ME QUIERO IR

OPINIÓN

Se está yendo todo el mundo

Por Osvaldo Bazán

Ves cómo la Cruz del Sur
Está cambiando de rumbo?
Por el Ecuador y el trópico
El Sol saluda a nuevos vagabundos
Porque en tierra nadie queda,
La verdad es que se está yendo todo el mundo.

“Autos, jets, aviones, barcos”. Serú Girán (1978).

Con el nulo valor estadístico de una pesquisa on line de 8.410 encuestados (aunque muchas consultoras muy serias hacen investigaciones más chiquitas y te las cobran en dólares y te dicen lo que estás esperando), pregunté en Twitter algo tan sencillo como inevitable; la incógnita a despejar para ver si hay alguna posibilidad de futuro; eso de lo que se habla en las mesas familiares, en los talleres, en las oficinas: “¿Te querés ir del país?”.

Las respuestas posibles eran: Sí (48%); No (19%); Ya estoy afuera (7%); No pero si se da, me voy. (26%).

Sí, entre los que se quieren ir, los que ya se fueron y los que se irían si se les diera la oportunidad, la cifra llega a 81%.

Otra vez: no hay un valor matemático acá aunque las cifras suenen elocuentes.

Lo que sí hay es un valor emocional en las respuestas que, con excepciones tipo “no les voy a dejar el país a ellos”, hablan de un agotamiento del tanque de la esperanza; un vaciamiento sustancial de cualquier activo del mañana.

Son padres que han visto irse a sus hijos y a quienes aún les pesa ese viaje de regreso desde Ezeiza hasta sus casas, la tarde en que dijeron adiós a los chicos y vieron subir la escalera mecánica del aeropuerto, alejándose, la mochila, los rulos, las ansias; esa tarde en que volvieron a casa y supieron que la habitación adolescente quedaría vacía para siempre; los besos por zoom; los husos horarios.

Son abuelos que saben que no volverán a ver a sus nietos nunca más.

Son adultos que con congoja y esperanza al mismo tiempo acarician el pasaporte en el aeropuerto pensando que ya se les fue más de la mitad de la vida chocando siempre contra la misma pared y si no será demasiado tarde, demasiado duro, demasiado pesado, pero no aguantan más y se sienten más livianos cuando el avión ya no toca tierra argentina.

Son nenes aprendiendo idiomas extraños más rápidamente que sus padres e intentando entender qué es eso que los grandes llaman “extrañar” cuando piensan en sus amiguitos del jardín que quedaron a miles y miles de casas de distancia.

¿Irse o quedarse?

¿Cuál de las dos es renuncia?

Es un país roto.

Es una sociedad deprimida hasta el punto de no reconocerse, de olvidar el pasado en común, el presente nauseabundo, el futuro imposible.

¿Somos demasiado flojos o nos están tirando con demasiada mierda?

¿Tan difícil es vivir en Argentina siendo argentino?

¿Tan agotador, tan expulsivo, tan destructor se puso el país?

¿Qué nos molesta tanto al punto de sentir que nos echan?

¿Qué pasa en Argentina, un mes cualquiera?

Veamos, por ejemplo, este mes de mayo que ya lleva casi dos tercios ¿qué enfrentó un argentino?

Sin repetir y sin soplar.

Empieza el mes y nos enteramos que la economía argentina caerá este año entre el 4 y el 5% aunque puede empeorar y que el salario mínimo que durante el 2022 bajó 2,7 en términos reales descenderá más aún en 2023; que la ex vicepresidenta Fernández de Kirchner (según contó Marcelo Bonelli en su columna en Clarín) califica al ex presidente Fernández de “vago” y “pelotudo” y que “no labura y ahora lo único que le interesa es boludear con el tema de las PASO” mientras que el ex presidente dice que CFK tiene “inestabilidad emocional” y que está desequilibrada porque no tiene un candidato viable”; que tres cooperativas que responden a Juan Grabois recibieron entre 2020 y 2022 en total $ 880.885.788, esto como “fondos discrecionales” por fuera -o sea, además- del Plan Potenciar Trabajo; que la ex primera dama Fabiola le tomó el pelo al precandidato a Gobernador de Buenos Aires, Diego Santilli, que se accidentó haciendo gimnasia, diciendo: “qué bien. Ni yo tengo tiempo de entrenar…qué suerte” como si alguien conociese una actividad no pagada por todos nosotros y con alguna utilidad de la señorita Yáñez; que otra vez escala el conflicto y vuelven los paros a la fábrica de Neumáticos Bridgestone a pesar de que el año pasado la empresa pagó más de un millón de pesos por trabajador como “bono de participación en las ganancias”, cifra a la que no llegará este año entre otras cosas porque la planta estuvo paralizada casi cinco meses, como también le ocurrió a las otras dos fábricas que hay en el país; que el 1 de mayo el sargento Fernando Alvez, paró a un Volskwagen Vento gris en el cruce de Olimpo y Ruta 4, en Esteban Echeverría, provincia de Buenos Aires para identificarlo y desde ahí le dispararon y lo mataron; que las vacunas más aplicadas en Argentina, AstraZeneca y Sputnik fueron las que más efectos adversos presentaron; que la periodista Marcela Pagano fue despedida del canal A24 denunciando “presiones y censura”; que el gobernador eterno de Formosa, Gildo Insfrán dijo que los “porteños son unos reverendos hijos de su madre a los que nunca les interesó el país”; que se descubre una red de espionaje que llegó a falsificar la identidad del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, para pedir cinco líneas de teléfono a su nombre, además de saberse que los celulares de otros cuatro magistrados fueron hackeados; que el avión con el que se encaprichó el ex presidente Fernández costó 25 millones de dólares de los cuales 10 deberá pagar el próximo gobierno; que al menos uno de cada 10 empleados argentinos de tiempo completo busca otro trabajo porque no le alcanza el dinero; que el Banco Central le debe U$D 14.000 millones a los importadores por compras que estos -con autorización del banco- ya hicieron y que deben pagar a sus proveedores; que el INDEC, siguiendo una tradición peronista de mentiras y engaños, intentó cambiar la fecha del anuncio de la inflación de abril para que no influyera en las elecciones en cinco provincias, mintiendo, pero al final debió hacer marcha atrás porque tanto papelón era demasiado hasta para este gobierno; que el efímero jefe de asesores presidenciales Antonio Aracre criticó al ex ministro de Economía Sergio Massa y recibió como respuesta al toque -otra tradición peronista una investigación de Aduana sobre Syngenta, la empresa china en la que durante años trabajó Aracre porque la mafia es así; que ante el fracaso de los distintos operativos clamores para que CFK se presente como candidata (fracaso porque no consiguen que CFK se anime y fracaso porque no le interesaron a nadie), la ex vicepresidenta deja saber que podría presentarse en la ex Feria del Libro, prácticamente otro de sus lugares en el mundo, con cuyo presidente Alejandro Vaccaro cenó muy de cuerpito gentil en el antro Café de las Palabras del bocachanclas Eduardo Valdés y el mascachapas español Rodríguez Zapatero; que el 46% de los chicos de 3º grado no alcanzan el nivel mínimo de lectura y que algunos terminan 4º sin conocer las letras; que la señora Patricia Castro es dueña de una casa en Floresta, CABA, que se la alquilaba a una familia boliviana que un día dejó de pagar el alquiler; que los ya no inquilinos sino usurpadores comenzaron a subalquilar habitaciones, transformaron el lugar en un taller textil, depósito y cocina de venta ambulante pero que a pesar de todos los pedidos de desalojo que hizo deambulando por miles de oficinas, no ha conseguido nada, y sigue pagando el ABL de la casa y un seguro, no vaya a ser cosa que a alguno de los usurpadores le pase algo y ella deba ser responsable; que Mauro Villamil fue hasta la verdulería del barrio a comprar lechuga y tomate para la ensalada porque en un rato tendría un asado con sus compañeros de la estación de servicio donde trabajaba y porque sí, porque en esto se ha convertido todo, ligó una de las balas disparadas por alguien que pasó caminando por la vereda en el barrio Tiro Suizo, en Rosario y que mejor suerte llevaron las tres empleadas del local, que sólo quedaron internadas; que el intendente peronista de Pehuajó calificó al candidato Javier Milei, elevando el nivel de discusión política, de “masturbador compulsivo”; que el feísimo billete de más alta denominación, tosco como un bono por un sorteo de un lechón en un club de pueblito de llanura, saldrá antes de lo esperado porque ya no se aguanta más, aunque sólo valdrá U$D 4,11; que las boletas de luz llegan con subas de 446% anual y de 179% las de gas mientras que el aumento para los jubilados será de 21% recién en junio; que el expresidente fue a mendigar a Brasil y se volvió con una cargada de Lula y una pelea de peluquería entre sus acompañantes; que se supone que la inflación será de 126% anual, más alta que la de Venezuela; que el ex ministro de Economía Sergio Massa sale con un tachito a buscar plata a China, a México, a Arabia Saudita convirtiéndonos en los mendigos del mundo; que los alimentos subieron un 40% en lo que va del año; que hace dos meses que en el registro de Propiedad Inmueble de la provincia de Buenos Aires no hay firmas de boletos de compra venta, cesiones y contratos de alquiler y otros trámites más por la huelga de empleados estatales que cobran más que cualquier trabajador de la administración pública provincial; que el Banco de Inversión Lazard también se va del país; que con una norma ambigua el Banco Central limitó la oferta de criptomonedas en las billeteras virtuales; que la actualización de los alquileres es este mes de 95,4%; que hay denuncias de extranjeros que entran a votar en Misiones y Jujuy y que en La Rioja -cargada de clientelismo que a nadie molesta- volvió a comprobarse que las encuestas difícilmente puedan pronosticar con algo cercano a la exactitud; que media docena de empanadas se pagan con tarjeta de crédito desde mediados de mes, porque ya no queda un peso; que sólo en CABA se roban 1.000 celulares por día; que como cuenta el historiador Jorge Ossona que le dijo una señora al frente de un comedor popular “las chicas jóvenes han ido perdiendo las habilidades de la cocina de sus madres o abuelas”, las mujeres perdieron las aptitudes culinarias, los hombres, las de construcción o casi cualquier trabajo manual; que el ex gobernador peronista de Entre Ríos y ex embajador en Israel Sergio Uribarri no puede explicar sus U$D 9.000.000 de patrimonio; que mientras en los últimos 50 años el PBI por habitante de América Latina creció 110% el de Argentina apenas creció 15% según contó Marcos Galperín, el argentino al que le fue bien porque se fue del país, echado por el ex gobierno peronista; que en los hospitales argentinos los pacientes llegan, se curan pero después quedan ocupando camas porque no tienen dónde ir; que Briana, con 6 años, con alta fiebre caminó por los valles los 40 minutos que separan el lugar donde vive -la comunidad wichí de La Loma- del hospital San Roque de Embarcación en Salta con su mamá Eugenia, y que en la guardia le dijeron que sacara un turno pero era domingo y no pudo hacerlo, entonces tuvo que mandar alguien al día siguiente pero se enteró que hay “coleros” que al mediodía del domingo llevan sus sillas, las encadenan, vuelven el lunes a las 5 de la mañana -como contó la colega Rocío Magnani– y cobran 2.500 pesos el turno; que Eugenia nunca tuvo el dinero y cuando cinco días después finalmente Briana consiguió ser atendida, se descompuso en la sala de espera, en estado “comatoso” y murió y que la Justicia no hace nada porque “penalmente la venta de turnos no constituye en un delito, es una irregularidad administrativa”; que pocos días después el actual gobernador de Salta, Gustavo Sáenz consiguió su reelección por más de 30 puntos sobre el segundo; que el gobernador reelegido en La Rioja por más de la mitad de los votos pidió que el periodismo se “autolimite al hablar de autoridades legítimamente electas” y que su nueva Constitución buscará limitar a la prensa; y que…

…caramba, no llegué en el recuento ni al día 10 del mes.

En sólo 8 días uno se inunda de mugre en este país estropeado.

No llegué siquiera a los 122 muertos del año en Rosario, más de uno por día desde el 1º de Mayo (esto se escribe el viernes a la noche, por las dudas).

Perdón, 123, corrección de sábado a la mañana.

Irse no es fácil.

En todo el mundo hay, claro, violencia, hambre, tristeza y maldad.

Sólo que a veces parece que acá es lo único que hay.

Una profunda sensación de que el tren pasó y nos quedamos en el andén, con un pañuelito, diciéndole chau a los mejores días que nos habían prometido, en los que habíamos creído, que nos estarán esperando en alguna parte, pero ¿dónde? Porque sí, es difícil creer que esos días nos esperan acá.

Una profunda sensación de que no habrá nada que tuerza este destino de páramo, de esfuerzo inútil, de total para qué si siempre, siempre, siempre, estoy peor.

Somos muchos los que, cada tanto, nos preguntamos “¿me quiero ir?”

El gesto es el mismo del estafermo Lorenzino que, vaya uno a saber por qué, llegó a ministro de economía de CFK sin poder siquiera decir -quizá sin saber- qué inflación había en el país.

Sí, a veces me quiero ir.

Mi abuelo tenía 19 cuando se subió al barco en Génova y no volvió nunca más.

Nos trajo las salsas con albahaca, la bagna cauda con anchoa y ajos, la desconfianza y el maravilloso insulto “¡beninún!”.

Inventó una patria en donde vivir le resultó soportable.

Pasaron ya 100 años de aquél viaje polizón.

¿Será que rebotar es nuestro destino?

¿Será que el mundo es uno solo y eso de los países, bueno, lo vamos viendo?

¿Qué Argentina hay en los que se van?

¿Qué extrañan los que se quedan?

Soy de la época en que no había que buscar una razón para quedarse. Era naturalmente éste el mapa en el que se construían los sueños.

Parece que eso fue hace mucho, mucho tiempo.

Éste se ha convertido en un país de proyectos rotos, de esperar parado, de azar, cartones y chapas.

Sí, a veces me quiero quedar.

Porque hay todo para hacer y en algún lugar, digo yo, estará la gente para hacerlo.

Porque una cosa es ser un viajero y otra, muy distinta, un desterrado.

Por ahora no le daré el poder a esta manga de corruptos de decirme dónde debo vivir.

Pero nada, nada es para siempre.

Ni esta manga de corruptos ineptos.

Ni mi amor por el país.

PD: pueden buscar en el diccionario las palabras “bocachanclas”, “mascachapas” y “estafermo”. No será “letanía” pero algo es algo.

(Osvaldo Bazán / El Sol)

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