HABLEMOS DE TU MADRE

SOCIEDAD

Esa mujer incondicional

Hablemos de tu madre campeón, mujer que quiero con toda mi alma, que amo, la mujer que cuando se queda sola en la casa, tiene tantas tareas para hacer que a veces no le alcanza el día para cumplir con todo.

¿Vos sabías que se pone a limpiar? Y eso es una de las cosas que más tiempo le lleva, ni te cuento cuando tiene que atender sus nietitos y a la mascota. Y como ellos son pequeños y no van al jardín de infantes ni al colegio, el tiempo no le alcanza. Los tiene que levantar de la cama, darles de comer, bañarlos, jugar con ellos, enseñarles cosas, atenderlos, acostarlos. Como cuando vos y tus hermanos eran chiquitos.

Y parte de ese tiempo lo pasa lavando ropa. Cuanto más grande es su familia, más ropa hay para lavar, y eso no significa solo que la tire en el lavarropas y listo, no campeón, ella la junta, la pone en el lavarropas, la cuelga a secar, plancha, dobla y guarda.

Y encima, tiene que cocinar para toda la familia. Con un poco de suerte económica, ella nos prepara cuatro comidas diarias. Y hacemos las compras. Como no hay un supermercado cerca, entonces vamos a la panadería, la carnicería, la tienda y hasta a veces, vamos a la farmacia.

Tu madre, campeón, siempre va a ayudarte en todo, como cuando te ayudaba con las tareas del colegio, ¿te acordás, campeón? Hasta se daba tiempo para organizarte alguna fiestita o confeccionarte el trajecito para los actos de tu escuela.

Encima hay veces que sale a trabajar. Entonces todo lo que te dije lo hace en menos tiempo, porque es tan divina ella que sabe sobrellevar todo, y te cuento que hasta siente un poco de culpa por eso. 

Lo que pasa es que, como toda madre, por instinto, quiere estar con ustedes, protegerlos y proveerles todo lo necesario, siempre ustedes van a ser sus pequeños. No le importa si ya son grandes y andan con sus cosas por ahí.

A ver cómo te explico, cuando les va a faltar por unas horas, carga con un sentimiento de culpa y, por eso campeón, con ustedes es demasiado permisiva, vos sabés que todavía les compra regalos sin razón, los consiente en todo. 

Por eso, hoy andá, besala y abrazala, hoy decile lo ejemplar y amorosa que es con ustedes, sus hijos. Compartí sus actividades, hacela reír, decile que entiendes la importancia de ella en tu vida, agradecele por eso. Por ser incondicional.

¿Y sabés una cosa campeón?

Ella también necesita atenderse, ser coqueta, brillar en todo su esplendor y sentarse un rato conmigo, para que proyectemos juntos nuestro tiempo. Todos juntos. ¿Te parece?

Tomá, llevale el desayuno a la cama, por favor.




(Sobre una idea de Consultora Liberatore / Dibujo: Ángel Boligán)



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