Empecemos: Se rajaron del PJ, dos intendentes de la provincia de Entre Ríos ya no quieren saber más nada. ¿Por qué será? Ariel Stuker, de La Criolla, y Javier Goldín, de Estancia Grande, se pasaron al "Frigerismo".
Tanto Stucker como Goldín habían asumido sus segundos mandatos en diciembre del año pasado. Fueron reelectos habiendo ganado las PASO y desde que están en gestión integraban la Liga de Intendentes del Partido Justicialista. Ahora están en "Juntos". Los unía el espanto.
Sigamos: El Diputado Nacional Florencio Randazzo decidió renunciar al Partido Justicialista, por eso dijo: "Muchos peronistas en todo el país no estamos dispuestos a ser parte de una monarquía. En eso pretenden convertir al PJ. Les falta poco para terminar de destruirlo, como ya lo hicieron con la Argentina. En mi caso, no voy a participar de ese juego que sólo beneficia al actual gobierno. Les dejo mi renuncia, sin mandarla a que nadie se la meta en ningún lado. Solo pretendo que sirva como señal de coherencia y dignidad. Seguiremos ejerciendo el peronismo desde la acción. Quédense con los cargos". No quiere estar unido en el espanto.
¿Por qué?
Porque Cristina Kirchner se postuló para presidir el PJ. Porque Ricardo Quintela ratificó que irá a una interna con Cristina Kirchner por la conducción del PJ. Porque debe haber otra figurita en el paquete. Porque Kicillof pide pan, no le dan. ¿Y Schiaretti?
Veamos: Ricardo Quintela ratificó su desición de ir a una interna con Cristina Fernández de Kirchner luego de que la expresidenta se refiriera en redes sociales a su posible candidatura para presidir el Partido Justicialista (PJ) a nivel nacional.
El gobernador de La Rioja y presidente del PJ de esa provincia, señaló que "también quiero debatir en unidad", que "creo, igual que Cristina Fernández de Kirchner, que acá no sobra nadie y también mi proyecto es el de conducir un proceso de unidad, con todos adentro".
El mandatario riojano le envió un mensaje a los afiliados justicialistas: "Les digo a todos los compañeros y compañeras del Partido Justicialista de las provincias que me hacen llegar sus mensajes: yo sigo adelante y seguiré reuniéndome cara a cara con ustedes en cada rincón del país". Confirmado, los une el espanto.
¿Por qué Cristina? ¿Para qué Cristina?
Parece que sin su jefa no son nada. En cambio, con ella no tienen que mover un solo músculo. Se prenden de la cola del barrilete y allá van. No importa lo de Alberto y todas las demás pifiadas. Les debe parecer muy difícil hacer o tratar que las personas ignoren tanta bronca, tanto agotamiento, y el maltrato de los políticos, que a la cara la ponga ella.
Con el salario que Cristina tiene, y con el porcentaje de pobreza que dejó, es preferible que los embates siempre recaigan en ella. No hay motivo para tanto operativo clamor que subirse al tren bala de la jefa. Nos le da el cuero, entonces los une el espanto.
Carlos Bianco, el ministro de Gobierno bonaerense, tiró algunas pistas sobre el mandatario bonaerense Kicillof.
"Hace tiempo que Quintela viene recorriendo, es un gobernador que impulsa la causa federal, (destaca) la importancia del interior, de las provincias de Argentina. Es un gobernador que desde el primer minuto se opuso a las políticas económicas del presidente Javier Milei, enumeró las bondades del riojano.
"Un grupo de compañeros y compañeras solicitaron públicamente a la ex presidenta Cristina Kirchner que se haga cargo de los destinos de nuestro Partido Justicialista, obviamente sus pergaminos, sus condiciones y sus capacidades para conducir nuestra fuerza política no están en duda".
Mientras tanto, Axel Kicillof avanza buscando terreno, en Berisso será el único orador el próximo 17 de octubre. Sabe que con Cristina no habrá "democracia" dentro del PJ, ella decide, ella manda. Volvamos al caso Alberto como ejemplo. Kicillof prefiere ser el único que confronta a Milei.
En el país dónde siempre hay cosas más importantes, aparecerán ellos, por una silla, por un puesto, por ego. Y así deambulan, unidos por el espanto.
"Quédense con los cargos", les dijo Randazzo.
Y los paquetitos en los kioscos, siempre traen las mismas figuritas repetidas.
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