ESPERAR

EDITORIAL

Camine, lea, escuche y vea

Por Walter R. Quinteros

Eran once personas las que dormían en la recova del cabildo histórico de Córdoba, cada una acostada en un triste colchón que quizás, y digo quizás porque de esto nunca nadie sabe ni dice nada sobre los colchones tirados en las veredas, pues poco se escribe o se dice sobre eso. Por mi parte yo sospecho que los tiernos fabricantes de colchones piensan que los fabrican para que descanse el músculo y así, la fábrica de sueños comience a funcionar, quizás, insisto y también para hacer más placenteros algunos otros momentos. Pero la gente y los colchones están.

A las ocho de la mañana nadie les dijo que era hora de levantarse y llevar sus penas y miserias a esconderlas en otro rincón. La costumbre de verlos y de ver que cada vez son más, nos parecen parte del paisaje del centro de esta ciudad. Debe ser por eso que nadie se preocupa por esconderlos bajo la alfombra de la vista de los turistas. Hola turista, miren, somos esto.  

—¿Por qué?

— ¿You speak spanish? Venga que le cuento, resulta que el cuarto gobierno kirchnerista nos dejó, a diciembre del año pasado, casi 20 millones de argentinos sumergidos en la pobreza. Y no es que esté inventando eso, no. Son datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo, el 41,7% de la población no ganaba en el segundo semestre de 2023 lo suficiente para pagar la “canasta familiar”. Este nuevo gobierno, señor turista, dice que la caída se va a profundizar un poco más, claro, entienda usted que lleva tan sólo cinco meses de gestión, pero promete que el rebote al final del abismo, será prometedor. De hecho, hay números que lo confirman.

—¿Hay protestas y disturbios?

—No de la gente pobre, no señor. Camine, lea, escuche y vea.

Los enormes tachos de basura que la municipalidad ha instalado en algunas calles céntricas, son visitados por estas personas que viven en la calle. Primero los rodean, los miran, los abren, los hurgan, siempre encuentran algo que la otra gente deshecha porque ya no les sirven, porque están vencidas, porque ya cumplieron, porque ya no sueñan.

A escasos metros, desde un micro especial y cámaras fotográficas en mano, descienden más turistas frente a la Catedral. Hablando de eso, la Iglesia católica hace unos días atrás y, a través de la Comisión Nacional de Justicia y Paz, aseguraba que el impacto del ajuste que implementa este nuevo Gobierno afecta "la subsistencia de miles de personas de todas las edades y condiciones". Dentro de los milagros de Dios, algunos sacerdotes que perdieron el salario y que por eso parece, recuperaron la voz para quedar bien vaya uno a saber con quién.

Pero quiero volver a las dolorosas cifras con que nos espanta el Indec ¿sabe por qué? Porque sacan a la luz que el kirchnerismo nunca combatió la pobreza. Mintieron.

Con la fábrica de planes sociales funcionando sin descanso, lo que hizo, fue  financiarla. Caso contrario cómo se explica semejante crecimiento de pobres. Y la otra inquietud por demás interesante, es que nos hablaban de redistribución de la riqueza. 

Los índices en esto son por demás claros: Hemos tenido un millón de pobres más por cada año de gobierno kirchnerista. ¿De cuál distribución de la riqueza nos hablaban? 

Antes de llegar al kiosco que vende unas riquísimas facturas, grandes, calentitas y baratas, sobre la calle San Martín, y esperando que el semáforo me habilite a cruzar la avenida Colón, observé que en la otra esquina, una señora instalaba sobre una lona, algunos pares de medias y ropa interior para vender. La vi arrodillarse, santiguarse y rezar, luego empezó a ofrecer la mercadería y, como toda persona de bien, creo, comenzó a esperar. 

Entre las nubes grises de la mañana, un rayo de sol la iluminaba.

Que no nos hartemos de esperar.




Comentarios