MASSA, EL MINISTRO CANDIDATO EN FASE BIPOLAR

OPINIÓN

Sin ella no le alcanza y con ella se le complica

Por Mónica Gutiérrez

La apremiante necesidad de estar bien con Dios y con el diablo es desequilibrante. Imposible para cualquier mortal mantener alineados el cuerpo y el alma frente a tamaño desafío. Basta ver el deteriorante periplo de Alberto Fernández por el circuito del poder telecomandado.

Del kirchnerismo explícito a la ostentación del capitalismo de amigos. Solo se trata de acumular. Massa debe sostenerse por encima del 30% y atravesar las PASO como el más votado. Esa es su línea de sustentación. Se le empieza a complicar.

Juan Grabois, por su parte, cumple una función terapéutica que empieza a evidenciar posibles efectos colaterales. El carismático dirigente social ha asumido la noble tarea de contener la fuga de los duros, de los espantados por el ecléctico candidato que propone la lideresa K.

La idea de que el avasallante fundador de la UTEP succione esos votos imprescindibles para sostener a STM en su línea de flotación comienza a encender alarma entre los que rodean a Massa.

Grabois no se da tregua. Él también enfrenta, como penoso desafío, hacer pie en un mar de contradicciones. Ya cumplió en aclarar que después de las PASO se alineará con el candidato de la Unidad, el mismo al que vapuleó al grito de “ni en pedo vamos a votar a vendepatria de Sergio Massa”. La necesidad de sostenerse en el poder es hereje y obliga a tragarse sapos sin chistar.

No queda claro cómo convencerá a sus seguidores de dar una vuelta de campana después de las Primarias. En el mientras tanto se despacha. Esta semana se sentó frente a Carlos Pagni en la pantalla de LN+.

Grabois sostiene que no tenemos moneda. Reivindica a Cristina Kirchner. En ningún caso parece atribuir a las políticas económicas distorsivas del kirchnerismo responsabilidad alguna en el descalabro de la economía. No vacila en destrozar a Massa sin nombrarlo y planta una advertencia: “Roma traditoribus non praemiat”. Roma no paga a traidores.

La palabra traición en este contexto suena fuerte y, como el sustantivo panqueque, solo remite a un personaje.

“Yo no lo conozco, cuál es Massa, el de la UCD, el antikirchnerista, el que indignamente le pide a La Cámpora y a Cristina que lo levanten a upa…?”, se pregunta para concluir en que “la conciencia individual de Massa es bastante indescifrable y sinuosa”. Grabois pide también fair play. Cristina no se lo estaría concediendo.

Los muchos o pocos puntos que se lleve Grabois en las PASO ponen en riesgo el lugar del más votado que le permitiría a Massa mantenerse en pie camino a las generales.

Massa enfrenta no pocas dificultades. El ministro empieza a llevarse puesto al candidato.

El agravamiento de la situación económica escaló exponencialmente en la semana que concluye.

La estampida del dólar blue que trepó a un récord histórico de 529, para quedarse en 528, la desesperante sequía de reservas que obliga a manotear yuanes, acumulando una pesada deuda con China, y el acuerdo del FMI que no llega, obligan al ministro a tomar medidas odiosas y contraproducentes para el candidato.

La tensión entre los dos roles empieza a producirle daños irreparables. Pretender estar, a un tiempo, en la misa y en la procesión. Queda expuesto hasta lo patético.

El miércoles, mientras los mercados ardían y el dólar libre se pegaba la peor de las escapadas, STM se dedicó a gozar del pringoso abrazo de los jerarcas cegetistas.

A años luz de los sobresaltos de la calle, se dejó arropar por los popes del sindicalismo dispuestos a colgársele del cuello. Para poder seguir adelante empieza a necesitar un doble de riesgo.

Massa convocó a los mandamases cegetistas a salir a repartir boletas. Promete ser el Presidente de los trabajadores, mientras ejerce de ministro de los empresarios amigos.

Todo muy confuso.

El candidato principal de la Unión por la Patria enfrenta, no obstante, una paradoja irreductible. Cuanto peor le vaya en las PASO, más chances tiene de sostener en precaria estabilidad de la economía en orden a llegar a diciembre. Como candidato con chances de llegar a la presidencia en este contexto es puro espanto para los inversores.

El ministro compite con el candidato. La gestión no está siendo funcional a la campaña. No hay caso, no se puede atender los dos teléfonos.

Las medidas pre anunciadas este viernes, que incluyen un dólar soja 4 y de manera contemporánea un impuesto especial para los importadores, solo pueden augurar una nueva escalada inflacionaria.

La decisión de la AFIP de fijar un anticipo de Ganancias a las empresas con una rentabilidad mayor a $600 millones, no es precisamente un aporte a la previsibilidad y confianza que demanda el momento. Además despoja de ingresos al futuro gobierno.

Axel Kicillof también está complicado. Empezó a ponerse en duda su comodidad electoral.

Necesita a Massa, pero también a Grabois.

El Gobernador pretende hacer equilibrio en la interna oficialista. Se alinea detrás de Massa pero sale a pasear con Grabois. En el “día del amigo” intercambiaron sonrisas y mohines. Son afines y se necesitan. En la Provincia no hay balotaje. Cada voto cuenta.

“Estamos viviendo por primera vez una campaña en la que la derecha dice abiertamente que es lo que quiere hacer: amenazan con quitar los derechos que se han conquistado en una lucha de generaciones y generaciones…Esta vez viene el lobo sin el disfraz de caperucita”. El gobernador se atiene a los manuales. Grabois le pasa cerca.

Massa, en cambio, despliega sus dotes de alquimista. Afecto a los mejunjes políticos. Combina elixires K con indigestas pociones pro mercado. Brebajes tóxicos para una campaña enrevesada.

Para el líder piquetero finalmente primará la ética de la responsabilidad. Asegura haber roto una tendencia al monopolio político de la rosca. Después del 14 se tendrá que alinear. Todos tendrán que aficionarse a los sapos crudos.

Los resultados en la provincia de Santa Fe fueron un duro golpe para el oficialismo. No solo por los números totales en los que arrasó Juntos por el Cambio sino también por las PASO del oficialismo.

Marcelo Lewandowski cruzó con recriminaciones con Omar Perotti por dejarlo a la deriva en la campaña y los candidatos de La Cámpora, Marcos Cleri y de Agustín Rossi, Leandro Bussato, pasaron con más pena que gloria.

Juan Grabois, en cambio, a quien le cuesta aceptar que Sergio Massa haya llegado a ser el candidato a presidente que lleva el campo nacional y popular, se jacta de la performance que obtuvo Juan Monteverde, candidato a intendente de Rosario por la marca “Ciudad Futura”.

El candidato de Grabois se impuso en la interna del peronismo obteniendo el 54,09% frente al 43,09% de su contendiente Roberto Zukerman.

“A diferencia de la oposición que se tira con camiones de droga, nosotros vamos a hacer una campaña propositiva”, dijo Grabois en Berisso mientras recorrían una cooperativa.

Todo menos armonía en la provincia de Buenos Aires. La interna más virulenta al interior del peronismo es la que se vive en Hurlingham. Es el único distrito en el que un intendente pejotista en ejercicio se enfrenta a un contendiente de La Cámpora.

En el territorio comanche se libra una batalla al todo o nada. Una aproximación a la intensidad de esa refriega la da el hecho de que el fundador de La Cámpora haya desembarcado en persona y acompañado por el candidato que no fue, Wado de Pedro, para apoyar la candidatura Damián Scelci.

Máximo Kirchner, que además es presidente del PJ provincial, se pasó por encima su deber de ubicuidad y plantó bandera en defensa del camporista. En el mismo acto imploró a su señora madre ponerle el cuerpo a la campaña de Massa, frente al temor de perder posiciones en la provincia en la que el kirchnerismo piensa montar su búnker opositor a expensas de Massa.

En cuanto al hiperkinético Juanchi Zabaleta, el solo hecho de haber sido ministro de Desarrollo Social de Alberto Fernández y haber alimentado alguna expectativa en relación al albertismo lo coloca en una situación irreductible frente a la plana mayor K. Va de retro.

En Buenos Aires, el primer y el último tramo de la boleta traccionan al resto. Por eso es clave el candidato a presidente para la suerte del gobernador. La elección de Kicillof está ajustada. Axel no es imbatible. La caída de varios puntos de Milei engrosó la expectativa de Bullrich.

El manifiesto enojo de Javier Milei, con su aliada Patricia Bullrich, podría reconocer estos temores. Milei la acusa de estar detrás de “operetas en su contra”.

La elección de Córdoba del próximo domingo también impondrá su impronta en las generales. Si gana De Loredo, todos querrán estar en esa foto. Prioridad de paso para Martín Lousteau. Cómo en Rosario con Pullaro, De Loredo lo reconoce como su referente. De hecho, preside el bloque de Evolución en la Cámara Baja.

Es probable entonces que Schiaretti quede desnortado y busque un rayito de sol en las playas larretistas. Todo está por verse.

A tres semanas de las primarias, reina una suerte de desconcierto generalizado. Ni oficialismo ni oposición logran consolidar algún liderazgo que entusiasme. Nada que enamore. Es lo que hay.

(Infobae)

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