DOS APORTES CORDOBESES AL MUNDO

 OPINIÓN

Córdoba acaba de hacer dos aportes originalísimos a la disciplina electoral mundial

Por Adrián Simioni

Primero, acaba de aclamar al nuevo intendente de la Capital provincial, Daniel Passerini, sin que se conozca un solo dato oficial de la Justicia electoral. Los dos partidos mayoritarios acaban de decir, uno, que ganó las elecciones y de admitir, el otro, que las perdió. ¿Datos? Ni uno.

Es como si hubiéramos elegido al intendente por aclamación. Pero una aclamación silenciosa, que sólo algunos elegidos han podido escuchar y que nos transmiten a los demás. Ellos han sido capaces de escuchar –con sondeos a boca de urna, relevamiento de mesas testigos y, tal vez, otros métodos más esotéricos- “la voz del pueblo”. Y parece que el pueblo dijo: “Daniel Passerini”. Hay que creerlo porque Rodrigo De Loredo, el que competía con él, también escuchó la misma voz del pueblo.

Es una privatización de hecho, sin licitación, del proceso electoral. Un bien público fundamental, como la información oficial sobre quién ganó la elección para gobernar, se transforma en información privada.

La novedad abre un ramillete insondable de oportunidades. Por empezar podríamos ahorrarnos las elecciones y dejar de pagar los sueldos de las onerosas justicias electorales. Podríamos adoptar un método en el que sencillamente cada partido manda sus pitonisas, oteadores de electores y especialistas del presagio a una convención y que ellos se encarguen de decirnos a los ciudadanos a quién hemos elegido.

El otro aporte es el “ahuyentismo”. Y este es el más jodido. Hasta ahora los argentinos (y los cordobeses) habíamos naturalizado que cada gobierno se aproveche de su manejo del Estado para montar una infernal maquinaria clientelar. En cada elección, los dueños de la sartén pueden movilizar a ñoquis y subsidiados para que voten a su favor. Es trampa. Corrompe la democrática. Destruye la libre competencia electoral. Usan recursos públicos.

Pero ahora Córdoba cruzó otro umbral. Tanto en la elección provincial como en la de esta noche, la municipal de la capital provincial, inauguró el “ahuyentismo”, que no consiste en atraer a los votantes propios sino en desalentar a los ajenos e, incluso, a los inciertos. Por las dudas, mejor que no voten.

En las dos elecciones las juntas electorales provincial y municipal salieron a promover que no se asistiera a las urnas recordando que, aunque el voto es obligatorio, no se aplican las multas que prevé la ley porque no están reglamentadas.

Es curioso: los mayores críticos históricos del “voto calificado” (por ejemplo, como solía ser cuando votaban sólo quienes pagaban impuestos) han terminado promoviendo un voto calificado al revés: que vote la clientela que recibe alguna dádiva y vive del Estado y que no voten los pagadores netos de impuestos que no viven del Estado.

No sé cómo vamos a hacer los cordobeses para sentirnos orgullosos alguna vez de esto que hemos inaugurado este año: el “ahuyentismo” y la privatización electoral.

(Cadena 3)


Comentarios

  1. creo yo se dede a las estructuras, ya que tenian equipo de computo propio y un trabajo de fiscales muy bueno (dato de color fueron a fiscalizar militantes de todo el interior de la provincia)

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