SER FELIZ O MORIR EN EL INTENTO

SOCIEDAD

Como dijo Buda, “no hay un camino a la felicidad, la felicidad es el camino” y cada uno debería escuchar su voz interior para encontrarlo




Por María Raquel Bonifacino
*Escritora uruguaya, residente en Argentina. Autora “Amantes Seriales” y “Mukul más allá del secreto” entre otros. Coach de Inteligencia emocional y creativa.

En cumpleaños, fines y comienzos de año, brindis, graduaciones, trabajos, nacimientos, casamientos, etc. nos desean felicidades.

Estamos tan acostumbrados que no lo tomamos en cuenta para hacerlo efectivo. Felicidad es lo que más desea la especie humana. Sin embargo, es lo más difícil de conseguir para el 99,9% de la población.

Tal vez por eso se ha tomado la decisión de nombrar al 20 de marzo como el Día Mundial de la Felicidad, para que no lo olvidemos.

Si preguntamos que es la felicidad, dirán que es algo pasajero, solamente unos pocos momentos en la vida.

Lógicamente en las sociedades “melancofílicas” en las que vivimos, nos inculcaron vivir en la tristeza y desgracia transformándonos en adictos a la búsqueda de la felicidad. Si fuéramos felices en períodos más largos, el consumo mundial bajaría notablemente, solo se vendería lo indispensable para subsistir. Ni ropa, ni drogas, ni medicamentos, ni artículos de lujo, ni luchas por el poder, ni separaciones políticas, ni guerras.

La tristeza y el dolor han puesto en marcha miles de males en el mundo. Siempre tengo presente el cuento de Tolstoi, El hombre feliz, sin camisa. En este relato vemos el simbolismo de actitudes humanas lamentables frente a la felicidad de un hombre cuya camisa no existía.

¿Acaso es la riqueza que trae felicidad? No, tenemos casos de padres e hijos que se han matado por dinero. Gente millonaria que vive con miedo de ser asesinados o de perder lo que tenían o tienen.

¿Y, el amor? Es bien sabido que no, ha traído engaños, mentiras, infidelidades, divorcios, asesinatos, angustias.

¿Tal vez el poder? Que trae riqueza, amor y éxitos. La lista de Jefes de Estado, líderes mundiales de poder que han sido asesinados, traicionados, lesionados, es eterna, desde el comienzo de las civilizaciones hasta hoy. Incluso cuando cesan sus cargos en el poder, necesitan casi siempre ser cuidados.

Los líderes religiosos han tenido un papel preponderante en el tema de la felicidad, a pesar de ello, el mundo sigue eligiendo caminos que no conducen a ella.

El Dalai Lama, en su búsqueda por lograr el bienestar y la buenaventura, toma como puntos de partida: la compasión de uno mismo y de todos los seres, la bondad y la búsqueda de la paz interior.

Desde la religión católica el mensaje es: la humidad, la fe y el servicio a los demás. El pastor Rick Warren (Estados Unidos) dijo que encontrar un propósito que no sea material y vivir una vida significativa es el secreto para ser felices.

Desde Irán, Gran Ayatollah Alí al Sistani predicó que la gran responsabilidad moral y la búsqueda de la verdad son el camino hacia la felicidad.

Thich Nhat Hanh desde Vietnam enseñó que el camino es vivir plenamente el momento presente y ser compasivo con uno mismo y con los demás.

Y Sidarta Gautama (Buda) sorprendentemente dijo que “no hay un camino a la felicidad, la felicidad es el camino” no es un destino futuro, es el ahora, el presente. Cada mañana renacemos. Que debemos cuidar las palabras, son como cuchillos afilados, pueden matar sin sangre, nos afectan a nosotros y a los demás. La bondad debe ser una forma de vida y no la excepción.

No llorar por el pasado ni preocuparse por el futuro, vivir el ahora con prudencia y serenidad, prestando atención plena y teniendo paz interior. Atención plena es tener una conciencia pura, sin juicios ni conceptos. Lograr la felicidad es como ejercitar el cuerpo, es un día a día. Tener conciencia de la respiración, contemplación de nuestro cuerpo, sensaciones, emociones, sentimientos, desapegándose de los aspectos físicos.

Es una práctica mental, un juego de inteligencias que no necesita de estudios ni investigaciones externas. Lo tenemos al alcance en nuestro mundo interior.

La felicidad es individual, con actos o pensamientos, es un entrenamiento diario, como cualquier ejercicio para fortalecerla.

Comprender la naturaleza de la mente, cultivar la claridad, buscar el origen, lejos de lo que se adquirió socialmente. Fundamental hacerlo diariamente, dado que nuestra mente se contamina en forma inmediata de mensajes contrarios a la felicidad.

En un mundo depresivo, agresivo, descontrolado, surge el pesimismo como bandera de desesperación. Nietzsche consideraba que la felicidad es diferente en cada ser humano, que están los débiles y los fuertes y la voluntad del poder es inherente a nosotros.

Pero, estas son construcciones sociales adquiridas que moldean las mentes y las vidas de todos.

(PERFIL)


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