CAFECITO CON VOS

CULTURA

Eduardo Galeano, Alfonsina Storni, Walter Quinteros y Edu Lobo




Por Redacción

DICE EDUARADO GALEANO

“Las pérdidas de las cosas, te confieso que nunca me importaron mucho, pero las pérdidas de las personas sí que me han dolido, y en algunos casos me han dejado un huequito muy difícil de llenar. Pero bueno, este mundo está armado así. Sobre la base es un tejido de encuentros y de desencuentros, de pérdidas y de hallazgos. Y el mejor de mis días es el que todavía no viví, así que a cada pérdida le corresponde un encuentro que no conozco todavía. Y por suerte, la realidad es generosa y no te falla en eso. En realidad yo escribo para celebrarla, y celebrándola denuncio todo lo que impide que reconozcamos en los demás, y en nosotros mismos, los múltiples colores del arcoíris terrestre. Somos muchísimo más de lo que nos dicen que somos.”



DICE ALFONSINA STORNI

MODERNA

Yo danzaré en la alfombra de verdura,
ten pronto el vino en el cristal sonoro,
nos beberemos el licor de oro
celebrando la noche y su frescura.

Yo danzaré como tierra pura,
como la tierra yo seré un tesoro,
y en darme pura no hallaré desdoro,
que darse es una forma de la Altura.

Yo danzaré para que todo olvides
y habré de darte la embriaguez que pides
hasta que Venus pase por los cielos.

Más algo acaso te será escondido,
que pagana de un siglo empobrecido
no dejaré caer todos los velos.



CANTA EDU LOBO





Gentileza YouTube


DICE WALTER QUINTEROS

En cambio Requena, tenía otro estilo



Por Walter R. Quinteros

Cuando fuimos a matar a Martínez, Requena dejó el auto a dos cuadras de la casa, me decía que caminar antes de disparar, ayuda a mejorar la puntería.

La que abrió la puerta fue la suegra de Martínez, recibió el disparo en la frente. Cayó casi dos metros atrás, sin la mitad de su cabeza.

La segunda en caer, fue la señora de Martínez.

Al ver que entrábamos y que le disparamos a su madre, lanzó un grito espantoso, terrorífico. Soltó la fuente con fideos y salsa de tomates que se partió en el piso y con las manos se tomó la cabeza. los disparos que recibió fueron dos, uno en el pecho y el otro en el bajo vientre. Eso hizo que su cuerpo se incline hacia adelante, su cabeza, quedó sobre la bandeja rota.

El tercero fue el hijo de Martínez, que en esos escasos segundos intentó ponerse de pie. El primer disparo entró entre el pómulo izquierdo y la nariz, el segundo en la garganta.

Martínez no se movió, siguió comiendo su porción de pollo, a pesar que la sangre salpicada de su hijo, le afeaba el aspecto de su rostro.

Conté las sillas, los platos, faltaban dos personas que debían estar en algún lugar de la casa.

Requena se sentó al lado de Martínez.

La puerta del baño estaba cerrada, sin llave. La empujé y entré.

El nieto de Martínez estaba sentado y lloraba a los gritos tapándose los oídos. Su madre, la nuera de Martínez, estira sus manos hacia mí y yo le disparo, ella cae dentro de la bañera, herida cerca del hombro izquierdo. Cerré la puerta al salir.

Requena se sirve una copa de vino, sin dejar de mirar a Martínez.

Solo se sienten los gritos del niño en el baño.

Martínez limpia su boca con la servilleta y toma un trago de vino. Ahí, en ése instante, lo matamos entre los dos. Cayó de espaldas, sobre su revólver.

Todo en apenas un minuto.

En el auto, le entrego al flaco Requena el sobre que me dio la nuera de Martínez en el baño.

— Reparta cincuenta y cincuenta compadre, ahora ella será la heredera, la nueva señora —me dijo mientras conducía el Chevrolet para el Bermejo—.













(Cuaderno de las Malas Noticias - 2012 / Dibujo: X com)




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