CUÍDATE

HISTORIAS / CULTURA 

Parece ser una palabra de tono amoroso que tiene que ver con la actitud de la voz de quién la dicey no un alerta para que te resguardes por ahí de los peligros y esas cosas



Por Walter R. Quinteros

Hola gente amiga, hoy les voy a contar una historia y que tiene mucho que ver con la palabra cuidar.

Con mucha frecuencia acudo al diccionario de la Real Academia Española, este acto solemne fue inculcado por mi padre que, cada vez que me sentía hablar me lo alcanzaba y me decía "desburrate". Bien, veamos que dice de cuidar(se)

1. Cuando se usa con el sentido de 'estar a cargo de alguien o algo para que no sufra perjuicio', puede construirse de dos formas:

a) Como transitivo (cuidar [algo o a alguien]); el complemento verbal es directo: Cuida la granja de sus abuelos; Cuida a sus hermanos pequeños.

b) Como intransitivo (cuidar de algo o alguien); se construye con un complemento introducido por la preposición de: Cuida de sus hermanos pequeños; Cuida de la granja de sus abuelos.

2. Cuando el complemento es un infinitivo o una oración subordinada introducida por que, significa 'procurar que se lleve a cabo la acción expresada por el verbo subordinado'. En ambos casos el complemento debe ir encabezado por la preposición de: «Hacían sus adquisiciones y cambalaches con calma, cuidando de sacar el máximo rendimiento a la propina de papá Telmo» (Delibes, Madera [Esp. 1987]); «Cuando salía, […] cuidando de que no lo viera ni su cochero, le daba la plata para los gastos» (García Márquez, Amor [Col. 1985]).

3. Como pronominal (cuidarse), significa 'mirar por la propia salud' y 'precaverse o protegerse de alguien o algo que puede causar daño'; en este último caso se construye siempre con un complemento encabezado por la preposición de: Cuídate de ese tipo, que no es de fiar.

4. En las formas de imperativo cuida (tú) y cuide/n (usted/es) con pronombres átonos añadidos, que deben tildarse por ser esdrújulas, la tilde se coloca convencionalmente sobre la i aunque para una parte de los hablantes el acento prosódico recaiga en la u: cuídate, cuídese, cuídense.

El caso que les quiero contar ocurrió hace unos años.

El marido de mi amante —por aquel tiempo mío lejano y bohemio—, encontrándose éste postrado y sufriendo una grave enfermedad respiratoria, al conocerme me dijo: "Se lo que ustedes tienen, cuídala". Tenemos entonces que esta historia se conforma por un marido gravemente enfermo, una esposa atractiva y un amante solitario.

Él y yo manteníamos una especie de lejana amistad. Entablábamos conversaciones de política, actualidad, fútbol y hablábamos siempre de ella, su mujer.

Su mujer, mi amante, nos servía café. Lo besaba, me besaba. Lo acariciaba, me acariciaba. A veces, la ayudaba a medicarlo.

Compartimos una Navidad y una cena de Año Nuevo. Los tres solos, los tres juntos. Yo ya había conocido otra mujer, profesora de artes plásticas o algo así. Y ella apareció con su llave por mi departamento y sin ningún escándalo se acostó con nosotros. 

Debo confesarles que ese tipo de vida no me gustaba. No me encontraba preparado para eso, pero disfrutaba aquellos buenos momentos pecaminosos. 

Al final las perdí a las dos, pues conocí otra mujer. Mujer, con todas las letras. Y me quedé con ella. Pero esa es otra historia.

Recuerdo a mi amante en nuestra despedida, mientras se encontraba desnuda después de una ducha reparatoria y secándose el cabello, tomó mis manos y las apoyó contra sus pechos, y mirándome a los ojos me dijo: Cuídate.

Había una canción que rondaba mi cabeza, canción que al día de hoy no puedo recordar el nombre ni que cantante brasilera la interpretaba. Con la cadencia musical, solo, la sambaba.

Cuando me despedí de aquella furtiva novia, fue delante de un grupo de sus alumnos. Me dijo lo mismo, aunque vestida como se visten las profesoras de una institución religiosa: Cuídate.

Recuerdo que quise volver y tomarla entre mis brazos, pero ya era tarde, la maciza puerta de madera de cerró tras su paso y una niña alumna hizo un gesto como de reproche y me sacó la lengua mientras los otros compañeritos reían.

Cuídate, me dije al pasar el primer semáforo en rojo por buscar entre mis compactos aquella canción que merodeaba mi cabeza loca.

Vendí mi automóvil. El comprador me dijo: Cuídate.

Una noche sonó mi celular. Aquella ya lejana examante me dijo que se le incendiaba el departamento y que su marido enfermo estaba dentro. Me cambié rápido y corrí.

Los habitantes del edificio estaban autoevacuándose, muchos ya en la calle, los bomberos y la policía llegaron junto conmigo, entré primero y la encontré en el pasillo llorando, le pregunté dónde estaba él y, sin esperar respuesta entré y lo encontré desmayado sobre el sofá que empezaba a arder, lo subí a mi hombro y salí, los bomberos lo tomaron y lo trasladaron a la ambulancia, los bomberos me pidieron que los guíe por el departamento, en el recorrido y disimuladamente, pude esconder una botella de alcohol de quemar y cuando sofocaron las llamas la policía me interrogó.

Cuando todo hubo pasado, averigué que él fue trasladado al Hospital del Quemado. Ella estaba llorando en las escaleras donde la encontré y donde pude preguntarle que había sucedido, me confesó que discutieron y que intentó matarlo. Reconozco que la abofetee y la dejé llorando en la oscuridad del subsuelo.

Cuidate, me dijo el encargado del edificio que abandonaba para siempre.

Y noches más tarde volvió a sonar el celular. De nuevo la voz de ella para contarme que su marido había muerto en una prestigiosa clínica del barrio general Paz. "Le quité despacito la máscara de oxígeno, le susurraba una canción de cuna mientras lo peinaba y murió en mis brazos". Me dijo.

Adiós y cuídate, le dije.

Cuidate vos, amor. Me dijo, allá lejos y hace tiempo.

Y ahora viene lo mejor.

¿No pensás decirme algo lindo corazón? Le pregunté eso a una señora que jura ante los Santos Evangelios que me ama de mentirita.

Si, cuídate, así, con todas las letras, y me cortó el llamado. No encuentro cómo se llama ésa puta canción que habla de cuidar el amor o de que lo cuidemos, o bueno, dejalo así.

Cuídense.



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