EL MODELO DISCURSIVO-DECISIONAL

OPINIÓN

Tiempos duros, los niños o los locos tienen libertad para recordar la desnudez del rey, mientras las masas disciplinadas elogian las telas de su ropa

Por Osvaldo Bazán

En marzo del año ’20, en las redes sociales, una politóloga decía: “el factor común de las conferencias de Alberto Fernández es dar cuenta de que cada decisión se toma en base a evidencia, en consulta con científicos, diálogos con actores sociales y representantes de su espacio y de otros espacios, y luego el Presidente toma la decisión. No es menor”.

Otra politóloga, consustanciada con la nueva época, contestaba: “Tenés razón. Hay todo un encadenamiento científico, lo coalicional, lo social ¿no? Hay un modelo discursivo-decisional que empieza a aparecer”.

Eran tiempos duros, como lo son todos los tiempos de unanimidades, donde sólo los niños o los locos tienen libertad para recordar la desnudez del rey, mientras las masas disciplinadas elogian las telas de su ropa.

Quichicientos mil puntos de aprobación; ditirambos simpáticos sobre Dylan o Fabiola; súperlanzamiento de pantallas en el congreso con cuenta regresiva a lo Elon Musk (y el mismo resultado de explosión en el aire); dibujitos para el presi; trajes de héroes para Súper Alberto y Súper Fabiola en la tapa de Noticias; filminas con errores diplomáticos fácilmente justificables para el séquito de floreros arrastrados que alegan siempre a favor del poder; tapabocas, muchos tapabocas, fuertes tapabocas para todos.

Y unos cuántos muertos por la represión, silenciados, claro, porque lo discursivo-decisional es así.

¿Qué quedó de aquél amor?

De la égloga a lo elegíaco.

Lo coalicional es así.

La égloga es cuando se juntan muchos pastorcitos a cantar poesías en un ambiente paradisíaco y lo elegíaco es poesía triste y lastimera.

Unos párrafos más arriba usé “ditirambo” que es una lírica elogiosa. Estoy usando estas palabras para hacerme el culto y que me inviten a dar el discurso inaugural de la Feria del Libro (esa que el kirchnerismo impidió dar a Mario Vargas Llosa pero que aplaudió cuando la dio Martín Kohan, hablame de decadencia, cerrazón cultural y aldeanismo ideológico).

Lo que es claro es que no ha quedado nada en pie de aquél modelo discursivo decisional.

Lo que es claro es que nunca existió nada de esa fantasía demagógica de la intelectualidad argenta.

Y como nunca nadie pedirá perdón, habrá que recordarlo a cada momento.

Estos 20 años de bajón fueron posible gracias al encadenamiento de La Matanza y los actores cool de la patria está en peligro; el narcotráfico y la vanguardia teatral; el rock y las escuelas cerradas; las patotas sindicales y el Conicet del encadenamiento científico.

Estos 20 años de auge del saqueo no hubieran sido posible sin el armado intelectual, el mimo artístico, el guiño empresarial, la complacencia mediática.

Estos 20 años no hubieran sido posible si la sociedad no quería.

Pero quiso.

Y acá estamos, con el modelo discursivo-decisional escondido en la casa de Mex Urtizberea y ese decorado tan novela de Pol-ka, pava y mate incluidos; mientras la vocera tiene que salir a decir que si se usó un helicóptero para ir hasta la casa del actor a que el presidente cuente que una mujer le agradeció porque murieron sus padres no es porque el helicóptero haya hecho falta sino porque coso. Y la decisión tomada con evidencia científica es un presidente que no lo es, una vicepresidenta que no admite serlo y un ministro de economía que quiere ser otra cosa.

¡Qué problema de identidad tienen las cabezas del Frente de Todos!

El presidente Alberto Fernández dice que es presidente, pero no lo es.

La vicepresidenta Cristina Fernández dice que no es vicepresidenta, pero lo es.

Sergio Massa es líquido, no es economista pero funge como tal y es abogado porque cursó entre el ’90 y el ’94 y se terminó recibiendo en la Universidad de Belgrano en 2013 en plena campaña electoral. Eso sí, en su momento dijo que se encerró a estudiar todo un domingo y que sólo cortó el estudio para ir a un programa de Mariana Fabbiani. Y que no quería que nadie se enterara de que había rendido pero justo una chica que estaba en la UB le sacó una foto y la subió a las redes.

Veinte años después estamos hablando de lo mismo.

No sé ustedes, yo ya no doy más.

Como parece que se viene un momento de honestidad brutal, me sumo. No tengo ni ganas de escribir porque ¿para qué?

¿Qué hay de nuevo para decir?

¿Qué la vicepresidenta vuelve a demostrar toda su ignorancia económica en una “masterclass” que no podría pasar un examen de primer año de economía?

¿Qué el presidente de un país presidencial ya no lo es y se baja hasta de actos escolares?

¿Qué el ministro de economía manotea lo que puede, mientras pone cara de malo y de “mirá todos los contactos que tengo en Estados Unidos, voy y Guolestrí se abre para mí” porque una vez le pagó al impresentable ex alcalde Giuliani para sacarse alguna foto?

No, ya está.

CFK es la gran responsable de este gobierno.

No se hace cargo porque nunca se hizo cargo de nada a lo largo de todos estos años. Ni de su enamoramiento con Cavallo ni de los negociados por la dudosa vacuna Sputnik porque enredarse con dictadores es parte de su gracia. Tampoco se hará cargo jamás de que fue ella quien decidió quién encabezaría la fórmula. Su gente aún hoy dice “la votamos a ella o a quien ella diga”. El fracaso es todo de CFK y de sus votantes. ¿AF fracasó? Ok, CFK, usted es responsable. Y sus votantes.

Entonces, si nadie va a decir la verdad, si ningún responsable se hace cargo ¿tiene sentido seguir hablando?

Y allá en el fondo de la responsabilidad profesional, una vocecita que dice “sí, tiene sentido”.

Massa iba a poner presos a los ñoquis de la Cámpora que hoy levantan su candidatura presidencial y va a pasar la gorra al Fondo Monetario Internacional en base a un acuerdo que el oficialismo no quiso avalar y que sólo se mantiene en pie porque la oposición fue responsable en su momento y votó a favor. La única posibilidad de que no salte todo por los aires -y tampoco es tan claro- es el Fondo Monetario Internacional, o sea, aquél acuerdo que la oposición aceptó. Y en el mismo momento, CFK acepta que el ministro de economía negocie con el Fondo y pone cara de mala con el Fondo. El sindicalista y pensador Luis Barrionuevo que ayer nomás decía que Massa estaba más quemado que el Gordo Valor hoy quiere que Massa -o el Gordo Valor- sea presidente, acompañado en la fórmula por Wado de Pedro, Ministro del Interior de un presidente al que no le habla y personalidad política elogiada ayer nomás por el Círculo Rojo aunque no se le haya conocido un solo logro a favor del país en todos estos años. Si alguien tiene alguno para destacar, por favor, que lo cuente. Mientras tanto, el ínclito Horacio Verbitsky trata a Victoria Tolosa Paz de “Chica Plástica de La Plata”, recibiendo de parte del marido de la Vicky Tolosa, el intachable Pepe Albistur, la diplomática respuesta: “Me parece que es el mismo sorete de siempre Verbitsky, en este caso se pasa de machirulo, un tipo que tiene una historia bastante oscura”. Sí, lo de “bastante oscura” lo dice el señor que le prestó el departamento a su amigo el presidente Fernández y que ha embolsado dinero en todas y cada una de las campañas del peronismo. Igual, hay que reconocer que Verbistky le dio a Vicky Tolosa un apodo exacto e inigualable: “La enemiga del punto y aparte”.

Todo el discurso CFK lo dio sentada al lado del inconmovible ex ministro Nicolás Trotta, a quien hace poco había tratado de “funcionario que no funciona” y al que hizo despedir del gobierno.

¿Hay que pasar horas analizando por qué CFK “subió a Milei al ring”? (debo confesar que los lugares comunes del análisis político me pueden. Mi preferido es “hay que mirar la película, no la foto”. Más aún que “el poroteo” de las votaciones en el Congreso)

¿No es que Milei vuela en las encuestas y tiene quichicientos mil votos ya asegurados? ¿Cómo se levanta algo que está tan alto? ¿Esos votos asegurados, lo dicen las encuestas de encuestadores que tocan 10 timbres para que uno lo atienda?Lo único que aseguran esas encuestas es que 9 de cada 10 no quieren perder ni dos segundos en elegir algo que todavía no está en las góndolas del mercado electoral. ¿Hay que tomar decisiones basados en lo que dice uno de cada diez? Ese uno de cada diez es seguramente el más intenso de la cuadra. ¿Será el parámetro? Va a ser tan fácil en diciembre para los encuestadores hablar de margen de error y cuestiones metodológicas y coso.

¿De verdad vamos a analizar la estrategia política de una persona que le echa la culpa al gobierno del que es responsable y dice que no?

No descartaría una razón que le hace juego con el discurso: lo hizo porque se le dio la real gana.

¿Vamos a tomar en serio a alguien que se queja de la mala distribución de la riqueza cuando la jubilación mínima es de $58.900 pesos, pero se lleva $ 9.100.000 por mes?

¿Hay que hablar de la mejor política de los últimos años?

¿Vamos a seguir buscando estrategia en una persona que critica al dueño de Gucci, Dior, Tiffany, Louis Vuitton “que es el dueño de las marcas de lujo que le venden a los ricos del mundo…esto significa una profundización de la concentración del ingreso, nada bueno puede salir de ahí” siendo esa misma persona que se fotografía con todos esos productos?

En el discurso CFK se asumió como una de las ricas del mundo -compra las marcas del señor que le vende a los ricos del mundo-y como casta, al contestarle a Milei.

Rica y casta, no en el sentido de pura.

Entonces ¿de verdad hay que analizar la jugada política del mejor cuadro de coso?

¿No estamos todos muuuuuy cansados de que nos tome el pelo alguien con tan pocas luces?

Tiene miedo de que sus nietos crezcan en un país tan injusto que la tuvo a ella como faro durante 20 años.

“Es la política con más influencia en el país a lo largo de dos décadas”. Ah, bueno. Eso no habla tanto de ella como de nosotros, creo, humildemente.

Sin ambición, sin pruritos, es más fácil.

Y hay que recordar que esta sociedad no sólo se lo permitió. Se lo aplaudió cada vez. El encadenamiento científico y lo coalicional son así, relocos.

Entre 2021 y 2022 el empleo registrado creció en 80.000 puestos de trabajo y el informal, en 540.000.

Ése es el resultado de “la evidencia, en consulta con científicos, diálogos con actores sociales y representantes de su espacio y de otros espacios” como se alegraban las politólogas en marzo de hace sólo tres años.

Ése es el resultado de la estrategia genial de la mejor cuadro de coso.

Según contó el colega Nicolás Balinotti en “La Nación” sobre 62 convenios laborales firmado en el último trimestre de 2022, en 25 se incluyó una cláusula de “paz social”. O sea, tranquilos muchachos, no hagan paros que al gobierno peronista no le gusta.

Nunca, para que quede claro, NUNCA en los últimos 15 años hubo tan baja conflictividad laboral.

En el peor momento del trabajo en Argentina, todos están callados. ¿Por qué? Porque nunca les importaron “lojtrabajadore”.

¿Se entiende entonces por qué es tan cansador hablar de lo mismo?

¿Hasta cuándo habrá que repetir estas verdades de Perogrullo? El movimiento sindical como brazo del peronismo es peronismo, no movimiento sindical.

No es que tenga dos patrones.

Tiene uno, el partido; al que somete al otro, el trabajador.

Por eso se ponen locos con Rappi y viene Omar Plaini y quiere reclutar a los pibes del reparto para ver qué puede morder de ahí. Algo de experiencia tiene el capo de los canillitas en los últimos 17 años (seguramente el tiempo en que más canillitas dejaron de serlo), presidente del Club Los Andes y diputado en la provincia de Buenos Aires por…sí, el Frente de Todos. Su sindicato se quedó sin kioscos y él no quiere perder el propio.

Por eso, hay que dejar de preocuparse por estos cosos que se derriten ante nuestra vista.

Dejar de asustarse con encuestas que, con buena o mala voluntad, están lejos de poder predecir cómo será nuestra vida.

Dejar de mirar con los ojos del enemigo.

¿Peronismo? Fush, fush.

Ya todos sabemos, déjennos de hacer perder tiempo.

Ya todos sabemos que romperán hasta el último plato, que querrán tapar las puertas de salida, que incendiarán, troncharán y destrozarán cada posibilidad de futuro del país, si eso les sirve para mantenerse en su poder de morondanga.

Se los combate también ignorándolos.

Finalmente, por primera vez en mi vida, y no quiero ser autoreferencial, me identificaré con CFK y también diré “Yo ya di lo que tenía que dar”.

¿Lo demás?

Sólo el modelo decisional que empieza a aparecer.

(Osvaldo Bazán / El Sol)


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