OPINIÓN
El bloque de diputados peronistas de 1983 estaba presidido por un cacique gremial, el petrolero Diego Ibáñez, y tenía una amplia proporción de legisladores sindicales
Por Sergio Crivelli
La histórica 'columna vertebral' del peronismo fueron los sindicatos que con la vuelta de la democracia en los '80 comenzaron a ceder ese protagonismo a los intendentes del conurbano. El fenómeno obedeció a dos causas convergentes: el debilitamiento gremial por la caída del trabajo registrado y la desindustrialización y el fortalecimiento de la 'rama' política del PJ por la continuidad de las prácticas electorales. Votar ininterrumpidamente terminó convirtiendo a los políticos en pieza clave de la 'república corporativa'.
El bloque de diputados peronistas de 1983 estaba presidido por un cacique gremial, el petrolero Diego Ibáñez, y tenía una amplia proporción de legisladores sindicales. La 'renovación' liderada en aquellos años por políticos como Antonio Cafiero, José Manuel De la Sota o José Luis Manzano los barrió. Algunos gremialistas se hicieron intendentes para sobrevivir.
Hoy a la dirigencia política le ha surgido un adversario que amenaza con desplazarla: los jefes piqueteros. Los afines al Gobierno, con Emilio Pérsico del Movimiento Evita a la cabeza, cobran 600.000 millones de pesos del Gobierno. Los que protestan son los piqueteros de 'izquierda' que no gozan de los mismos cheques, pero los más afectados son los dirigentes del PJ bonaerense, porque con esos fondos los piqueteros albertistas financian sus proyectos electorales. La mujer de Pérsico, por ejemplo, aspira a ser intendenta de La Matanza.
Eso explica en buena medida por qué a pesar del creciente peso que tienen en el presupuesto los 'planes', el deterioro social aumenta en lugar de moderarse. La dirigencia piquetera gerencia electoralmente la pobreza y no es su función reducirla. Para sacar de pobres a los pobres hay que darles no sólo bolsos de comida o una tarjeta bancaria; hay que darles trabajo, agua, cloacas, salud y educación, algo que no está al alcance de Pérsico, ni de los gobiernos K que armaron este 'modelo' piquetero. Esta nueva corporación es la imagen más fiel del 'pobrismo' junto con el obispado bergoglista. Medra con la pobreza.
Pero la razón fundamental por la que los jefes piqueteros van adquiriendo protagonismo no es sólo el aumento de su financiación. Es también el alejamiento de la dirigencia política del ciudadano de a pie. En ese plano son un fenómeno parecido al de Milei: el cuestionamiento a la 'casta' de los políticos que viven en su círculo de privilegios como lo han hecho tradicionalmente los sindicalistas. Uno entre tantos ejemplos de ese alejamiento son los legisladores de la provincia de Buenos Aires que le cuestan a los contribuyentes $450 millones por año cada uno.
En suma, el modelo 'K' está alcanzando sus límites económicos y políticos de sustentabilidad. Por eso, la próxima gestión deberá frenar la inflación que destruyó el peso, reducir o eliminar el gasto electoral en pobres y devolver al Estado la función de protección social. Una tarea ciclópea para un gobierno no peronista y contra natura para uno peronista.
(© Sergio Crivelli / LA PRENSA)
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