LAS COSAS SON UN POCO DIFERENTES POR ACÁ

SOCIEDAD

Conviviendo con la soledad

Por Consultora Liberatore

—Mark Twain dijo con fina ironía que: "Se bueno y serás solitario". ¿Fuiste bueno y por eso creés que estás solo?

—No se si bueno, pero me comporté lo más correctamente posible, pero las cosas son un poco diferentes por acá.

—¿La soledad, para vos, es una carga emocional? 

—Creo que si, porque la he sentido en muchas ocasiones en diferentes períodos de mi vida.

—¿Cómo es tu soledad? 

—Creo que la soledad, primero, hay que detectarla, identificarla y etiquetarla para que nos demos cuenta del por qué estamos solos.  Y que eso a su vez, nos ayude a decidir qué vamos a hacer con ella. Podría decirte que mi soledad si, es emocional, nada más. Porque tengo amigos, todos varones, gente que se acerca y me preguntan cosas, cómo estoy, cómo me siento, y colaboran con mis escritos mientras tomamos un café o algo.

—¿Aceptas tu soledad sin pareja?

—La Biblia dice que no es bueno, pero yo la acepto. Aunque en este lugar tan raro piensen y hasta digan todo lo contrario. Excepto mis amigos, que me conocen bien. Que saben de mi.

—La soledad es un proceso que lleva tiempo de adaptación, ¿tenés paciencia para eso?

—Lo analizo, hay veces en que le dedico mucho tiempo a pensarla y entre esas preguntas que me hago sale siempre la misma, por qué, cómo. Contestármelas creo, y frente al espejo, requiere de mucha paciencia, si. Es bueno el espejo para eso.

—¿Luchas contra eso de la soledad?

—Digamos que convivo. Es como adaptar un modo de vida, eso creo. También creo que llegará el momento de decidir qué hago con esto. 

—¿Qué te enoja?

—La mentira me enoja, Cuando falsean algo para tapar otras cosas. Y creo que eso hace que las emociones me hayan llevado a elegir la soledad, no quiero juzgar, no quiero pensar, no quiero analizar. cada uno es dueño de sus actos. Me enoja no haber resuelto de otra manera esta situación. Pero soy buena persona, creo. 

—¿Qué haces ahora?

—Disfruto con mis actividades de siempre, me salen mejor, es como que estoy más concentrado en mi trabajo diario. Tengo las visitas de mis amigos, y con ellos comparto comidas, cafés, conversaciones largas, conversaciones de la vida.

—¿Me estás diciendo qué disfrutas tu soledad?

—No, en absoluto. Porque es difícil controlar algunas emociones. Si bien trato de llevarme bien con ella, como ya te lo dije, esta convivencia a veces me resulta incómoda.

—¿Hacés ejercicios físicos?

—Imposible, en absoluto, creo que mi deporte es escuchar música y escribir hasta que me canso. Ni siquiera me ayudo con alguna dieta saludable, nada, solo fumo y escribo. Es mi vida.

—Convengamos que eres un hombre sociable, tienes habilidades para entablar conversaciones, ¿has pensado en buscar una nueva relación de pareja?

—No, en absoluto. Porque como ya te dije, las cosas son un poco diferentes por acá. Más adelante, no lo se. 

—Explicame eso de diferente.

—Cuando te ves en el espejo, ¿qué ves? Bueno, aquí ven otra cosa, lo que a ellos les parece. Una imagen en blanco y negro, acá la ven toda colorida, recién pintada. Algo así. Y hay gente que no se merece ser pintada con tantos colores pedorros sobre la armonía de su elegante gris.

—¿Miedo?

—No. Te cuento que los sabios nos reunimos alrededor del calor de la fogata, miramos las chispas que se elevan y se mezclan con las estrellas en la noche, mientras los lobos aúllan, entonces cantamos nuestras alabanzas dirigidas a los dioses, celebramos sus designios, y esperamos el amanecer. Si es que ellos decidan que haya, aunque sea uno más. 

—Gracias señor.

—A vos, niña.

(Consultora Liberatore, para LA GACETA LIBERAL / Dibujo: Ángel Boligán)


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