EDITORIAL
Todo sigue igual, los acontecimientos no tienen horario ni fecha en el calendarioPor Walter R. Quinteros
Este es mi primer editorial del año, creo, porque a veces escribo para otros medios y no llevo la cuenta de eso. Bueno lo que quería decirles —especialmente para algunos despistados—, que estamos en el año 2023.
No hay más milagros que, en el preciso instante en que finaliza un año y comienza el nuevo, poder brindar por el año que se fue, que desearse lo mejor y desearles a nuestros seres queridos, lo mejor en el año nuevo. De llenarse de buenas intenciones.
El milagro de ése momento es saberse vivos, haber superado una instancia llena de obstáculos como fue el año pasado. Y de darse fuerzas, llenarse de optimismo.
Pero nada vuelve a cero con el nuevo año. Todo sigue igual, los acontecimientos no tienen horario ni fecha en el calendario, como dice la letra de "Caballo Viejo" de Simón Díaz. Y tenemos que la rutina diaria continúa, ni hablar de la política y ni mucho menos descartar la parte económica que nos llevó a un rincón del ring a los sopapos limpios.
La vida continúa con nuestros mismos problemas.
Pero en el brindis hemos, cada uno de nosotros, deseado algunas nuevas y mejores expectativas. Sino, no vale.
Este año 2023 tiene una gran importancia política —sepan, pequeños despistados—, que es el final de este gobierno desastroso. Tanto a nivel local de esta pobre y maltratada ciudad, como a nivel nacional y provincial.
Sepa, que este es un año electoral y donde usted y la sociedad toda, tiene el poder de volver a elegir. Tiene el voto.
Este año usted como ciudadano, tiene el poder.
Puede a través de su voto castigar a los ineptos y corruptos que por ahora nos gobiernan.
Puede darle una oportunidad a quienes proponen revertir esta situación.
Puede recordar a aquellos que nos decepcionaron desde alguna banca y ahora claman una nueva oportunidad. Puede recurrir a la memoria para darse cuenta que lo que anteriormente nos dijeron fueron mentiras y mentiras, nada más. Y ahora las repiten con otros matices.
Este 2023 nos da la gran posibilidad de razonar.
Yo lo invito, amigo lector, a que tome su tiempo para analizar con calma y precisión cada propuesta. Lo invito a que no se deje llevar por una supuesta lealtad, o amiguismo con el fulano que asoma como candidato y, que sepa medir con precisión quirúrgica, la capacidad de los candidatos nuevos.
Fíjese quién puede, a través de las propuestas, darnos una luz de esperanza, algo creíble, sustentable, que pueda sacarnos de esta mediocridad, que sepa restituir las instituciones y recomponer la imagen de ciudad que hemos perdido, de mostrarla y proyectarla.
Las opciones están entre los que somos "nuevos" y los de siempre, es decir "más de lo mismo".
Los de siempre, han sido son y serán algo así como los abanderados de una política tóxica, amoral, corrupta, inepta y destituyente como los definiera el periodista Rubén Lasagno, y que tenemos el disgusto de encontrarlos en casi todo el país.
No nos vamos tan lejos, contemos nuestros imputados y futuros imputados que buscan ciertos "fueros". Hagamos memoria, miremos su prontuarios. Cómo es que quieren posicionarse en los dos lados del mostrador político.
Tengo un amigo —de esos que comparten el cafecito de las tardes—, que dice con frecuencia "vuelvo a lo mismo", y yo le repito a usted que este año haga hincapié en el concepto de la importancia para nuestro país y ciudad.
Sepa separar las cosas.
Le pido que observe y sepa distinguir a los que dicen "caminar" las calles de los barrios, a los que necesitan "comprar" votos a través de espurias dádivas para luego ostentar privilegios personales, los que quieren obtener poder y fondos necesarios para sus aspiraciones, de los que ya sabemos de las penurias de cada ciudadano, de aquellos que ya sabemos de las dificultades de cada rincón de nuestra ciudad, sin la necesidad infame de subir fotos compartiendo las miserias de nuestros merenderos, ni prometiendo estupideces.
Otro amigo, de los "habitués" al cafecito de la tarde en los bares, nos mostraba días atrás que había apostado en la quiniela al 22 "el loco", por ser uno de los años más locos que haya vivido y que también —nos dijo—, le puso unos pesos al 23 "el cocinero", porque apostaba a que este año "cocinaba" a los políticos de sonrisa hipócrita que nos defraudaron.
Eso, dio pie a esta nota.
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