JUST DO IT

OPINIÓN

Plantear cualquier cuestión desde la pureza tiene sus bemoles. Y más en la Argentina en donde no es pura ni el agua

Por Carlos Mira 

Para los casos en que las cosas deben hacerse de un modo, sin que importe el costo porque el tema no es el costo sino que lo que hay que hacer simplemente hay que hacerlo porque es lo que corresponde, los norteamericanos tienen una expresión para cerrar la discusión que dice “because it’s just fucking right” (que en una traducción libre sería algo así como “porque simplemente es lo que está jodidamente bien”). Podríamos incluso ampliarla con el eslogan que Nike hizo famoso: “Just do it”, (“simplemente hazlo”). En esta columna abundarán los “it is just fucking right” y los “just do it”.

Plantear cualquier cuestión desde la pureza tiene sus bemoles. Y más en la Argentina en donde no es pura ni el agua.

En ese sentido, el presidente Milei plantó una vara muy alta cuando, incluso en temas estrictamente económicos, apeló a justificaciones de índole moral para explicar, por ejemplo, el tema de la inflación, la emisión monetaria o el intervencionismo estatal.

Sin rodeos el Presidente dijo que, además de una catástrofe económica, la emisión y la inflación son crímenes morales porque suponen una estafa a los más pobres y a los más necesitados.

Incluso adelantó que piensa enviar proyectos de reforma al Código Penal para que ambas conductas sean reprimidas con prisión para los funcionarios responsables del gobierno que las provoque.

Lo mismo para la intervención del Estado en la vida y en la economía de los ciudadanos privados, lo cual supone la indignidad moral de asumir que algunos de esos ciudadanos son minusválidos que no pueden sostenerse sin la presencia del Estado.

Todos esos razonamientos encierran una lógica que, efectivamente, es muy difícil de rebatir a menos que uno invente una argumentación para camuflar la verdadera intención que supone apoderarse del Estado (con el verso de la “ayuda”) para, desde allí, utilizar toda su infraestructura en beneficio propio.

El tema es que cuando uno lleva la vara del juzgamiento de los procederes de los demás tan arriba no puede evitar quedar atrapado en la misma métrica y debe estar dispuesto a que todas sus conductas y decisiones se sometan a la misma cimitarra.

En el tema económico la cuestión parece tener un ejemplo claro en el tratamiento del sinceramiento de las variables que el kirchnerismo destruyó.

El Presidente está haciendo un esfuerzo (en realidad lo que hace es aceptar la posible lapidación pública de su persona y de su futuro político: el esfuerzo lo hacen los ciudadanos) para ordenar los números de la economía que fueron severamente distorsionados en los últimos 20 años. Es lo que había que hacer porque es lo que corresponde para construir un cimiento seguro sobre el que levantar estructura del nuevo edificio argentino.

Esos ajustes implican sablazos tremendos sobre los bolsillos argentinos, vilmente engañados durante dos décadas solo para que ahora alguien venga a anoticiarlos de que todo aquello era una fantasía, un relato mentiroso inviable y que, de golpe, hay que arreglarlo para no sufrir males mayores.

Correcto. Había que hacerlo. Alguien tenía que hacerlo. Alguna vez tenía que ocurrir. ¿Por qué? Pues porque es eso lo que está bien lo que corresponde económica y moralmente.

La cuestión es que ese criterio de “you have to do the things because it is fucking right” también debería aplicarse, simétricamente, a los ciudadanos cuando los “favorecidos” por hacer lo que es “fucking right” sean ellos.

Para dar un ejemplo concreto, si los números de la macro no están ajustados todavía, el Presidente debería echar mano a otros recortes de gastos pero terminar inmediatamente con las disposiciones que impiden la actualización de acreencias privadas contra el Estado o las que no permiten que se ajusten los balances por inflación.

No me interesa si derogando esas disposiciones los números del déficit no bajan, simplemente porque derogarlas is “just fucking right”.

Por una vez en la vida habría que probar con hacer lo que hay que hacer, no por los resultados inmediatos que genere el hacerlo, sino porque es correcto hacerlo. “Just do it”.

Que el Estado te ajuste todos los precios relativos porque la mentira kirchnerista los destruyó pero no te permita que tus acreencias con él se ajusten según la misma vara, o que tu balance no pueda ser neteado del aire inflacionario y que debas pagar impuestos sobre aire “is just fucking wrong”.

Entonces, hay que terminarlo no porque sea bueno para los números fiscales sino porque está bien terminarlo: it’s just fucking right to do it… Just do it”.

Un presidente que se planta en principios que tienen que ver con lo que está bien y lo que está mal, debería hacer lo que está bien ya, ahora, hoy, en este mismo instante. Con independencia de si eso lo obligara a tomar medidas adicionales para hacer al mismo tiempo lo que está bien y lo que necesita hacer.

Comparto lo que el presidente explicaba en una extensa nota con Alejandro Fantino: “no te imaginas la cantidad de limitaciones que tenemos”.

Pero también comparto lo que él mismo ha dicho: que frente a las limitaciones se manejará (hasta que logre hacerlas desaparecer) con los resortes que la Constitución le concede al presidente.

Si está decidido a usarlos, disponer que desde ahora las deudas que tenga el Estado con los particulares serán actualizadas conforme los mismos paramentos que el Estado utiliza para actualizar las deudas que los particulares tienen con él, le puede insumir no más de un minuto.

Otro tanto para el ajuste de los balances por inflación.

Milei se presenta a sí mismo como el presidente que vino a hacer lo que es “just fucking right”.

Bueno, muy bien, aquí tiene a tiro de decreto, dos medidas concretas que quizás no sean compatibles con sus ansias inmediatas de equilibrar el presupuesto, pero apuesten todo lo que tengan a que es lo que corresponde hacer porque es “just fucking right”.

Y me quiero limitar en esta columna solo a estas dos groserías simplemente porque no pueden durar un minuto más.

Pero la lista de lo que hay que cambiar simplemente porque es “just fucking right” cambiarlo, es muy extensa. Y un presidente que le declaró la guerra al status quo justamente porque es “fucking wrong”no debería esperar más para implementarlas. “Just do it”.

(The Post)


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