CRUZ DEL EJE: COSAS QUE DEBIÉRAMOS HACER ANTES DE MORIR

EDITORIAL

Aprenda otro idioma, en una de ésas consigue un puestito en esa cosa que está en la rotonda y que dicen que es la Oficina de Informes y Turismo. Pero que de noche parece un cabarute de ruta

Por Walter R. Quinteros 

La pucha, cómo quiere uno a esta ciudad, aunque esté destruida, pésimamente administrada, que tan sólo de verla así, tan mal mantenida mire, que se nos llenan los ojos de lágrimas. Y lo que es peor, no vivimos eternamente como para darnos el lujo de verla como quisiésemos.

Usted sabe que hay vecinos nuestros que son conformistas y eso los hace tener una actitud positiva ante la calamidad, por ejemplo, aquellos que buscan o adivinan cuál es la vereda transitable en la primera cuadra de la calle Raúl Casado. 

Ninguna de las dos. No existen. Pero ellos allá van, no les queda otra. Le cuento que los vecinos transitan esa calle —y otras de la ciudad—, de puros machos que son, a pie, cada día, esquivando autos, pozos y espinas. Pero lo toman como una peligrosa aventura y nada más. Vivir así, sin quejas los hace parecer seres inanimados. 

En fin, cada persona tiene sus gustos, y cada uno disfruta de su vida en esta ciudad y a su manera, como puede.

No obstante, desde esta Redacción, le acercaremos una serie de sugerencias como para que usted diga ¡que bueno fue haber vivido en "la cuenca del sol"! Hice un montón de cosas por mi ciudad, por mis vecinos y por mi, que muero feliz —y eso no es poco—.

Veamos, puede ser que antes de morir usted vaya a la puerta de la municipalidad con una cacerola, el cucharón o la cuchara de madera y pida a los gritos que se vayan todos. De última lleve los imanes del "delivery" que tiene pegados en la heladera. Pero haga ruido. Ruidito.

Aprenda otro idioma, en una de ésas consigue un puestito en esa cosa que está en la rotonda y que dicen que es la Oficina de Informes y Turismo. Que de noche parece un cabarute de ruta.

Suba al mirador, en una de ésas arreglaron la carita de la Virgen. Tómese una selfie. Escale la calle Duarte Quiroz a cualquier hora del día, tirando a madrugada, adrenalina plena.

Espere con estos cuarenta grados de calor y un ramito de flores en la mano, a que un ómnibus lo lleve hasta el cementerio, eso si, sin insultar, compórtese, sea educado.

Aprenda a surfear en el dique. O nade desnudo. Bucee. Siéntase vivo en el agua y recuerde que afuera del agua no hay baños.

Camine por la costanera, su espíritu aventurero lo llevará a desafiar los peligros del Dengue, la Chikungunya y el Zika, por un lado. La basurita acumulada y la vegetación tipo selva, por el otro. Se sentirá como un extra de una película de Tarzán. ¡A mi no, Gwana! Grite.

Haga un viaje en su auto sin destino fijo por los barrios pero, por las calles de tierra. Piense un poco en los que arreglan amortiguación, en las gomerías y en los que hacen chapa y pintura, sea solidario con ellos.

Plante un árbol. Done sangre. Reciba los bolsones de los políticos sin mirar la fecha de vencimiento de la mercadería. Todo por un voto. Otra cosa ellos no saben hacer.

Grite fuerte, bien fuerte como el tipo que compra cosas viejas a las tres de la tarde mientras usted duerme la siesta. Apague el ventilador de su casa, vaya al supermercado que tiene aire acondicionado y pasee por las góndolas sin comprar nada, pero antes que las ruedas de los carritos se oxiden esperando en la vereda.

Siéntese en las placitas, pero solo para usar el wi-fi a escondiditas, porque le pueden robar el celular. Salude amablemente a los de Seguridad Ciudadana, de paso, recuerde que usted es una persona educada y que ellos están ahí por lo mismo.

Averigüe por qué tal calle se llama cómo se llama y a quién se le ocurrió "bautizarla" así. Haga "puenting" desde el puente negro. Haga "rafting" por las calles después de las lluvias. Pesque en los desagües de la Luna Asís. Quedará impactado.

Trate de dormir una noche entera de un fin de semana en la calle Rivadavia. Prepárese a perseguir motos con caños de escape adulterado por toda la ciudad. Buena gimnasia, y gratis.

Visite un museo histórico con sus hijos, explíquele de que se trata lo que ellos están viendo, tocando, hurgando. Visitar museos sin celular en la mano les encanta, es algo que los apasiona. Dese ese lujo, será algo inolvidable.

Invente su propio coctel en base a gaseosa de segundas marcas y vino en cajita sin hielo, atrás del alambrado olímpico de una cancha mientras se disputa un partido de fútbol. Vivirá una experiencia maravillosa.

Exija a los gritos y con fundamentos claros que usted quiere obtener el carnet de conducir mediante examen práctico, oral y escrito. No como sucede ahora, así no tiene gracia. Así cualquiera es Fangio en esta ciudad.

Aprenda a bailar otro ritmo que no sea cuarteto. No se inmole con el tunga tunga. Sobreviva a las miradas y comentarios de sus vecinas. El cuero se repone. Vamos, usted puede. 

Llame a sus amigos políticos que se pre candidatean y dígales que lean este artículo de LA GACETA LIBERAL. En una de ésas se les cae una idea y no me roban más mis propuestas.

Y anímese, usted es una mujer "bien machaza". Usted es un tipo que se las aguanta "bien piola", y vaya a decirle a esa persona especial, que la quiere. Que la ama profundamente. Aunque el orgullo no lo deje. Aunque en esta ciudad, culpa de los políticos y sus políticas de mierda han hecho que veamos el arco iris en blanco y negro de tan desanimados que estamos.

Y pida perdón a todas aquellas personas a las que ha dañado. Dele.

Como seguramente va a hacer este gobierno municipal por su inutilidad cuando se vaya. 

O cuando los echemos con nuestro voto libertario.

Y ahí si, podremos morir tranquilos.

(© Walter R. Quinteros / LA GACETA LIBERAL)