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ECONOMÍA

La inflación treparía al 175 por ciento para fin de año




Así lo constataron las estimaciones del Bank of America, que espera un escenario en donde la tasa de inflación siga creciendo fuera de control. (Dibujo: NOVA)

El Gobierno kirchnerista encabezado por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner podría finalizar el año con una inflación completamente descontrolada y ubicada en el 175 por ciento, la más extrema desde 1990.

El pronóstico del Bank of America sugiere que los precios seguirán aumentando por encima del 10 por ciento por mes, y para fin de año existe riesgo de hiperinflación, definido técnicamente como una suba de precios de más del 50 mensual.

Para aseverar este duro escenario, se deben tener en cuenta tres cuestiones fundamentales: la escasez de divisas en el Banco Central (las reservas netas superan un rojo de 4 mil millones de dólares), el derrumbe de la demanda de pesos fundamentalmente por el desarme de los plazos fijos, y finalmente el esperado shock devaluatorio para fin de año. Estos tres elementos dejan sentadas las bases para una hiperinflación.

La gestión de Sergio Massa permitió una brutal devaluación del tipo de cambio en la segunda semana de agosto, una corrección que llegó al 22,5 por ciento. El dólar oficial mayorista se fijó en 350 pesos, mientras que el segmento minorista quedó en 367 respectivamente. Desde entonces, no se llevó a cabo ninguna alteración, pero los precios siguieron aumentando a ritmo acelerado.

El resultado de la política errática del ministro Massa fue un brutal atraso cambiario sin precedentes en la gestión Fernández. El tipo de cambio real con respecto al dólar se apreció casi un 23 por ciento desde el 15 de agosto, mientras que el tipo de cambio multilateral llegó a caer en una cuantía del 24,6.

El valor real del dólar oficial cayó a los niveles más bajos desde mediados del año 2018, y lo mismo ocurrió con el tipo de cambio real multilateral. Esto genera una presión insostenible para las cuentas externas y para la salida de divisas del Banco Central. Las importaciones se abaratan dramáticamente, mientras que las exportaciones se vuelven cada vez más caras hacia el exterior.

Massa trata de eludir la devaluación por medio de la aplicación de parches hasta las elecciones. La última maniobra consistió en permitir un salto devaluatorio del 50 por ciento para los exportadores, generando una suerte de dólar preferencial por encima de 500 pesos a través de permitir la liquidación al CCL con un tope del 30.

Esta devaluación parcial tiene el objetivo de alentar el ingreso de divisas al BCRA, pero genera un fuerte sinceramiento de costos para la producción local (dependiente de insumos que se exportan), y no afecta sustancialmente a las importaciones, con lo cual la salida de divisas por esta vía permanece inalterada (a diferencia de lo que ocurría con las devaluaciones fiscales).

Las estimaciones sugieren que el dólar oficial podría oscilar entre 600 y 900 pesos para fin de año, un salto devaluatorio verdaderamente significativo en comparación con los 367 que actualmente fija el BCRA. Una devaluación semejante provocaría efectos aún más dramáticos de los que generó el shock de agosto, pero Massa sigue acumulando desequilibrios para evitar pagar el costo político antes de las elecciones.

En última instancia, todo el costo político que Massa se niegue a aceptar hasta noviembre será soportado por la sociedad argentina a través de una inflación descomunal para el mes de diciembre.

(Agencia NOVA)


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