PERO...

EDITORIAL

¿Y si hacemos autocrítica?

Por Walter R. Quinteros

El presidente Javier Milei decidió retirar el proyecto de Ley Bases de la Cámara de Diputados.

Se lo dijo a Menem, "devolvelo a comisión". "Ha quedado una porquería". 

Demasiadas modificaciones, y por esas modificaciones se dio el gusto de escrachar a los legisladores que no acompañaron. 

Pero...

Que se agarren los gobernadores, ahora. 

Los tildó de "traidores".

Pero...

Ahora a revisar las coparticipaciones, decime que recaudaste para darte, ni un peso más. 

A mucha gente de la LLA, no le gustaba que les dijera infinidad de veces que no se trata de tener un plantel de rubias platinadas de buen cuerpo y tipos lindos con buenos modales como diputados, sino representantes con garra y espíritu libertario. Aunque secos de dinero.

Hay documentación respaldatoria de lo que escribo.

Por eso me pregunto y hago la pregunta para todos, ¿realmente es culpa de la traición de los gobernadores y de cada diputado de cada provincia?

Veamos: Muchos de ellos son panqueques que anduvieron de partido en partido, que vienen de cieratas alianzas y arreglos. Lo que significa que carecen de sentido de pertenencia libertaria o, de respetar convenios, o de darle valor a la palabra.

Hay que hacer un poco de autocrítica.

Supe enviarle una carta al diputado Gabriel Bornoroni, donde le pedía reconsidere el manejo de LLA en Córdoba, dónde no se puede delegar en un "pituquito de Nueva Córdoba" para que, con el dedo, diga quién es referente y quién no en cada departamento.

Hay que hacer méritos para eso.

Traduzca eso, amigo lector, a nivel nacional. Quién en Buenos Aires puede decir quién es quién en cada provincia con sus ciudades y comunas.

Ilustro este comentario con un nombre que merece gran respeto: ¿Se acuerdan de la diputada Leonor Alarcia? Señora ultramenemista que organizaba todo desde las calles en tremendas caravanas sin que se le cayera un anillo, y no desde un escritorio.

El dedo que elige, hace que no haya espíritu de cuerpo, mucho menos de equipo y lo que es peor, de representatividad y oratoria política.

Entonces no creo que haya que endilgarle toda la responsabilidad a los gobernadores tildándolos de traidores por un arreglo firmado en el aire. Ellos cuidan su quintita y el cuerpo de sus diputados lo sabe mejor que un viernes. 

La extensa Ley Ómnibus, con artículos excepcionales y con otros no tanto, creo, debió ser concienzudamente analizada antes y muy bien por los propios, para no dar lugar a largas horas de debate que propiciaron algunas dudas y objeciones entre los zorros de siempre de la oposición, y la buena intención de los nuevos diputados carentes de oficio y certificar los ahora dudosos acompañamientos. 

Al final de esta historia, si se decide plesbicitar, le puedo asegurar. Habrán perdido el tren muchas caras bonitas y apareceremos aquellos veteranos de la primera hora.

Los que supimos construir el espacio.

Y fuimos desplazados.

Los que no nos quisieron o supieron escuchar.

Pero...







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