MIREN LO QUE HAN HECHO

 OPINIÓN

Luis Juez, Martín Llaryora y Juan Schiaretti, contemplan azorados la obra maestra de la "política"



En Córdoba se viene observando una degradación del entramado social notable. Hay gente que vive como un subhumano. En general el orgulloso "ciudadano", tal como establece el concepto, está en vías de extinción, dice un filósofo urbano de barrio Güemes.

Pareciera que la ciudad solo estuviera ocupada por "habitantes" que tratan de sobrevivir, no importa lo que le pase a los vecinos, a los que limpian vidrios, duermen en las calles o habitan en casillas "sub saharianas".

Por supuesto, ya no importa lo que les suceda a los jubilados, que ya casi no pueden salir de sus casas o se tienen que ir a vivir a asilos para sentirse más seguros, no importan los niños que no comen, no importan las mujeres que padecen la delincuencia y la violencia. No importa casi nadie.

Las noticias de crímenes terribles son observadas con una naturalidad asombrosa. Una joven asesinada por su propio padre, un supuesto hombre de bien, trabajador, servidor público, sólo ocupa unas horas los titulares de los medios digitales. En unos días todo quedará olvidado.

Salvo honrosas excepciones, la gran mayoría de las opiniones "opinan" que con el potencial económico de la provincia, se debería vivir muchísimo mejor. Pero por una extraña razón, nos venimos quedando en lo potencial.

Algunos vecinos algo preocupados, se quejan de que cómo puede ser que la sociedad siga soportando y votando siempre a los mismos que los llevaron a una situación bastante desastrosa, descargando toda la responsabilidad en el sector político.

Un sociólogo avezado en el tema y que por cuestiones de seguridad prefiere no dar su nombre, afirma que según sus estudios los políticos de los últimos años ya son fruto y reflejo de la misma sociedad que está deteriorada.

Las prácticas políticas que realizan los que llegan arriba, son las mismas que han aprendido en sus años de crecimiento en una sociedad en la que el "sálvese yo primero segundo y tercero" está a la orden del día salvo cada vez más escasas excepciones .

Las buenas prácticas sociales, culturales, cooperativas están suprimidas del consciente y el accionar colectivo.

La falta de amplitud, flexibilidad y conciencia social se ha quedado sin espacio al ser ocupado por la rigidez que produce el egoísmo, el individualismo y la destrucción de los principios y valores.

Asombra ver cómo las familias se pelean a muerte por un juego de vajillas, parejas que se matan entre sí por un amor que ya no existe, vecinos que se muelen a trompadas por una discusión de tránsito o los típicos chorritos que son capaces de martillar la cabeza de un anciano para robarle un celular miserable.

Según este especialista, toda esta parafernalia de comportamientos antisociales, es la que luego sube a las líneas directivas, zona donde se potencia por la disponibilidad de cuantiosos recursos. Es allí donde luego explota como un volcán de medidas y decisiones desastrosas que producen los "tsunamis" de estiércol que luego les llueve a los habitantes que están indefensos en sus barrios a merced de todo los males que se viene padeciendo.

Una explicación para analizar por aquellos que tengan ganas de pensar, mientras, a nuestro entender no estamos tan mal, solo es cuestión que demos en la tecla a la hora de elegir nuestros líderes y pronto estaremos mucho mejor.

(Agencia NOVA)


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