LOS POBRES Y LA INFLACIÓN PSICOLÓGICA

EDITORIAL

En el reparto de las suertes

Por Walter R. Quinteros

Según los datos más recientes publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), el 39,2% de la población es pobre. 

Este viernes, el mismo Instituto Nacional dio a conocer la inflación de abril que marcó 8,4%. En este sentido, el índice inflacionario suma 108,8% en doce meses.

Según un estudio elaborado por el Instituto de los Trabajadores (IET) indica que, entre los asalariados registrados, el 17% es pobre (datos al cuarto trimestre de 2022). Es decir que, pese a tener un trabajo formal, hay miles de personas que no ganan lo suficiente para acceder a una Canasta Básica Total (CBT).

En diciembre del año pasado, período tomado como referencia en el estudio, había 9.717.054 asalariados registrados en Argentina, de los cuales 6.291.391 eran del sector privado y 3.425.663 del sector público, según datos del Ministerio de Trabajo de la Nación. Entre ellos, entonces, el 17% se encontraba bajo la línea de la pobreza, lo que significa que 1.651.899 asalariados registrados ganaban menos de los $152.515,29 que costaba una canasta básica en ese momento.

Los datos son contundentes.

El presidente decía ayer por la mañana respecto al 8,4 de inflación del último mes:

“Hay muchas causas que están generando esto (inflación); una es la especulación de que pueda haber una devaluación, que el dólar blue sube, el ‘por las dudas, aumentamos’, eso por lo que muchos me criticaron y yo llamaba inflación autoconstruida, inflación psicológica, es precisamente eso, que no está en el consumidor, está en el pequeño comerciante”.

Daban ganas de balearse en un rincón, como dice la letra del tango "Afiches" de Espósito.

Y le paso otro dato: Los números son mucho peores para los asalariados informales. De acuerdo al Indec, en diciembre había 5.613.000 personas cobrando un sueldo sin hacer aporte jubilatorio. Entre ellas, según el IET, el 45% eran pobres (2.525.850 personas).

También estaban en situación de pobreza el 67% de los desocupados, el 46% de las personas inactivas, el 39% de los cuentapropistas y el 19% de los patrones. ¡De los dueños de Pymes!

Es decir entonces que la situación es crítica, no psicológica, presidente.

El estudio realizado por el IET, sostiene que la aceleración inflacionaria de los últimos meses ha erosionado el poder de compra de las familias. Producto de ello, la pobreza por ingresos se incrementó, explicaron los especialistas que elaboraron el informe.

Por otro lado, desde el IET destacaron el resultado de la población ocupada en su conjunto, donde la pobreza alcanzó en el segundo semestre de 2022 al 30% de las personas. “La tendencia es claramente creciente desde fines de 2017, cuando afectaba al 17%. Efectivamente, el fenómeno del trabajador pobre se volvió mucho más recurrente en los últimos cinco años”, lamentaron.

La pobreza, en los asalariados no registrados alcanza al 45% del total, 15 puntos por encima de los niveles de fines de 2017. En cambio, en los asalariados registrados la pobreza es considerablemente menor (17%), aunque se duplicó desde la última mitad de 2017, cuando era del 8%”, detallaron.

En lo que respecta a los trabajadores independientes, los especialistas reconocieron dos situaciones muy diferentes. Por un lado están los cuentapropistas (39% de pobreza), que de acuerdo a su lectura, tienen altos niveles de pobreza debido a la participación de los segmentos menos calificados, como vendedores ambulantes.

Los políticos en cambio, no son pobres.

Pero como los hemos elegidos para que nos representen, los de la oposición, hacen la suya. Por las redes sociales, algunos, criticaron al Gobierno de Alberto Fernández y al ministro de Economía, Sergio Massa.

Horacio Rodríguez Larreta: “La inflación es real y se siente en el supermercado, cuando no podés comprar todo lo que necesitás o tenés que elegir otra marca porque la de siempre está carísima. Da bronca no poder darse algún gusto o dejar de hacer cosas a pesar de trabajar duro. Esto vamos a cambiar”.

Patricia Bullrich: “8,4% de inflación mensual ‘IMAGINARIA’; 108,8% de inflación interanual ‘IMAGINARIA´. Más de tres años gobernando sin plan económico y le da la cara para decir que los argentinos que no llegan a fin de mes ALUCINAN”.

Y la lista sigue... no tiene fin.

Pero hagamos algo de psicología.

El precio de los alimentos, ¿siempre será un elemento de juicio en las decisiones que tomemos a la hora de comprar?

No, para nada. Pragmatismo puro. Es el dinero que llevemos encima lo que nos condiciona a comprarlos, incluso, cuando se trata de productos de primera necesidad. 

Pero sabido es que hay productos cuyo consumo se reduce muy poco cuando sube el precio, como son los que generan adicción, como cigarrillos y bebidas alcohólicas, la inflación, hará que cambiemos los hábitos, creen desde el gobierno.

Chau libertades individuales de elegir cómo morir. 

Nos dicen desde el gobierno, que cuando lo que se consume hace daño, tiene sentido que se impongan gravámenes para desalentar ése consumo. 

Y nos dicen que la función del Estado es la de velar por el bienestar de la población, tome.

Y nos dicen que el consumo de productos que hacen daño, como el azúcar, la grasa, la harina y la sal, se traduce en enfermedades y esas enfermedades en costos para los sistemas de salud que podrían evitarse. Son un fenómeno.

Y nos dicen que nos quieren sanos por un lado y por el otro tampoco nos reducen los impuestos. O sea, nos enferman siempre, en este caso, con la inflación generalizada.

Volvemos a lo mismo. La falta de dinero, los sueldos bajos y la inflación galopante, se tratarán siempre de una intromisión en nuestras decisiones individuales. De nosotros, los eternos aportantes al fisco.

Pero esto de que todo pasa por nuestra cabeza ya es el colmo. Y hay que ser muy mala persona para llevarnos al lado psicológico de la cuestión, cuando en realidad nos están prohibiendo —por su falta de gestión y control—, que ya no nos alimentemos como antes.

Muchachos, lo que hace falta es gobernar, y gobernar se hace teniendo planes convincentes, aplicables, trabajando en la tarea específica por la cual los hemos votado.

El gobierno, que nos tira la culpa a nosotros —todos sabemos—, está más preocupado en liberar de sus causas judiciales a la vicepresidente que a controlar su descontrol económico.

El gobierno, que nos tira la culpa a nosotros, está más preocupado en armar sus listas para acomodarse en las próximas elecciones, para seguir salvándose y, para eso, llenan de luces y pantallas gigantes con sus fotos, algunos clubes de barrio, con gente necesitada que va a buscar "algo" y que jamás volverán a ver las calles, niveladas y regadas como en cada campaña electoral.

El Indec próximamente volverá a la carga y nos hablará de que seremos más pobres todavía.

Y eso para algunos, se llama psicología pura, en el reparto de las suertes.

(Walter R. Quinteros / LA GACETA LIBERAL)


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