CRUZ DEL EJE: AL OFICIALISMO NO LE QUEDA OTRA

EDITORIAL

No conozco políticos que tengan desapego por el dinero

Por Walter R. Quinteros

Algunos dicen que no se puede hacer política sin dinero… Sin dinero ajeno. Y como es ajeno, algunos hasta "pagan" reportajes.  "Vos preguntame sobre tal cosa". Pauteros, chochos.

Es cierto que sin recursos financieros no existirían los partidos o agrupaciones políticas y que los políticos no tendrían posibilidades de convertirse en opciones de poder a través de las vías electorales. 

Para atender estas necesidades económicas de los partidos, la democracia argentina ha creado la Ley 26215, que es un mecanismo legal de la utilización de recursos y su correspondiente rendición de cuentas.

Sin embargo, estos recursos parecen canalizarse a través de un sinnúmero de instituciones informales que se utilizan con frecuencia para violar la legalidad. 

Las preguntas que surgen en esta materia serían:

¿Hay con esto igualdad de oportunidades para todos los candidatos?

¿Se logra que no haya vividores de la política?

¿Se frena a los que se apropian del poder político?

Estos cuestionamientos me hago en razón del relacionamiento entre los políticos y el dinero, cosa que genera discordia entre la gente. Especialmente la que fue engañada por falsas promesas electorales anteriores.

Y si ellos dicen que tal dinero proviene de supuestos donantes... Hum, caramba, rápidamente se piensa que hay "curro" en puerta. Porque veamos, habría entonces cierta dependencia de los políticos para con el supuesto donante y, a su vez, un cierto control de los supuestos donantes sobre el dinero entregado a los políticos.

Pero como una mosca oscura en un balde de leche aparecen políticos intachables e incluso, hay algunos que nos autofinanciamos y proclamamos incluso, renunciar a nuestro sueldo. 

A esos, el oficialismo  piensa que políticamente hay que matarlos. Y para eso, se las ingenian y nos meten infiltrados en nuestras filas, como falsos pastores evangélicos, por ejemplo. O creadores de conflictos internos. Transgresores de legalidades. Personas con escasez de ética y carentes de remordimientos. Traidores y "panqueques" interminables. Que juran ser más papistas que el Papa. Los llamados "quinta columnista".

Así lo explica también en su artículo de hoy Alberto Benegas Lynch (h) cuando escribe sobre la quinta columna: "Ser quinta columnista dice, es una expresión militar. Esta terminología también se empleó durante la Segunda Guerra Mundial para hacer referencia a franceses que en su propio territorio estaban camuflados de patriotas pero ayudaban a los nazis para el atropello de derechos, del mismo modo ocurrió en Holanda y Noruega con el apoyo a la invasión del totalitarismo alemán. Todos generalmente con apariencia de suscribirse a un bando pero adherían a las fuerzas contrarias. (...) Es lo que sucede en una medida en la Iglesia católica de la actualidad: el disfraz de los valores tradicionales pero en la práctica se actúa en sentido contrario".

Las campañas electorales, son una clara muestra para desnudar algunas raras intenciones, especialmente venidas desde el oficialismo. Y, la urgencia por conseguir recursos económicos, les hace relegar ciertos principios, si es que alguna vez los tuvieron.

Es allí donde reside la fortaleza moral de las personas de bien que hacen política. 

En cuanto al dinero, los políticos nuevos, nos encontraremos siempre con la complicada dinámica que despierta la asignación de esos pocos recursos y de la aprobación o no, de ciertas estrategias de campaña caracterizada muchas veces, por algunos negociadores que requieren del manejo de los "fondos", para solidificar su apoyo propagandístico. 

En cambio, los políticos que están cerca de concluir sus mandatos, se vuelven a involucrar intensamente en la afanosa tarea de conseguir algunas donaciones extras, a través de ciertos contratos para disputar una elección o reelección, o para buscar otro cargo,  o para la elección del candidato de su partido, disponiendo a su servicio, de la maquinaria estatal para eso.

Es lo que hacen algunos candidatos oficialistas para continuar viviendo de la política. Y es por eso que, durante este tiempo, el dinerillo proveniente de donde sea, juega un rol demasiado importante en las campañas. Especialmente lo usan,  para comprar voluntades.

Sucede que los candidatos del oficialismo se benefician no solamente del aporte legal que les corresponde, sino con las ventajas que desde el poder, tienen para captar dinero privado, insisto, desde contratos que jamás conoceremos, hasta múltiples facilidades para llevar adelante sus campañas electorales. Más el uso del desvío de dinero de otras partidas, o de los transportes oficiales, y expertos en publicidad, etc. Hechos que no se divulgan ni controlan por la simple razón de dudosas prácticas como la injustificable "emergencia económica".

Hay y existe desvío de dinero público, es decir, malversación de fondos hacia esos candidatos del oficialismo, que es superior al financiamiento legal. Esto sucede porque no se les cae una idea brillante y no pueden justificar no haber cumplido con promesas anteriores. 

Utilizan todos esos artilugios, a ellos no les queda otra.

Y sepan, que esos delitos escondidos constituyen una oscura mancha para la democracia. Especialmente para el principio democrático fundamental, que es la alternancia en el poder.

(© Walter R. Quinteros / LA GACETA LIBERAL)

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