¿QUIÉN ES JUAN GRABOIS?

OPINIÓN

Cuando la casta garantiza el status quo

 

(Diario Mendoza Today)

Por Mario García

En la compleja telaraña de poder y corrupción que domina Argentina, el nombre de Juan Grabois emerge como un nexo clave entre las distintas castas: política, sindical, judicial, mediática y hasta religiosa. No es una figura aislada, sino un alfil que responde a intereses superiores y opera con una agenda que beneficia a quienes perpetúan el status quo. Detrás de su discurso de justicia social y lucha por los desposeídos, se esconden entramados de manipulación, negociados y connivencia que involucran al Papa Francisco, Cristina Kirchner, Milei, la casta sindical, el lobby inmobiliario y los medios de comunicación.

El alfil del papa Francisco

Cada vez que Juan Grabois regresa de Roma, una nueva jugada aparece en el tablero político argentino. No es casualidad. Su accionar responde al mandato papal de “hacer lío”, una consigna que permite a la Iglesia Romana activar su ala izquierda para negociar con su estructura conservadora. El ala izquierda expresada en sectores como son los curas opción por los pobres, de cadiz kirchnerista, articulación clave a la hora de enarbolar y legitimar políticas de tinte populista. Este doble juego le da a Grabois una cobertura que pocos poseen: el respaldo del Vaticano. Las puertas que se le abren gracias al Papa le otorgan una posición privilegiada para manipular a los marginados y perpetuar su esquema de poder.

El lobby inmobiliario: Elztain y Grobocopatel

Detrás de los discursos sobre la urbanización de villas y asentamientos, se oculta un entramado de negocios que vincula a Grabois con Eduardo Elztain, magnate inmobiliario con intereses en todo el país. Juntos han convertido los asentamientos en un mercado redituable, con lotes sin escrituras y promesas a diez años que solo consolidan la precariedad. A esta ecuación se suma Gustavo Grobocopatel, el “rey de la soja”, que utiliza su influencia para consolidar su poder económico y político mientras asegura alianzas con sectores urbanos y rurales.

El respaldo de la casta sindical

Grabois también cuenta con el apoyo de pesos pesados del sindicalismo. Hugo Moyano, conocido por sus tácticas vandoristas de golpear para negociar, y Gerardo Martínez, con su influencia en el sector de la construcción, le otorgan una base que combina capacidad de movilización y acceso a fondos públicos. Este bloque sindical-político, que se presenta como combativo, en realidad opera como una máquina de negociación con el Estado.

La promoción mediática: Víctor Santamaría

Los medios controlados por Víctor Santamaría se encargan de lavar la imagen de Grabois y amplificar su discurso. Este respaldo mediático no es gratuito: responde a intereses comunes que buscan mantener el status quo, mientras se asegura que las críticas sean neutralizadas o redirigidas hacia otros actores.

Cristina, Milei y el pacto tácito

Cristina Fernández de Kirchner ha basado su estrategia electoral en la construcción de un voto cautivo sostenido por dispositivos bien definidos. Por un lado, mediante la inserción de militantes de La Cámpora en organismos clave del Estado, como ANSES, PAMI y áreas de derechos humanos, bajo la influencia directa de Máximo Kirchner, garantiza fidelidad política a través de contrataciones y estructura interna. Por otro lado, el control de los planes sociales, canalizado a través de referentes como Juan Grabois, refuerza su conexión con los sectores más vulnerables. Este esquema permite a CFK asegurar un respaldo electoral constante mediante una estrategia instrumentalista que utiliza recursos del Estado y redes sociales como herramientas de poder político y sustento en las urnas. Como madrina política de Grabois, lo ha usado como pieza clave en su estrategia de supervivencia. El neo-puntero, fundador del MTE, el cual contiene millones de votos del pobrería, en ese lobby Cristina-Vaticano-Ejecutivo. Mientras tanto, Javier Milei, con un discurso de ruptura, sorprendentemente no votó el presupuesto de Axel Kicillof la semana pasada, un gesto que muchos interpretan como parte de un pacto tácito con el kirchnerismo. Esta alianza no declarada consolida un tablero donde ambos extremos se necesitan mutuamente para polarizar y perpetuar sus posiciones. En el centro, como mediador superestructural está Francisco. Milei ya se sentó con el Papa; en esa reunión se hacen negociaciones de cara a los próximos 4 años.

Contexto jurisprudencial y la impunidad garantizada por Lijo

La presunta extorsión en Comodoro Py, donde cinco militantes del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) son acusados de cobrar comisiones de los planes sociales y de obligar a los beneficiarios a asistir a marchas y cortes de calle a cambio de alimentos, se presenta como el caso más directamente vinculado a esta ciudad. Sin embargo, otras investigaciones relacionadas con el movimiento liderado por Juan Grabois muestran conexiones indirectas que sugieren un patrón más amplio. Por ejemplo, la causa por fraude en la construcción de barrios en Luján, aunque centrada en otra provincia, plantea dudas sobre prácticas similares en el manejo de recursos sociales. Asimismo, las acusaciones de malversación de fondos del FISU, que tienen alcance nacional, ilustran un posible esquema de desvío de dinero que podría replicarse en distintas localidades, incluidas las del sur del país. En un plano histórico, la toma de la Comisaría de La Boca en 2004, liderada por Grabois, revela un estilo de confrontación que parece haber evolucionado hacia estructuras de control más sofisticadas, como las que se denuncian en Comodoro. Finalmente, las denuncias por usurpación de tierras en varias regiones del país completan este panorama, en el que las tensiones territoriales y el control sobre sectores vulnerables son un denominador común, posicionando a Comodoro PY como un eslabón más en una cadena de conflictos que trasciende lo local.

La denuncia del abogado Jeremías Rodríguez pone de manifiesto un esquema de corrupción que utiliza la estructura del Estado para financiar la maquinaria política de Grabois. Desde la creación del Impuesto PAÍS en 2020 hasta la manipulación de leyes como la 27.453, se evidencia un modus operandi que involucra a funcionarios como Fernanda Miño, quienes adjudicaron obras y fondos a cooperativas ligadas al Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE). Sin embargo, las denuncias son sistemáticamente ignoradas por el juez Ariel Lijo, quien pronto podría ser nombrado para la Suprema Corte de Justicia por decreto presidencial, para que de esa forma, Milei, Cristina y el Papa garanticen el control de Comodoro Py.

Lijo también fue clave en el sobreseimiento de Andrés Vázquez, actual director de la DGI, en una causa por cuentas bancarias no declaradas en paraísos fiscales. A pesar de las pruebas iniciales y los registros internos que indicaban posibles irregularidades, Lijo argumentó la falta de cooperación internacional y el vencimiento de plazos razonables como fundamentos para cerrar la investigación. Esto refuerza la percepción de que Lijo actúa como garante de la impunidad dentro del sistema judicial, blindando a figuras clave del esquema de corrupción estatal.

La casta garantiza el status quo

El entramado de impunidad que rodea a Grabois no es casual. Cristina Kirchner, con un 70% de desaprobación, es elevada al ring político para asegurar la continuidad de Milei como garante del sistema. Este juego, donde las castas se retroalimentan, permite que actores como Grabois operen sin restricciones, manipulando a los sectores más vulnerables mientras consolidan sus intereses y los de sus aliados.

En resumen, Juan Grabois no es un actor independiente, sino una pieza clave en un tablero que combina política, religión, justicia, sindicalismo y negocios. Su figura simboliza la connivencia de las castas para mantener un sistema que oprime a los argentinos mientras beneficia a unos pocos.

Juan Grabois no es un iluminado ni un redentor de los pobres; es el engranaje de un sistema que perpetúa la corrupción, la manipulación y la impunidad. Mientras el Papa Francisco lo envuelve con la bandera del “hagan lío”, y Cristina Kirchner le cede su aura de madrina política, Milei y el aparato judicial lo protegen desde las sombras. Este entramado, sostenido por el lobby inmobiliario, los medios cómplices y la cúpula sindical, evidencia una sola verdad: Grabois es el rostro de un pacto oscuro que asegura el poder de una casta que esclaviza al pueblo y vacía la Nación. ¡Basta de intocables!

(Mendoza Today)


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