampoco se te pasara ninguna oportunidá de estar contento, de reyirte, de compartir los bueno sentimiento. Un domingo en familia valía para vos más que una vida en el Prinsipardo de Mónaco.
Estas línea, viejo, son para desirte que no te preocupe, que acá nadie te siente lejo. Y para gradeserte la vida que no senseñaste y la vida que viviste, porque somo de los dichoso que no tienen nada de qué renegar. Debe aber pocas desgrasia más dolorosa que tener un padre del cuál avergonsarse. De vos estamo sorgulloso. Y quedamo má sinflado que jeta de vedet jobata cuando nos crusamo con alguno de tus ciento de amigo y ablan de vos contando cosas que siempre tiene que ver con la alegría y el buen humor.
Ojalámente ágamo las cosa lo suficientemente bien como para que, cuando nos toque salir de esta cancha, véyamo al Cielo de los Bueno. El mejor final felis que imagino es encontrarte ay. A vos, a las nona, a Patrisio, al Tío Carlito, a Visente... y verte apareser -sonrisita cómplice, mobimiento de ceja y tenedor en alto- viniendo todo luminoso desde la sona de las parrilla celeste.
(Chuñi Benite Fan Peich)

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