EXPECTATIVA MUNDIAL: REVELO MI VOTO

OPINION

Dicen que entre el 8 y el 10% de los electores deciden su voto a último momento; incluso en el ultísimo: cuando están en el cuarto oscuro

Por Carlos M. Reymundo Roberts

Dicen que entre el 8 y el 10% de los electores deciden su voto a último momento; incluso en el ultísimo: cuando están en el cuarto oscuro. Hay gente con tantas dudas que se termina quedando en su casa. Yo aspiro a resolver la cuestión mientras escribo estas líneas. Por ahora, técnicamente soy un indeciso. Me temo que mañana aquel porcentaje puede crecer en forma exponencial: ¡hay muy buenos candidatos! Y no te digo nada las candidatas. Ojalá las góndolas de los supermercados, donde cada día faltan más cosas, estuviesen a la par de la oferta electoral. Los presidenciables nos están prometiendo dólares, orden, normalidad, trabajar menos horas; uno dice que su prioridad será encarrilar la economía, y como es el ministro de Economía, buenísimo, ya empezó el laburo.

Milei no solo promete dólares: en el cierre de campaña los estuvo repartiendo. Billetes de 100; falsos, sí, pero me parece atendible su explicación: tampoco valen nada los pesos que están circulando, emitidos alegremente por la casta “inútil y corrupta”. Entre esas dos monedas truchas, ¿con cuál te quedás? Si tenés que cerrar la Reserva Federal (la mítica Fed) o nuestro Banco Central, ¿cuál elegís? Mi problema con la dolarización es que Chucky sigue diciendo que tiene cinco planes (y dos peces), y que todavía no se decidió por ninguno. Hasta se muestra abierto a recibir otras propuestas. Yo pensaba que a estas alturas tendría el tema resuelto, porque fue gracias a eso que la gente lo convirtió en león. Podría darse el caso, espantoso, de que llevara dos años en la presidencia y siguiera analizando planes. Javi, no dejes para mañana lo que puedes estudiar hoy.

Es cierto que son tiempos difíciles para ponerse a leer esos papers. Chucky está hasta las manos, con una agenda que le estalla. Él quería ser candidato y la gente quiere hacerlo presidente. Se presentó como lo nuevo, y cumplió: Barrionuevo. El líder gastronómico por un lado lo ayuda –fiscalización, movilización, monetización– y por otro lo complica. Gastronómicos llevados en decenas de bondis al acto de cierre en el Movistar Arena se fueron del estadio gritando, frente a las cámaras de TV, “¡aguante Massa!”. Es comprensible el despiste: hasta hace poco don Luis les pedía que militaran a Wadito de Pedro. Tampoco ayuda mucho Lilia Lemoine. La espontánea Lili, cosplayer (personas que juegan a ser otras personas) fue su novia, ahora es su amiga, su estilista y, wow, candidata a diputada nacional. También ella es parte de lo nuevo. No sé cuál de sus últimas declaraciones reproducir acá, por resultar básicamente irreproducibles. Siempre está el recurso de los puntos suspensivos. Enojada por los ecos de su proyecto de permitir que los hombres puedan renunciar a la paternidad, abordó a un movilero que estaba saliendo al aire: “Loco, defiéndanme, en las redes me están haciendo con... Y es reinjusto, bol… Igual, me chupa un hu...”. ¿Qué reflexión me merece esa frescura? Puntos suspensivos.

Con mucha seriedad, en cambio, el libertario Alberto Benegas Lynch (h.) llamó, también en el acto de cierre, a romper relaciones con el Vaticano, es decir, con el argentinísimo papa Jorge Bergoglio. Chucky tuvo que salir inmediatamente a negarlo. Su idea no es romper relaciones, sino, como diría mi abuela, mandarlo a freír churros.

Massita cerró su campaña en una fábrica de Pilar. Aprovecho para desmentir a las redes: no era una fábrica de disfraces; solo hacen máscaras. Lo central de su discurso fue la siguiente promesa: “Mi gobierno va a ser distinto de este”. Clarísimo: su gobierno va a tener buenos ministros de Economía.

El último pase de magia de Ventajita fue la movida con el precio de los boletos de tren. Las pantallas en las estaciones decían: “Tarifa trenes Massa: $56,23. Tarifa trenes Milei: $1100. Tarifa trenes Bullrich: $1100″. Tremendo escandalete. Se habló de “campaña del miedo”, pienso que por el miedo a tener como presidente a un tipo que es capaz de hacer eso. Los trenes de Milei no van a costar 1100 pesos, sino poco más de un dólar. En los trenes de Patricia no importará el precio, porque serán los más seguros del mundo. De los trenes de Massita no se va a saber si están yendo o viniendo.

En las últimas semanas, a Pato se la vio renovada, convincente. Sirva como ejemplo la fiereza con la que desmintió la veracidad de esos audios tan comprometedores para Melconian: “Fueron hechos con inteligencia artificial”. La mejor defensa de Pato se vio en la mesaza de Mirtha, cuando le ordenó a Melco, que se enredaba en explicaciones: “Cambiá de tema”. Si mañana le gana a Massita, será Gardel, y si pierde, será culpa de la inteligencia artificial.

¿Schiaretti? El mejor candidato. Para Córdoba. ¿Bregman? Un primor, hasta que, también cosplayer, se revistió de terrorista de Hamas.

Bueno, ya estoy decidido. Voy por Milei. Me encanta votar, y con Chucky presidente acaso tengamos que volver a votar pronto.ß

(LA NACION)


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