JUAN BAUTISTA ALBERDI, EL INSPIRADOR

 OPINIÓN

De las bases de la libertad



Por Julio Perotti

Son constantes las referencias que hace hacia él y sus ideas el presidente Javier Milei.

Sin dudas, Juan Bautista Alberdi es uno de los pensadores más influyentes de la historia argentina.

Ahora lo vamos a ver más seguido: su rostro estará en el billete de 20.000 pesos.

Abogado, político, diplomático y escritor argentino, que vivió en el siglo XIX, Alberdi es considerado como uno de los máximos representantes del liberalismo hispanoamericano y como el padre intelectual de la Constitución de 1853.

Nació en Tucumán en 1810, se trasladó a Buenos Aires en 1822 y se exilió en 1838 por oponerse al gobierno de Juan Manuel de Rosas.

Estudió Derecho en Montevideo y luego viajó por Europa y Sudamérica.

Se estableció en Chile, donde ejerció su profesión y escribió su obra más famosa: “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina”, que inspiró la Constitución de 1853.

Fue consejero de Urquiza y embajador de la Confederación Argentina en Europa.

Regresó brevemente a su país en 1878, pero volvió a Francia, donde murió en 1884.

Fue autor de numerosos ensayos, artículos, críticas y polémicas sobre política, economía, derecho, cultura y sociedad.

Estas son algunas de sus propuestas que plasmó en su obra “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina”.

La forma de Estado debe ser federal, respetando la autonomía de las provincias y evitando el centralismo unitario.

La forma de gobierno debe ser republicana, con un sistema representativo, bicameral y equilibrado entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

El objetivo de la Constitución debe ser garantizar la unión nacional, la justicia, la paz interior, la defensa común y el bienestar general.

El principio rector de la organización política debe ser la libertad, entendida como el derecho de hacer todo lo que no perjudica a otro.

El sistema económico debe basarse en el libre comercio, la propiedad privada, la libre circulación de personas y capitales, y el fomento de la producción agropecuaria e industrial.

La educación debe ser universal, gratuita, laica y obligatoria, para formar ciudadanos ilustrados y capaces de ejercer sus derechos y deberes.

La inmigración debe ser promovida y protegida, para poblar el territorio, aumentar la riqueza y diversificar la cultura.

La tolerancia religiosa debe ser reconocida y garantizada, para asegurar el respeto a la libertad de conciencia y evitar los conflictos entre las distintas confesiones.

Los medios de comunicación y transporte deben ser desarrollados y facilitados, para integrar el país, acercar a los habitantes y favorecer el progreso.

Textuales

Finalmente, cinco frases para recordarlo:

“La libertad no consiste en hacer lo que se quiera, sino en hacer lo que se debe”.

“La ley es la que protege a los débiles contra la fuerza de los fuertes”.

“La educación es el alma de los pueblos y el afán de progreso”.

“El comercio es el camino de la civilización”.

“El progreso de un pueblo se mide por la educación y la felicidad de sus individuos”.

(Cadena 3)


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