NI LA SOJA SALVA AL GOBIERNO

ECONOMÍA

La tasa a 97% no alcanza para tentar a los inversores, la demanda de dólares parece no tener límites y las reservas netas del Banco Central ya son negativas



Por Daniel Fernández Canedo

En 30 ruedas que hubo desde el inicio del dólar soja/agro de $ 300, las liquidaciones de divisas alcanzaron a US$ 3.534 millones, un 70% de lo que esperaba el Gobierno, aunque aún restan tres ruedas para el fin del régimen.

Sobre el fin de mayo, los importadores de autos, electrónicos y partes y productos chinos (agroquímicos, fertilizantes, etc.) están de parabienes porque pudieron pagar sus compromisos por la posibilidad de utilizar el equivalente en yuanes de US$ 5.000 millones.

Por otra parte, el Banco Central le envió un mensaje muy claro a la industria petrolera: no habrá más disponibilidad de dólares al precio oficial ($ 235) para pagar importaciones de combustibles.

Hasta la semana pasada las petroleras tenían un régimen por el que los dólares para abonar combustibles importados se autorizaban en 24 o 48 horas. Ahora irán por los dólares libres.

En los últimos 14 días hábiles el Banco Central logró comprar US$ 600 millones, pero en lo que va del año viene perdiendo US$ 2.600 millones.

En síntesis, no hay oferta de dólares por parte del Gobierno capaz de abastecer una demanda que parece no tener límites. Los diques de contención del mercado cambiario aparecen desbordados y el Gobierno no encuentra argumentos contundentes para dar vuelta la situación.

La tasa de interés de los plazo fijo en 97% anual resulta insuficiente para contrarrestar la insólita situación política que implica escuchar a la vicepresidenta Cristina Kirchner criticando con dureza al Fondo Monetario cuando, simultáneamente, su ministro de Economía deja trascender su esperanza de que el organismo anticipe el desembolso de US$ 10.000 millones en las primeras semanas de junio.

Con el dato de que las reservas netas del Central están en el plano negativo en torno de los US$ 1.400 millones, resulta muy difícil convencer al mercado de que la cobertura cambiaria es innecesaria.

La tensión cambiaria latente se potencia por el proceso electoral a un mes de que se deban inscribir las candidaturas en un contexto de falta de confianza.

Tanto el índice confianza del consumidor como el de confianza en el Gobierno de la Universidad Di Tella marcaron niveles muy bajos, a pesar de que la actividad económica creció 1,5% en el primer trimestre del año.

Desconfianza política, gastar los pesos que se tengan lo antes posible en el intento de que no sean devorados por la inflación (está favoreciendo a sostener el nivel de consumo), remarcación generalizada de precios, y expectativa de que habrá una devaluación a pesar del esfuerzo del Gobierno por evitarla arman un cóctel sensible para estas semanas.

La contracara intentará definirla Sergio Massa si consigue en su viaje a China una ampliación adicional del swap de monedas que ronda los US$ 18.700 millones de los cuales está autorizado a utilizar US$ 5.000 millones al 6,5% anual para pagar importaciones desde ese país.

Esa posible ampliación como la decisión de no destinar dólares a precio oficial para pagar importaciones de combustibles restarían demanda, pero las dudas se mantienen sobre la oferta.

El dólar soja/ agro de $ 300 no alcanza a cubrir las expectativas y el Banco Central lleva el ritmo de devaluación al 7% en el mes en que los pronósticos apuntan a un aumento de 9% en el costo de vida.

El Gobierno sigue corriendo de atrás a la tensión cambiaria y la brecha entre dólares por encima de 100% empezaría a mostrar que se trata de un piso, a menos que la posible llegada de fondos del FMI consiga serenar los ánimos.

Aunque no solo necesitará dólares el Gobierno. Un tweet del economista Fernando Marull, que retuiteó el expresidente Mauricio Macri, sobre los pagos de la Argentina al FMI en la gestión de Alberto Fernández y Cristina Kirchner presentó un nuevo enfoque sobre las bases de la sensibilidad cambiaria.

 


Dijo que desde fines de 2019 el agro liquidó US$ 110.000 millones, que los pagos netos al FMI fueron por US$ 825 millones y que las pérdidas de reservas netas del Banco Central alcanzaron los US$ 13.500 millones.

Podría leerse que, en determinadas circunstancias, el peso de la desconfianza puede más que el de los dólares contantes y sonantes. Y que la carga más pesada del pago al FMI del enorme préstamo que recibió el gobierno anterior recaerá sobre el próximo.

(Daniel Fernández Canedo / Clarín)


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