POR QUÉ NO HAY QUE HABLAR DE ECONOMÍA

OPINIÓN

Con una mascota

Por Osvaldo Bazán

Esta nota tuvo ya diez comienzos.

Escribo dos frases con la certeza de haber encontrado la punta del ovillo. “Ahora sí”, me digo y empiezo a tirar de ahí. Y me tropiezo con las palabras; las ideas se embarullan y lo que parecía un hilo inicial termina siendo un bollo de ideas mezcladas y poco conducentes. Leo lo que escribí y no, no estoy conforme. Es muy fácil borrar en los procesadores de textos. Antes, con la máquina de escribir -porque hubo un antes y hubo máquinas de escribir- uno era más cuidadoso. Sacar la hoja de un tirón; el ruido del rollo de goma; hacer un bollito con el papel; poner otra hoja. Demasiado trabajo.

Ahora es fácil. Una tecla y ¡zas! todo borrado.

Y otra vez la hoja en blanco.

Entonces otro hilo, otro ovillo, otras ideas que se chocan, se hacen trizas en el aire, se muestran impotentes frente a lo que, parece, habría que contar en una nota como ésta.

Voy a la cocina.

Ya está el agua para el mate, pero la pava eléctrica no corta sola. Termina hirviendo. Pensaba cambiarla hace unas semanas, me dejé estar y 22% de devaluación y ya después hubo otras urgencias, así que ahora tengo que estar más atento. No me gusta el mate con agua hervida, entonces tiro la que hirvió, vuelvo a poner agua fría y ahora me quedo esperando al lado. El gato decide venir a ver de qué se trata porque los gatos siempre deciden venir a ver de qué se trata. Además, su tarrito de comida está en la cocina.

Lo mira.

Me mira.

No dice nada, pero dice todo con los ojos; algo que podría traducirse como “sos responsable de que el tarrito tenga comida, ¿qué pensás hacer?”.

Lo miro.

Me mira.

Busco en la lata de su comida, le pongo algunos de esos granitos en su plato. Sin el mínimo gesto de agradecimiento, sabiendo que está en su derecho y que si él cumple su parte de ser un almohadón que se mueve y acepta cariño yo debo cumplir la mía que es llenarle el tarrito de comida y el de agua. Aunque prefiere que abra una canilla y tomar agua fresca que corre.

Intuyo que al agua de la pava eléctrica le falta todavía un poquito.

Guardo la lata de comida del gato y recuerdo que fue la última vez que me asusté con un precio, lo cual es raro porque últimamente todo lo que me pasa es asustarme de los precios. Cuando fui a pagar -con la tarjeta de crédito, la ilusión de ganar un mes en un kilo de purina para gato grande- la chica me dijo, sin mirarme a los ojos: “Cuatro mil”.

– ¿Cómo?

– Cuatro mil -repitió y ahí se animó a mirarme a la cara- viste cómo está todo.

Vi, pero no sé cómo está todo.

Por eso ya comencé esta nota diez veces.

Porque nadie sabe cómo está todo.

Ni siquiera sabemos qué es todo.

Mucho menos cómo llegamos hasta acá, cómo sigue, cómo haremos nosotros para seguir.

– Pero…es un kilo nomás -le dije.

– …y diez pesos más por la bolsita – agregó.

Miro la bolsita que ni siquiera es una bolsita. Es un pedacito de plástico con un nudo lleno de esos granitos que el gato reclama como derecho adquirido.

No sé cómo le diré que un día de estos quizás me encuentre obligado a cambiarle la dieta. Me veo sentado en el sillón explicándole lo que significa una devaluación, la inflación más alta del mundo y el ajuste de tarifas. ¿Se irá a enojar? ¿Nos abandonará? ¿Cómo reaccionará el gato ante la crisis? Cuando le cambiamos las piedritas con aroma a limón por unas comunes estuvo dos días sin hacer pichín. Y cuando lo hizo, lo hizo afuera de su cajita. Era su manera de decir “estás ahorrando 700 pesos en dos kilos, rata”.

Lo siento, gatito querido, es así.

Todos mis recuerdos últimamente tienen que ver con el dinero que no está, que se va, que se fue. Con todas las cosas que ya no están, que se van, que se fueron.

Y la cuenta de los días que faltan para el dinero que tiene que venir y que será el mismo que cuando la comida del gato no costaba cuatro mil el kilo.

Igual, miro la pava eléctrica, ya debe por estar.

Saco yerba del tarro y sonrío.

Logré un pequeño triunfo sobre el precio de la yerba.

Ayer sacamos la cuenta: en la alacena hay 8 kilos. 8 preciosos paquetes de un kilo de diversas marcas: las de precios justos, las baratas de siempre y hasta una en una cajita primorosa de cuando no sé por qué pusieron dos por una. Estoy muy atento a las promociones y ya sé que si venden “2X1”, cada producto te sale un 50 % más barato, pero si es “2×3” es un ahorro del 33%, y que cuando te ofrecen un porcentaje de descuento en el segundo, lo que te ahorrás siempre es la mitad del número que te ofrecen. O sea, si te dan “60 % en la segunda”, quiere decir que cada producto te sale 30% más barato. Igual, lo de “más barato” no deja de ser un engañapichanga, todos sabemos. ¿Más barato que qué? ¿Qué el precio que pusieron por las dudas? ¿Qué el precio que inflaron para el día de la promoción?

Nunca nada es más barato.

Otro triunfo: corté la pava eléctrica antes de que hierva.

Ahora sí.

Pero el gato vuelve a mirarme.

Ya se devoró los granitos de su menú y pide más.

Me encuentro diciéndole “-Cuatro mil, gato, cuatro mil ¿entendés?”.

Pero no entiende, o no le importa, no sé.

Sigue mirándome fijo, con cara de “yo no los voté nunca, quiero mi comida”.

– Yo tampoco los voté nunca, gatito, pero acá estamos.

Vuelvo a la computadora y me pregunto cuándo empecé a hablar de economía con el gato. Mejor, ¿qué significa que hable en voz alta de economía con el gato? ¿Qué se puede esperar de alguien que habla de economía con sus mascotas?

No es normal.

Y creo que el origen de todos nuestros problemas ha sido dejar pasar como normal, cosas que no lo son.

Naturalizar el error.

Naturalizar el horro.

Eso hicimos.

La vicepresidenta hace un tweet diciéndole a los suyos para quien votar como presidente van y lo votan y después se arrepienten y ni siquiera se hablan presidente y vicepresidenta que además usa los aviones del Estado como un Uber que le pagamos todos mientras vulgariza cada vez más el trato cotidiano y empuja al presidente a una relación cada vez más carnal con los peores del planeta tanto que el presidente sale a decirle a Putin que espera que Argentina sea puerta de entrada de Rusia a Latinoamérica a pocos días de iniciada la invasión de Rusia a Ucrania y entonces quedamos pedaleando en el aire y decimos qué barbaridad Rusia y eso que fuimos casi los únicos del planeta que les compramos la vacuna Sputnik que viene en dos dosis pero que los rusos jamás hicieron la segunda dosis aunque acá fueron todos entongados entonces Cecilia Nicolini le escribe a Dear Anatoly y se arrodilla para pedirle por favor que mande las vacunas para que el presidente pueda seguir defendiendo el proyecto ruso y por las dudas todos adentro durante dos años mientras el presidente pide que le manden dibujitos y macanea sin parar en cadenas nacionales donde hace como que da clases de un tema del que no tiene idea metiéndonos en problemas con sus mentiras con varios países limítrofes y no tanto mientras la academia y gran parte de los periodistas y los artistas y los intelectuales del país dicen qué presidente qué maravilla que ser superior y la represión estatal mata a decenas de personas que simplemente salieron a comprar el pan y los organismos de derechos humanos no dicen una sola palabra porque primero la patria y un pibe muere por cruzar a nado un río para entrar a Formosa y poder ver a su familia y la ministra de salud que le movió el piso al ministro de salud e hizo vacunar a sus padres, a sus amigos y a sus favorecedores cuando no le correspondía sale por televisión cantando canciones de niños para anunciar muertos al tiempo que dice que mejor no cantar ni reír muy fuerte más si no sos del palo porque si sos de los propios no solo te vacunás antes sino que además podés entrar a despedir a tus seres queridos ahora si sos el presidente podés incluso llegar a hacer una fiesta con personajes superficiales una fiesta pagada por todos aquellos que se estaban fundiendo mientras bravuconéas por televisión en el programa de la esposa de un procesado por lavado de dinero y decís que vas a perseguir idiotas que salgan a comprar el pan y después si te descubren lo de la fiesta al año decís que no que eso no ocurrió y si aparece una foto decís que es trucada y si aparece una filmación decís que fue tu pareja y después cuando te dicen no podés echarle la culpa a tu pareja decís jamás le eché la culpa a mi pareja canallas y después con dos mangos arreglás todo y Solange no pudo despedirse de su padre y no tuvo sus derechos hasta su último suspiro y Magalí Morales murió aterrada en una celda de San Luis y jamás el gobernador peronista de San Luis o el Presidente peronista de la nación le dedicaron una palabra y menos la ministra peronista de la mujer que en ese momento era funcionaria de género en la provincia y uno sólo pudo llevar una piedra a la Plaza de Mayo por los muertos propios y entonces a la noche vienen los peronistas y te llevan las piedras y entonces vas de nuevo y ponés más piedras porque tu dolor no terminó y entonces vienen los peronistas y pisan las piedras y rompen los recuerdos y más tarde la vocera peronista del gobierno dice sonriendo que esas son las piedras de la derecha pero igual la vocera del gobierno no es más que vocera de ella misma según dijo el jefe de gabinete peronista que desmintió que haya habido saqueos aunque el ministro de economía peronista que además es el candidato presidencial peronista de la fórmula en la cual el jefe de gabinete es candidato a vicepresidente peronista el candidato presidencial digo le va a dar un subsidio a los saqueados de saqueos que dice el jefe de gabinete peronista que no existieron aunque la vocera peronista dijo que fueron incentivados por los candidatos de la oposición y el presidente peronista retuiteó el mensaje de la vocera y le dio un like aunque al día siguiente dijo que no y después dijo que no hablaba porque no era candidato y que era una pena que en su mandato no hubiera podido tener mejor relación con la vicepresidenta peronista que lo eligió para el cargo como si su mandato ya hubiera terminado y el ministro del interior peronista que fue candidato a presidente peronista por un día y ahora es el que le hace la campaña al nuevo candidato peronista que además es ministro de economía peronista y que viene de pedirle plata al fondo monetario internacional pero cuando es el peronismo el que pide no es deuda es financiamento y la esposa del ministro como si fuera panelista de LAM dice que su marido se pone picante cuando habla con el Fondo por zoom y habrá que ver cuánto de picante se pone cuando le miente en la cara al presidente de Paraguay como para que al día siguiente los diarios paraguayos lo traten de mentiroso y haga pasar vergüenza a todo el país que además entra a socio de Rusia e Irán mintiendo que es una alianza económica que permitirá miles de millones de consumidores para los productos argentinos como si no fuera que el mismo gobierno peronista le pone todas las trabas posibles a la exportación y como si fuera que el BRICS fuese otra cosa que un grupo de países no muy bien vistos por el mundo sin ningún trato comercial porque de hecho ahí están Brasil y China con quien tenemos muchos tratos comerciales y para eso no nos hizo falta estar en los BRICS pero tampoco tenemos un canciller peronista que al menos sepa inglés aunque sí sabe una mala palabra y se la dedica a un periodista ante el beneplácito de otros periodistas quizás peronistas que gozan la humorada pero igual nadie sabe inglés ni siquiera castellano matemática historia o lengua según los pocos estudios que hay sobre lo que se aprende en las escuelas que dejaron de ser escuelas para ser comederos con poca comida y hay provincias que hace al menos 4 años que no tienen los días de clases que hay que tener ni siquiera por zoom porque hay lugares en donde no se da clases si hace frío o si hace calor o si es el día de la mujer y como todos saben los maestros son mujeres y es importante que los chicos no se dejen bullynear aunque para eso también sería importante que sepan leer escribir sumar y restar y entender un poquito de lo que leen pero bueno eso será quizás cuando te den un voucher en lugar de un sánguche sin jamón y sin queso y no se te caiga el ventilador de techo en la cabeza cosa que no ha motivado ninguna queja de ningún intelectual ni ninguna academia ni ninguna universidad siempre prestas para mandar comunicados contra las fuerzas políticas que osen quejarse de la sacrosanta educación peronista que ya no es educación pero no importa ningún intelectual pide que se haga algo para que los chicos sepan leer y escribir y raro que tampoco haya escritores de esos que se la pasan viajando a ferias internacionales con pasajes y estadías pagos por el país que digan nada sobre que sería bueno que los chicos sepan leer al menos así alguno compraría alguno de sus libros en realidad los escritores argentinos los intelectuales argentinos los académicos argentinos los artistas argentinos en su gran mayoría fueron son y serán adoradores de un estado peronista que los llena de privilegios porque siempre han sido sus mejores propagandistas y habrá que ver qué pasa ahora cuando la gente los pare en aeropuertos y restaurantes y les pida explicaciones por haber apoyado un régimen tan de terror para tantos millones de argentinos y seguramente llorarán escraches en donde sólo habrá un ciudadano con menos poder frente a otro con más poder y privilegios que hizo todo lo posible por mantenerlos y naturalizamos todo eso.

Todo eso paso y pasa y el país, como quien oye llover.

Por eso no voy a naturalizar hablar de economía con el gato.

Cada centímetro que la locura le ganó a la razón o que la ambición le ganó a las instituciones, fue normalizado.

Hoy estamos tan corridos que no nos damos cuenta.

Hoy vemos al carnicero con su arma defendiendo a su negocio y a todos esos desharrapados llevándose hasta la última botella de fernet y es medio tonto preguntarse cómo llegamos hasta acá.

Llegamos hasta acá porque tomamos como normal el asalto al Estado.

De pronto se me tapa la pantalla de la computadora.

Es el gato.

Me mira y parece decirme que quiere volver a las piedritas perfumadas.

Debo contestarle.

– Lo siento michi, las piedritas perfumadas serán una reforma de tercera generación.

Y entiendo entonces por qué no hay que confiar en gente que habla con sus mascotas.

(El Sol)


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