A MI ME HIZO UN GOL, UN GOLAZO

SOCIEDAD

El fútbol cordobés está de luto: murió Luis Antonio el “Hacha” Ludueña


Por Walter R. Quinteros

Este tipo de notas debieran convertirse en un asunto de interés nacional. El fútbol está de luto. Y esta triste noticia se confirmó en las primeras horas de hoy. Murió el Hacha Ludueña.

A ver memoriosos, ustedes que se juntan alrededor de una tacita de café en los bares. Hoy nos toca rendirle homenaje al "Hacha". 

Hoy hablemos de Luis Antonio Ludueña, aquel conocido e histórico jugador de Talleres. 

El "Hacha" que fue considerado alguna vez como el "Dios del fútbol".

El que agarraba la pelota para amargarle la vida a sus rivales. El que sacaba a relucir todas las debilidades humanas de quién tenía que marcarlo. El que se hamacaba de aquí para allá con las caderas y los pies de allá para acá.

A mi me hizo un gol, un golazo.

Esa tarde inolvidable, y allá por los años setenta, al árbitro se le ocurrió que debía cobrar un foul fuera del área en contra nuestra. El tipo que agarró y acomodó la pelota se le ocurrió que me tenía que patear el tiro libre. 

Yo, vestido de arquero insobornable, parecía estar frente a un pelotón de fusilamiento y desesperado armé la barrera. Suplicando y con la Biblia en la mano. No, no me vengan con tres ni con cuatro, pedí cinco, hice señas pidiendo cinco, a los gritos. El más alto al primer palo, el más petizo para mi palo. Para verlo, para olfatearlo.

Encima de mi mano, por sobre mi cabeza, Luis Antonio me clavó la "fulvence" al ángulo.

Lo que quiero decirles es que el Hacha era un jugador extraordinario, se movía por toda la mitad de la cancha, te aparecía por cualquier lado y te apuntaba, el tipo te apuntaba y de sus pies salía un misil preciso, potente que te recordaba las lecciones para los amantes de la suerte y que entran a las canchas vestidos de arquero. 

Hace unos años lo vi por última vez, fue en la cancha de San Lorenzo de Córdoba, tomamos algo mientras los "cebollitas" jugaban y le recordé aquel gol.

¿A vos también te hice un gol? Me dijo.

Al cáncer no lo pudo gambetear. Los médicos dicen que fue un ACV, el que le dio la patada final, el que lo mandó al vestuario eterno de las glorias del fútbol argentino.

Por eso digo que este tipo de notas debieran considerarse de interés nacional.

Sepan que Luis Antonio Ludueña nació un 21 de febrero de 1954 
Que jugó en San Lorenzo de Barrio Las Flores en 1973
Que Talleres lo incorporó en 1974, allí ganó 16 campeonatos locales.
Que jugó 340 partidos.
Que anotó 113 goles.

A mi me hizo un gol. Un golazo. No se dónde fue, ni que día, ni a qué hora.

Solo se que desde sus pies salió esa cosa maravillosa, redondita y blanca que nosotros los mortales llamamos pelota, y que se clavó en el ángulo del arco que yo debía defender.

Y, que esa cosa redondita maravillosa y blanca, después de abrazar y besar los piolines alborotados, fue bajando lentamente por la trama de la red.  

Como bajan los albañiles por una escalera con los baldes medio llenos, desde un tercer piso. Así de despacito.

Creo, no tengo certeza de esto, pero me parece que hasta ayer, estaba en la dirigencia de su querido San Lorenzo de Barrio Las Flores.

Lo que si les puedo decir, que los que algo sabemos de fútbol, hemos quedado otra vez, huerfanitos.

Hablemos de eso, memoriosos.

(© Walter R. Quinteros / LA GACETA LIBERAL / Foto: Archivo La Voz)




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