RECUERDOS GUARDADOS EN UNA VIEJA BOLSA ARREPENTIDA

CULTURA / SOCIEDAD / OPINIÓN

Para cuando venga la Parca

Por Walter R. Quinteros

Les cuento que en nuestro idioma español, además del nombre propio de la Muerte es común emplear el término la Parca, que proviene de la mitología romana. 

Las parcas, eran tres deidades hermanas, Cloto, Láquesis y Átropos, con figura de viejas, de las cuales la primera hilaba, la segunda devanaba y la tercera cortaba el hilo de la vida. Tomen.

La idea que tengo es que cuando venga a golpear mi puerta en la calle Rivadavia de esta ciudad de malagradecidos, fabuladores, malhablados y conspiradores, la voy a tutear. Con T.

Hola querida Parca ¿Cómo andái vó? Ya que viniste voy a mostrarte que tengo todos mis recuerdos guardados en esta vieja bolsa arrepentida y, que antes que nos vayamos de acá al paraíso de los soñadores truncos, me ayudes con el inventario de mi equipaje. That's my bag. 

Y ya que estamos, creo que simplemente le diré. 

Empecemos por esas cosas que los mayores le hacen hacer y decir a los niños y por ésas cosas que los niños hacen y dicen solos porque son niños y no los ven ni los oyen los mayores. 

Si mal no recuerdo, en esta foto de 1955, me vistieron como un marinerito y me sientan en una sillita de madera y paja, me ponen una guitarrita entre mis manos como si fuese un fusil Máuser modelo 1909 —pero inventado en 1908, por los alemanes, el mismo año que Cruz del Eje tuvo su primer terremoto de 7,6 en la escala Mercalli—. ¿Lo sabían ché? 

Lo que si creo que saben es que el sol de frente nos hace arrugar la cara. Mi abuela cantaba "desde el alma" mientras me fotografiaban.

A mi me parece que nadie se da cuenta pero las parejas hacen todo lo posible para vivir juntos y todo lo posible para separarse al mismo tiempo, como en un baile, llevando el compás, a un ritmo natural. Mis abuelos se amaron, tuvieron hijos y se separaron desamándose. 

Por eso, dicen que decían que mi comportamiento en la escuela no era bueno, también dicen que decían que sabía bastante bien y mucho sobre las materias escolares, y que era un niño obediente en clase, pero también dicen que decían que sabía insultar y pelear en los recreos, a la salida de la escuela, en el almacén, la plaza y en la canchita con arcos hechos de piedras y cascotes del "Once corazones fulbo club". 

Los niños buenos, querida Parca, no queremos que los otros niños malos digan algo feo de nuestros abuelos. Aunque sea cierto. ¡Fuck off, kids!

De esto no me puedo olvidar, la primera vez que vi que había abajo de una bombacha floreada de niña fue porque la niña también quería ver que había abajo de mis calzoncillos blancos de niño. A la siesta, bajo el duraznero, ¿viste? ¿te dio vergüenza? No le contemos nada a nadie. Nunca jamás.

Dejemos esas cosas porque ahora quiero que veas esta foto dónde estoy abrazado a un fusil Máuser como si fuese una de las guitarritas de Carlos Gardel. Si mal no recuerdo, en ése año llega la orden de empezar a desguasar los talleres ferroviarios de Cruz del Eje —la cosa parece que vino porque mandaban los vagones a otros talleres y los hombres de por aquí se iban quedando sin trabajo, pero lo mismo había que pagarles el salario—. El sol te hace arrugar la cara de recluta, y te conviertes en un niño grande, cuando sale el primer disparo del fusil y suena como las voz angelical de tu abuela cantando "desde el alma". 

Mis abuelos me dejaron huerfanito por ésos años. Goodbye best friends...

No quisiera acompañarte en este viaje, querida Parca, sin guardar como un preciado tesoro, el por qué mis hijos se llaman cómo se llaman.

Lo que si estoy seguro, es que después que me ayudes a guardar todas las luces y sombras que despediré de mi memoria —a la misma velocidad que una tortuguita recién nacida busca el mar—, será el nombre de todas ellas. Aquellas mujeres que aquí y ahora, no están.

Como te decía, a mi me parece que nadie se da cuenta pero las parejas hacen todo lo posible para vivir juntos y todo lo posible para separarse al mismo tiempo, como en un baile, llevando el compás, a un ritmo natural. 

Mis padres también me dejaron, con sus corazones cansados, antes que me vaya a vivir al extranjero, como un huerfanito más. ¿Where do the souls go?

Olha Parca, adivina donde termina el cielo y dónde comienza el mar en esta foto, mirá. Aviso aos navegantes, não se esqueça de voltar. Pero bueno, ya está, todo eso quedará aquí. El rompecabezas de los amores y desamores queda aquí, junto a todos mis cuentos, proclamas, reportajes, entrevistas, editoriales y algún que otro poema que debe andar dando vueltas por ahí.  Los escribí para cuando me vaya y las capas de la Tierra se acomoden de nuevo y venga el segundo y último terremoto en esta ciudad.

Queridos amigos lectores, cuando venga la Parca a buscarme también le diré: Esperá, aquí está. Tengo un encendedor a bencina, ¿ves? La piedrita va aquí, en esta ranurita, mirá. 

Ahora déjame fumar mi último cigarrillo y nada más.



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