ELECCIONES ¿QUIÉN LE TEME AL LOBO FEROZ?

OPINIÓN

En aguas turbulentas siempre, este bonito país de Hispanoamérica que creyó en una superioridad con respecto a la región hace rato se ha quitado la careta

Por Mario Mactas

Creo que una receta para pensar y ver los hechos es no pretender una objetividad pura, que no existe, pero sí practicar un foco neutral como disciplina en estos menesteres. Así se puede ver con claridad que hace bastante falta no confundir los deseos con la realidad, con los hechos, con los protagonistas de los hechos. Le gusta a uno o no.

Es verdad que en nuestro lugar la realidad política unida desde luego a la social suele parir un niño como el del bebé de Rosemary después de una que otra primavera para ilusionarse y de la espera correspondiente. No es una afirmación que se dirija a nadie en especial: es así, es muy difícil que las cosas salgan bien.

En aguas turbulentas siempre, este bonito país de Hispanoamérica que creyó en una superioridad con respecto a la región- los mejores médicos, los poetas y plásticos sin comparación, los militares con botas más cancheras y lustrosas siempre listos a intervenir hasta que dejó de ser un juego y se abrió el infierno-, hace rato que se ha quitado la careta.

El rancho tiene goteras. Quiero decir los que tienen rancho, que muchos están, como dijo al arengar San Martín, en pelota. No en pelotas, dijo con una voz firme con un deje andaluz: en pelota, solo con la piel al aire. “Andaremos en pelota hasta conseguir la libertad”. Sucede una oscuridad interior al ver la calidad de los hombres y mujeres que en el carnaval con que se debe resolver, con la libertad humillada por el grosero carnaval de estos días, donde los representantes y candidatos viven en los programa de televisión: los veo siempre con el ánimo suspendido por la posibilidad de que surja algo luminoso, lúcido, serio, verdadero.

Y no. Las cosas no funcionan. Los chicos no entienden y pasan por las escuelas en un asombroso analfabetismo. Es el efecto de una idea enfermiza de la igualdad. Se traslada como concepto a todas las cuestiones de un Cambalache que se divisa sin esfuerzo en el gobierno, donde las contradicciones y delirios se suceden, donde los que se odiaban pasan a amarse y a cualquier obstáculo que pueda impedir una gimnasia repetida, la del poder y cómo retenerlo para siempre.

A veces con un rostro, a veces con otro, no importa. Es así, un mecanismo: ”Somos como los gatos. Parece que se pelean pero estamos reproduciéndonos”, explicó el General. “Cada día te quiero más, no puedo pararlo, es una pasión”, canta la tribuna. En el camino del peronismo las formaciones especiales armadas de los setenta, imperaba una moral que imponía la fidelidad de hierro, la conducta era rígida, como de iglesia. Así se cuenta. No sé si Perón las consideraba del todo peronistas, pero las empleó y alentó, tal vez como un diseño de guerra o de la política entendida como guerra, una exploración histórica que no quiero ni puedo asegurar sin ayuda.

En la lona, la Argentina tendrá cómo conseguir levantarse algo: la debacle es total. La ruina. Y tiene que ser pronto porque lo que ocurre en nuestro país es cambiante y fulminante, de un día al siguiente.

Delante de los resultados catastróficos, cinco meses atrás más o menos se miraba una elección definitiva y aplastante de la oposición. En el mundo de la razón, los dados rodaban de ese modo. No podía ser de otro modo: ¿Cómo suponer otro resultado? Solo que no se trata del mundo de la razón sino de muchos factores confluyentes. Se ha visto ese asunto unas cuantas veces.

Me recuerda alguien con inteligencia apreciable que, apenas llegado a la presidencia, Mauricio Macri invitó a Massa a una reunión en Davos. Era una oportunidad para sumar a alguien que estaba en reserva, un poco solo quizás, pero no lo hizo y se vio cómo el invitado pasaba a la vereda de enfrente.

Ahora, las PASO opositora se han fisurado – no son matices nada más- y hay enfrentamientos ásperos. Puede haberlos casi de manera natural a medida que se acerca a la zona caliente y ya se verá después. El temible después argentino.

Con ese panorama, el Cambalache –no me banco ese tango- hay quienes miran de manera diferente: aún en medio de un ruido infernal, traiciones y venganzas, se presente una rajadura por el que galopará Massa, y va a galopar largo para llevarse la sortija.

¿Qué más quieren? Hay divisiones a la vista: como suele decirse en algún tiempo, ¡lechuga para el canario!

(Mario Mactas / Infobae)


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