17 DE OCTUBRE Y REVOLUCIÓN FRANCESA

EDITORIAL

Si analizamos "cum grano solis" ambos acontecimientos históricos, forzoso es concluir que el auspicioso fenómeno social devino en un desastre

Por Luis Américo Illuminati

Con la Revolución Francesa de 1789 pasó algo similar que con el 17 de octubre de 1945 o viceversa. La burguesía estuvo detrás de los sans-culottes (descamisados) que fueron los militantes radicales de la clase baja, gente común que no formaban parte de la burguesía y la aristocracia, jugaron un papel muy importante en el inicio del levantamiento popular como ariete o martillo contra un estado de cosas insostenible. Pero al cabo de una década degeneró en un fanatismo extremo igual o peor que el "antiguo régimen -l'ancien régime- que desembocó en luchas internas en las que se cometieron crímenes atroces, venganzas y asesinatos entre las facciones enfrentadas, lo que se denominó el Terror. Lo mismo pasó al regreso de Perón en 1973, el fugaz gobierno de Cámpora, las feroces luchas internas entre la JP, los Montoneros y los peronistas ortodoxos de derecha. Recordemos la "masacre de Ezeiza (20 de junio de 1973). Tres años de caos, muertes, ajusticiamientos, represalias entre las dos facciones enfrentadas a muerte. El peronismo contra el peronismo. Confusión total. No se sabía quiénes eran los buenos y quiénes los malos. El resto de la sociedad en vilo, aterrorizada. Este infierno culminó con la intervención de las Fuerzas Armadas el 24 de marzo de 1976.

Ortega y Gasset, analiza magistralmente este fenómeno en su ensayo "La rebelión de las masas". Cómo surge "el hombre-masa" y la manipulación de la multitud para convertirla en turbamulta, en ganado humano que arremete ciegamente en estampida. Del mismo modo, Gustave Le Bon (1841-1931) en "Psicología de las masas", afirma: "La masa es siempre intelectualmente inferior al hombre aislado. Pero, desde el punto de vista de los sentimientos y de los actos que los sentimientos provocan, puede, según las circunstancias, ser mejor o peor. Todo depende del modo en que sea sugestionada". La idea central es ésta: cuando se encuentra formando parte de las masas, el hombre individual se convierte en otra persona, en una "célula" cuyo comportamiento deja de ser autónomo, y que se subordina más o menos plenamente al grupo (permanente o transitorio) en el cual él es un simple componente, "un eslabón del engranaje que lo mueve y encadena al mismo tiempo, lo mismo que una res del ganado que es arriada al corral o al matadero".

Si analizamos "cum grano solis" ambos acontecimientos históricos, forzoso es concluir que el auspicioso fenómeno social devino en un desastre. Al peronismo le sucedió lo mismo que a la Revolución Francesa que derivó en el inevitable 18 Brumario (golpe de Estado del 9 de noviembre de 1799) con la asunción de Napoleón Bonaparte al poder. Las distintas vicisitudes y similitudes no son simples analogías o casualidades. El parangón y sus conclusiones son para tener en cuenta a la hora de elegir democracia o demagogia. Veamos. En primer lugar, hay que poner de relieve que, al estallar la toma de la Bastilla del 14 de julio de 1789, de la misma manera que el rey Luis XVI no fue destituido ni destronado, el 17 de octubre de 1945 tampoco fue depuesto ni derrocado el presidente de facto General Edelmiro J. Farrell, de cuyo gobierno el general Perón formaba parte. Las causas de la toma de la Bastilla son totalmente diferentes a la marcha popular de aquel 17 de Octubre. Las causas de la Revolución Francesa se asemejan a las dramáticas circunstancias actuales del gobierno kirchnerista donde el presidente es una figura ausente o fantoche de un gobierno que primero fue manejado por la incompetente vicepresidente y en los últimos meses por el ministro de economía que es a la vez el candidato del oficialismo y presidente de facto, con poderes ilimitados. Veamos. La toma de la Bastilla obedeció a las graves desinteligencias de los Estados Generales convocados por el rey por consejo de su ministro de hacienda Necker para tratar de acordar el camino a seguir ante la tremenda crisis económica del Estado colocado al borde de la ruina causada por el desmedido y monumental derroche de la Corte. Cualquier similitud con el gobierno tripartito de Cristina, Alberto Fernández y Sergio Massa no es casualidad. Los Estados Generales se reunieron el 17 de junio que terminaron en ruptura por las graves desinteligencias entre los diputados de la nobleza y del tercer estado o estado llano (la burguesía, los artesanos, los obreros y los campesinos), sector o facción que se constituyó en Asamblea Nacional, la cual declaró que a partir de ese momento la percepción de impuestos no se daría sin su aprobación. Entonces el rey, mal aconsejado, clausuró el recinto de la Asamblea y declaró nulas sus resoluciones y dispuso que los tres estados generales deliberaran separadamente, orden que fue desobedecida por el estado llano. Esta actitud del rey sublevó al pueblo de París que tomó por asalto la fortaleza de la Bastilla que fue destruida. Sin embargo, el rey no cayó como generalmente se cree, si no que la oportuna intervención del Marqués de Lafayette (miembro de la Asamblea) moderó los ánimos y puso ese día en manos del rey la escarapela tricolor de la Revolución (azul, rojo y blanco). Lo mismo sucedió el 17 de Octubre de 1945, en que el presidente Farrell puso todo el aparato del Estado a disposición de Perón, el cual se presentó a elecciones y triunfó al año siguiente.

Cabe destacar que los miembros de la Asamblea Constituyente discrepaban en los procedimientos a seguir. El 21 de octubre de 1792 la Convención Nacional inició sus sesiones que se prolongaron hasta octubre de 1795. La primera medida que dispuso fue abolir la monarquía y crear la República. Sus miembros, elegidos por sufragio universal, se dividieron en tres partidos. Los girondinos, moderados y legalistas, se ubicaron a la derecha con Vergniaud como primer orador. La izquierda fue ocupada por los jacobinos y cordeleros, tendencia exaltada y extremista, cuyos cabecillas eran Robespierre, Danton y Marat; el centro o "pantano" estaba ocupado por la mayoría, políticamente indecisa y fluctuante. En 1792 inició la Asamblea el inicuo proceso contra el rey Luis XVI que fue condenado a la guillotina al año siguiente. La ejecución del rey produjo una gran indignación en el interior y en el extranjero, en la región de la Vendée estalló una gran sublevación de más de 100.000 campesinos, con lo cual comenzó el régimen de El Terror. La Convención dejó sin efecto la Constitución de 1793 resolviendo crear un siniestro Tribunal Revolucionario encargado de juzgar sumariamente a los acusados en base a una ley llamada de los sospechosos y un Comité de Salvación Pública llevaba a cabo las detenciones. La situación se agravó hasta límites insospechados por las rencillas y peleas surgidas entre los girondinos y jacobinos. Vergniaud y numerosos girondinos fueron guillotinados junto a miles sospechosos mientras Marat era asesinado por Carlota Corday. Robespierre que durante el Terror tomó el poder en sus manos, hizo ejecutar a sus adversarios, entre ellos Danton y Desmoulin. No pasó mucho tiempo cuando le tocó el turno al mismo Robespierre que fue derribado del poder por sus adversarios, condenado y conducido al cadalso.

Las mismas vicisitudes trágicas tuvieron lugar en la Argentina entre el 11 de marzo de 1973 con el triunfo electoral del FREJULI hasta el 23 de marzo de 1976. Al día siguiente las Fuerzas Armadas irrumpieron en el poder -no quebraron ningún orden jurídico ya que éste había sido reemplazado por el caos institucional- ante el casi estado de virtual disolución, disgregación y enervación del Estado argentino jaqueado por las organizaciones subversivas (marxistas, leninistas y comunistas), una de ellas la de los Montoneros que asesinaban a mansalva a quienes no comulgaban con su atrabiliaria ideología, mientras que el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) intentaba convertir la provincia de Tucumán en un estado segregado del resto del país, por cuyo motivo el gobierno de María Estela Martínez de Perón ordenó el "Operativo Independencia" al Ejército Argentino que frustró los planes de los guerrilleros.

La enorme multitud que se autoconvocó con motivo del triunfo de la Selección Argentina en el Mundial de Qatar fue otra cosa completamente diferente, fue una fiesta de alegría espontánea, una catarsis. Eso es lo que yo llamo "el Pueblo Unido". Si así nos uniéramos contra la corrupción, el fraude y el abuso sistemático, el perokirchnerismo tendría los días contados. Se han escrito no pocos libros sobre el fenómeno del "17 de Octubre" -mal llamado Día de la Lealtad-, hay autores imparciales y hay los que no pueden separarse del elemento ideológico. Verbigracia: Raúl, Scalabrini Ortiz, Néstor Perlongher o Juan José Saer, Pino Solanas y otros. Es importante leerlos a todos para sacar uno mismo sus propias conclusiones, escuchar todas las campanas y no una sola.

Dijo Santayana: "Los pueblos que olvidan las lecciones de la Historia, están condenados a repetir los mismos errores". ¿Qué diría entonces en el caso de la "Argentina kirchnerista" cuyo aparato ideológico ha tergiversado completamente la Historia y ha construido en su lugar una burda fábula, donde a los pillos y sicópatas les levantan monumentos y montan campañas del miedo para ganar las elecciones y mantenerse indefinidamente en el poder, ¿aspiración de los tiranos y de los populismos demagógicos?

Luis Américo Illuminati *

* Es mi verdadero apellido y no un seudónimo, hago esta aclaración para aquellos que crean -como ya me ha ocurrido- que tengo alguna vinculación con la Orden o Logia del mismo nombre. Provengo de una rama familiar cuyas raíces comienzan en la antigua Roma.



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