ENTREVISTA A FLORENCIA CAÑABATE, UNA MUJER EN LA CGT

 ENTREVISTA / POLÍTICA

Quién es la mujer gremialista que está a favor de una reforma laboral y dispara contra la CGT



Por Alejandro Di Biasi

Mujer, sindicalista, joven y con ideas innovadoras. Un combo que la pone en jaque en el mosaico gremial autóctono. Se trata de Florencia Cañabate, secretaria General del Sindicato de Trabajadores de Peajes (SUTPA) -sucesora de Facundo Moyano, otro "rupturista" del escenario sindical- quien propone discutir una reforma laboral que "no atienda los cambios generados en los últimos años, sino en los que están por venir", al tiempo que no duda en enfrentar a la mismísima cúpula de la Confederación General del Trabajo (CGT).
Gremialista defiende la reforma laboral y cuestiona a la CGT

En una entrevista con iProfesional, Cañabate sostuvo que la central obrera "hace años que viene perdiendo protagonismo; entre otras cosas, porque muchos dirigentes se quedaron atornillados al sillón y dejaron de ver la realidad de los trabajadores… Hace tiempo que no se tiene como objetivo principal la defensa de los derechos del trabajador, si no no tendríamos este panorama laboral".

Acto seguido, disparó: "Hablan de unidad, pero hoy se ve una CGT fracturada, con un ala dialoguista y otra combativa, que hace de la lucha su único discurso".

—Y no le crees a ninguno de los dos sectores…

—Claro, porque para ser creíbles no basta con negociar con el gobierno de turno o protestar. Tenemos que elaborar propuestas, que principalmente atiendan el reclamo del trabajador, que, por sí solo, no puede ir a discutir la caída del salario, la pérdida del empleo o el trabajo no registrado, o los derechos básicos de la ley de contrato de trabajo.

—¿Entonces, ya no hay lugar para las medidas de fuerza?

—No. Digo que a la protesta la tenemos que acompañar con soluciones. Y el plan de lucha está respaldado en las respuestas que le podés llevar al gobierno o al empresario. Si solo protestamos, nos quedamos con la foto del paro, sin resolverle el problema al trabajador y desgastado porque, al otro día, qué haces ¿otro paro?

—¿Cuándo comenzó a perder centralidad la CGT en la política argentina?

—Principalmente en el gobierno de Alberto Fernández y Cristina. Entre otras cosas, se ocupó del control y fiscalización de precios, cuando eso lo tenía que hacer el Estado. Hasta hizo una marcha contra los formadores de precios. ¿Pero quiénes tenían (y tienen) las herramientas para regular? El Estado. No salimos cuando los trabajadores perdían poder adquisitivo en un gobierno supuestamente peronista, porque la pérdida del salario no empezó con Milei.

—¿Qué rol le asignás a la CGT en el gobierno de Macri?

—Tampoco estuvo a la altura de las circunstancias. Pero pongo el foco en el gobierno anterior, porque no salimos a protestar y reclamar cuando la inflación carcomía nuestros salarios. No salimos a exigir respuestas por la generación de empleo, contra el empleo informal y por un proyecto industrial y productivo. Ahí creo que la CGT termina de perder centralidad.

—En la presidencia de Javier Milei ya se hicieron dos paros nacionales y varias movilizaciones…

—Bueno… Eso significa que cuando hay ganas, nos movilizamos y protestamos.

—¿Cuál es la principal crítica que le haces a la CGT?

—Que están atornillados en el sillón y no conocen la realidad de los trabajadores y trabajadoras. Los sindicalistas debemos entender que somos instrumentos, nadie tiene el sillón comprado y así lo deberíamos tomar.

—Pero algo está cambiando, porque la CGT incorporó en cada secretaría a una mujer, ampliando el cupo femenino del consejo directivo.

—Esa es otra medida para la foto. ¿Cuántas mujeres tienen poder de decisión en el sindicalismo? Si lo profundizamos, es un desmerecimiento hacia la mujer. Es burdo. ¿Si tiene la mayor capacitación para ser la secretaria de Finanzas de CGT, tiene que estar al lado de un hombre para tener más entidad? El sindicalismo es con nosotras, porque somos parte del mundo laboral, no porque somos mujeres. Esa ampliación de las secretarías es una vergüenza.

—¿Vas a las reuniones del consejo directivo?

—No pertenecemos al consejo directivo, pero he ido a las reuniones, y sigo viendo la misma foto: A los hombres en el centro de la escena y las mujeres a los costados, casi cayéndose del escenario.

—Es evidente que buscas una renovación de dirigentes. ¿Cómo se puede dar, poniendo límites a los mandatos?

—Desde el sindicato de Peajes, impulsamos y aplicamos una democratización sindical que comienza justamente con limitar los mandatos de los secretarios Generales, para impedir la perpetuidad. Si a mí me pueden reelegir indefinidamente, ¿cómo una trabajadora va a presentar una lista para enfrentarme? Además de un gesto democrático, es darle a los delegados y delegadas una oportunidad de crecer desde las comisiones internas, porque cuando ves que el secretario general está 10, 20, 30 años, evidentemente las estructuras se desvirtúan. Los mandatos deberían ser de dos períodos y nunca más ser titular o Adjunto, pero sí permitirle que integre el consejo directivo con otro cargo. Nosotros en nuestro sindicato ya lo implementamos.

—El gobierno presentó una reforma laboral en la Ley Bases, que se fue modificando y reduciendo, pero algunos dirigentes consideran que es un primer paso para modificaciones más profundas que pueden quitarles derechos a los trabajadores.

—Considero que esta reforma laboral va en contra del trabajador. Pero si decimos que no, por el solo hecho de oponernos y no elaboramos o explicamos nuestra propuesta, vamos a caer en el mismo error que estamos cometiendo sistemáticamente y que nos llevó a tener un 40 por ciento de empleo no registrado. No podemos hacer de la lucha una causa. La propuesta es entender el avance de la tecnología. Cómo incluimos a los trabajadores de las aplicaciones o el teletrabajo. Nos guste o no, el mercado laboral cambió y debemos tener leyes acordes a estos tiempos, siempre defendiendo al trabajador.

—Con un 40 por ciento de empleo registrado y con trabajadores bajo convenio con salarios de pobreza, ¿cómo explicas los beneficios de sindicalizarse?

—Desde la renovación dirigencial y la elaboración de propuestas de las que hablamos. El sindicalismo viene con una mala imagen desde hace años y parece que no quiere cambiarla. Los jóvenes se tienen que dar cuenta que el dirigente es un trabajador igual que él. Que salió de esas mismas bases. Tenemos que tener creatividad para acercarnos a ese trabajador, explicarle cuáles son los beneficios y la importancia de que se defienda su puesto de trabajo y el salario. No nos podemos quedar sentados en el sillón del sindicato.

—Hablamos de la reforma laboral y de los cambios que vienen. En la actividad del peaje, vemos el avance de la tecnología que está eliminando los puestos de la cabina.

—Acá se dio un acuerdo con las empresas para capacitar a los trabajadores y trabajadoras y que vayan a otros sectores, pero dentro de lo que es la concesión, ya sea seguridad vial, administración… Es cierto que hay menos cabinas, pero también necesitas personal en el lugar para controlar barreras y a los usuarios que están sin el pase.

—Admitís una reforma laboral y no crees en la protesta por la protesta misma. ¿Eso te permite tener una mejor relación con las empresas? ¿No temes que se te acuse de permisiva o demasiado dialoguista en la negociación?

—No, porque hemos sido y somos firmes en nuestros reclamos. Venimos de paritarias donde tratamos de sostener el salario en una situación económica compleja, donde el gobierno tampoco ayuda. No aceptamos que se despida a un trabajador o trabajadora por un avance tecnológico. La tecnología no tiene que ser un enemigo y una herramienta para quitar trabajo, sino la puesta en valor del trabajador, es para mejorar su nivel de vida, no se quede ocioso porque no está la cabina. Y tener mejores herramientas para que se pueda desenvolver dentro de la empresa.

—¿Cómo ves la gestión del Gobierno?

—Tiene una política de polarización. No lo hago abierto al diálogo y ojalá que cambie. A través de la figura presidencial, tiene objetivos trazados, que no son los mismos que tenemos los peronistas, que miramos las necesidades del trabajador, que vamos por la movilidad social ascendente, que vamos por la justicia social. Este gobierno mira mucho la macroeconomía y no se detiene en lo que está sufriendo el pueblo; los jubilados, los pibes que trabajan y estudian. Entonces, ese mismo consenso y propuesta que les pido a mis pares, es lo que le reclamo al gobierno. Sino atiende las demandas, la sucesión de conflictos que se están dando hoy, se van a multiplicar.

—¿Cuándo se creó el Sindicato de Trabajadores de Peajes?

—El Sindicato de Trabajadores de Peajes se creó en 2006. Un año más tarde, Cañabate entró como cajera en Autopistas del Oeste. Dos años después fue elegida delegada. Tras cinco mandatos, se incorporó en la comisión directiva y hace tres que es secretaria General, acompañada por Facundo Moyano como secretario Adjunto.

"El que crea que Moyano es el que conduce el gremio es porque no conoce a Cañabate", relatan sus pares de comisión directiva y los delegados, que la ven en cada asamblea, en las negociaciones salariales y en la defensa de los puestos de trabajo. "Me muevo en un ámbito que es principalmente machista", admitió Cañabate y subrayó que "tenemos que dejar de hablar de género y empezar a hablar de capacidades".

La organización gremial nuclea a unos 7.000 empleados de los accesos a Capital y rutas nacionales y provinciales, salvo los de AUSA, que representa el Sindicato de Empleados de Comercio. Cumplen tareas de mantenimiento, control y administración, pero la más emblemática es la de la cabina, una función que está desapareciendo.

(iProfesional)



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