MILEI CON CELULAR, ES COMO ELEFANTE EN UN BAZAR

OPINIÓN

Nene rompe credibilidad, mamá confianza paga

Por Walter R. Quinteros

Hace casi tres décadas atrás, cumpliendo funciones en el Ministerio de Defensa, se me ocurrió preguntar qué hacían tantos radares alrededor de Buenos Aires y no en la frontera. Repito, fue hace mucho tiempo. Hasta se abrió un expediente y por toda respuesta, alguien vino y me dijo; "Vos sos como el cocodrilo, el cocodrilo cada vez que abre la boca, mueve la cola cuatro veces, cada movimiento de cola implica, documentación justificatoria, movimiento de personal, movimiento de material y mucho dinero, es decir, tenés razón, pero no te van a dar bola". 

Lo que quiero decir con esto es que cuando alguien dice algo, lo primero que se tiene en cuenta es de dónde viene la fuente que quiere sacudir la estantería y por qué. Y surgen las preguntas; ¿Es confiable este tipo? ¿Anda atrás de un negociado? ¿Es más patriota que un prócer? En consecuencia, fue recién en el 2015 que empezaron a acomodar un poco esa carga descompensada de los radares. Es decir diecisiete años después de mi propuesta, cuando yo ya andaba pateando piedritas y jugando a la rayuela con los baches de las calles de Cruz del Eje. 

Dejemos al cocodrilo en paz y me quedo con la enorme duda si es verdad que cuando abre la boca, la cola se mueve cuatro veces. Lo que si estoy seguro, que un elefante no tiene cintura como para pasear por un bazar lleno de vajillas de loza. Esto me recuerda a que en Córdoba existía un negocio que se llamaba "El emporio de la loza", allí fuimos con mi exmujer a comprar la vajilla. Había que caminar con menos movimiento que un muñequito de metegol. Había tantas cosas lindas y delicadas que a la final elegimos un juego por doce piezas. Doce tazas, doce platos hondos, doce pocillos, doce platos playos, fuentes, cubiertos etc. Los empleados atendían con esmero, pero con nosotros se equivocaron a favor nuestro, nos cobraron todo por doce y nos enviaron veinticuatro piezas de cada una. 

El presidente Javier Milei abre la boca y todos nosotros, que somos la cola, nos movemos dos veces para acá y dos veces para allá. Sacamos cuentas, hacemos cálculos. Si encima entra al bazar "el emporio de la loza" montado en un elefante y con el celular en la mano, debemos colgar el cartelito que dice; "Nene rompe, mamá paga".

Demasiada introducción, dirán ustedes, para tocar el tema este de la criptomoneda. Para tocar el tema del escándalo que originó cuando el presidente se puso a promocionar ese criptoactivo llamado "$LIBRA", en vez de conectarse con cada gobernador y atender el libro federal de quejas. ¿Qué pasó? ¿Exceso de confianza? ¿Actuó a las apuradas? ¿Fue un impulso testicular del momento? Pero, como economista, ¿acaso no conocía cómo funciona este negocio? ¿Hay algo de inocencia en esto? ¿Nos puso una pistola en la cabeza para que invirtamos en eso?

Supongamos que como él mismo dijo, "no estaba interiorizado". ¿Es así? Estamos hablando de credibilidad. Y si hablamos de credibilidad debemos preguntarle, ¿lo hizo solo o porque lo mal asesoraron? El tema es que promocionó una criptomoneda, desde su celular, arriba del elefante paseando por un bazar, subió la cotización de esa cosa, coso. Ahí nomás el negocio se desarmó. La vajilla quedó rota y las estanterías desarmadas. "Nene rompe, mamá paga".

A veces —muy pocas—, me doy una vuelta por las páginas de chistes, terapia rutinaria para salir del chorro de agua de las cataratas de noticias que me bañan diariamente. Porque a cada rato me entero por las redes sociales y por los correos de las agencias noticiosas, que todo le está jugando en contra por esto al presidente. Veamos, la mayoría señala que interactuaba con distintos operadores del negocio. Informan sobre lugares de reuniones, con quién fue y con quién no. En qué lugar, qué día, qué hora y con quién habló. Y hasta que había que poner cierta cantidad de dinerillo para tener una entrevista con él. Ahora todos saben de todo. 

Vuelvo a lo mismo. Estamos hablando de credibilidad. ¿Abusaron de la confianza que sobre él se tiene para avalar este negociado? ¿Cometió un delito? ¿Le tendieron una cama que roza el delito penal? ¿Hubo o no, mala fe? ¿Eso es un negocio de corruptos? ¿La criptomoneda, hace a una sociedad próspera? Bien la macro economía, ¿y la micro? ¿Y la cuestión ética? 

Tampoco me cierra algo; Javier Milei viene por fuera de la política tradicional argentina, es así, pero entonces cabe otras preguntas que creo aquí ameritan; ¿Quiénes son realmente sus asesores? ¿Por qué no le hablan del cocodrilo y el elefante? ¿Qué argumento utilizaron para designar a los actuales dirigentes de La Libertad Avanza y para designar a los funcionarios de turno? ¿Y la calidad, cualidad y pasado político de estos funcionarios? ¿Por qué echaron a los buenos? ¿Por buenos, por malos o por qué? ¿Miramos los archivos que matan relatos? ¿En qué cajón de qué escritorio duerme el libro federal de quejas? ¿Se lo enseñan? ¿Lo lee?

A todos, sin excepción nos cabe las generales de la Ley del Código Procesal. Quiero señalar con esto que —al menos—, una investigación debe iniciarse. Debe iniciarse si o si.  Y debe ser una investigación seria y profunda. Para que aquel que se crea cocodrilo y abra una vez la boca sepa que la cola se mueve cuatro veces, dicen, y para que nadie que se precie de rey de la selva, pueda entrar a un bazar montado en un elefante con el celular en la mano promocionando cosas, coso.

"Nene rompe credibilad, mamá confianza paga".




Comentarios