OPINIÓN
Empecemos por recordar que desde este medio, hemos sido muy críticos con la actual administración municipal
Por Redacción
Y también lo fuimos con la tibieza expuesta por parte de la oposición en temas que resultaban bañados en un manto de sospecha por corrupción y, en particular con la Justicia, con su postura de no investigar en tiempo y forma al intendente actual y su gabinete.
Pero todavía faltan 157 días para que éstos terminen su mandato.
Los graves indicios de corrupción empezaron a desarrollarse en el amanecer del primer día de este gobierno, al judicializar la Carta Orgánica sobre la que juraron administrar esta ciudad.
Desde nuestro humilde punto de vista, la misma le daba más poder al HCD que al intendente. Entonces antes de que amanezca ése primer día, ya nos encontramos sin Carta y con una rarísima emergencia económica.
La primera pregunta es: ¿Es lo mismo ser acusado que investigado?
La segunda pregunta es: ¿Qué hará Renato Ramiro Raschetti, como futuro intendente?
Opinamos esto porque en ningún momento habló sobre cómo se desempeñará ante el supuesto caso de encontrar cosas raras cuando asuma. Éste vacío de respuestas no debe esperar 157 días. Aunque algo de más de lo mismo se ve venir ya que en sus propuestas anteriores a las elecciones, nunca le escuchamos hablar sobre el tema de auditar y/o denunciar esas cosas raras que seguramente va a encontrar.
Desde este medio —que nunca ha pautado con nadie y eso lo hace el único independiente de esta ciudad—, creemos que lo más probable es que decida mantenerse lejos de la Carta Orgánica y siga los lineamientos marcados en la Ley de Municipios y Comunas, ya que el HCD, se verá esta vez un poco más reñido, aunque con pocas luces, si tenemos en cuenta que entre algunas propuestas estaba la de meter más cumbia, que pensar en la grandeza que propicia traer trabajo a nuestros habitantes.
La cuestión es que R.R. Raschetti está en un laberinto.
Y deberá dejar de hablar de turismo y dudosas rutas de comidas regionales para meterse de lleno en el lugar de estadista que la ciudadanía le dio y no, como éste inquilino actual de la casa municipal, que ha perdido por clara paliza en estas últimas elecciones, toda esperanza de seguir refugiado en los fueros para mantener la consigna ambigua de "seguir avanzando", aunque nunca supimos hacia qué precipicio avanzaba, y de seguir entorpeciendo cualquier labor de los organismos del sistema de justicia —como sospechamos que hizo en reiteradas ocasiones gracias a sus fueros—.
En el laberinto del que hablamos, Raschetti debe saber que el nuevo gobernador no moverá las piezas en lo judicial. El intendente saliente, Claudio Farías, se aferrará a eso como una soga salvadora y le debe estar prendiendo una vela a cada santo. ¿La Cámpora, es creyente?
Y, a nuestro entender ciudadano, consideramos que, cómo indica nuestra Constitución, nuestra justicia no puede estar nunca atada de manos ante los desbarajustes de un mandatario, más si éste se encuentra cercado por las evidencias de malos manejos.
Para bien de la democracia, el nuevo intendente ya mismo debe llamar a la prensa y decirle a la ciudadanía que en ese aspecto, tiene tomada su posición. Lo sano sería, que nos diga que va a haber un giro de 180 grados en lo que respecta a las comunicaciones, a la franqueza, a la sinceridad, a acabar con ciertas censuras y, a la transparencia en su gobierno. Palabras totalmente ausentes en estos casi ocho años de este gobierno saliente.
La ausencia de estas premisas nos llevará a decir que seguimos con más de lo mismo. Que todo sigue igual, con otro color, pero con el mismo olor.
Nos queda entonces por decir que la decisión que tome, puede llevarlo, o no, a convertirse en un líder para su partido. Y no nos parece que sea una decisión peligrosa para su mandato, pues por esa misma razón, el oficialismo se presentó fracturado en cuatro vertientes distintas, donde algunos candidatos nos hablaban de que esta ciudad necesitaba transformarse, otros de que merecía más, otros de cambiarla y otros que sabían mejor que nadie como hacerlo. Fuego amigo, que le dicen.
Irrefutable. Archivo mata relato. Ellos mismos sabían lo mal que estaba siendo administrada.
Entonces es la hora de sentar un precedente. Es la hora de demostrar que las instituciones están por encima de las personas. Es la hora de dejar las tibiezas cómplices que nada bien le han hecho a nuestra sociedad y, por consiguiente, a nuestra ciudad.
El pueblo quiere saber de qué se trata. Por eso, decimos que es la hora de que Renato Ramiro Raschetti vaya buscando la salida del laberinto en que se metió empujado por el cansancio de la gente con estos pésimos funcionarios que ya se van.
De cómo lo haga, dependerá cómo pasará por la historia de esta ciudad.
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