EL MÁS BUENO DE LOS FERNÁNDEZ

OPINIÓN / DEPORTES 

 Nos hizo sacudir los trapos en el aire


Por Walter R. Quinteros

No se trata de Cristina Elisabet Fernández, ni de Aníbal Fernández, mucho menos de Alberto Fernández. Ni de tantos otros Fernández, que acaparan las guías telefónicas.

Que no son mis amigos ni por las putas. Se trata de quién hoy les voy a hablar.

Del más bueno de los Fernández.

Un tal Enzo Jeremías.

Un pibe que en el año 2014, cayó en las inferiores del Club Atlético River Plate de la mano de los señores Pablo Esquivel y Luis Pereyra. Dicen los estudiosos del tema.

En River lo fueron probando, lo hicieron jugar de "4" o de volante abierto por derecha.

"Mirá pibe, la pelota puede pasar, el tipo no". 

"Bien pibe, no pasa ni la pelota ni el tipo".

"Mirá pibe, el arco contrario mide 2,44 mts. de altura por 7,32, mts. de ancho, embocala".

"Bien pibe, gol".

"Mirá pibe, quitá la pelota, fijate quién está mejor parado para entregarle un pase, hacé jugar a los demás".

"Bien pibe, el mundo debe girar a tu alrededor".

A Enzo Jeremías Fernández, lo llamó una siesta de enero del 2019, un tal Marcelo Gallardo, técnico de la primera división para que conozca el banco de los suplentes.

Un año después, lo hizo debutar en primera, fue el 4 de marzo del 2020.

"Todavía le falta", dicen que dijo Gallardo​.

Lo cedieron a préstamo al Club Defensa y Justicia.

El más bueno de los Fernández, se coronó campeón de la Copa Sudamericana 2020 con "defe".

"Ya está maduro", dicen que dijo Gallardo, y lo trajeron de vuelta a River Plate.

"Para los demás, la pelota es lo más parecido a un ladrillo, vos hacela redondita, andá, jugá y hacelos jugar", dicen que le dijo Marcelo Gallardo.

El más bueno de los Fernández jugó 58 partidos en el club de sus amores y marcó 12 goles.

Lo vió un tal Scaloni, técnico de la selección nacional.

Lo vieron desde Europa. 

El club ​Benfica de Portugal, puso el dinero. Se lo llevaron.

Fue elegido el mejor jugador del mes de agosto en Portugal. 

Fue convocado al seleccionado de Scaloni para participar del Mundial en Qatar.

El más bueno de los Fernández, y que ayer había entrado desde el banco de suplentes, recibió un pase de un tal Lionel Messi, casi sobre la izquierda, en el borde del área.

¿Te acordás todo lo que te enseñaron pibe? 

Hizo un amague para allá, otro para acá, todo en una baldosa. 

Los prestidigistadores de turno anunciaban la catástrofe en el arco mexicano. 

En ése segundo subieron las apuestas mundiales. 

Los sortilegios de los adivinadores quedaron suspendidos en el aire.

Enzo Jeremías le pegó a la pelota con el antepié, con las dos falanges que tiene su dedo gordo derecho.

"Mirá pibe, vos le pegás con esa parte y la pelota empieza a girar sobre su eje mientras vuela al gol".

Gol. No, golazo. Hasta las lágrimas. Golazo.

Como un relámpago buscando el ángulo más lejano del arquero.

Sabemos todos que las alegrías en el futbol son efímeras pero enormes. Dentro de unos años, no recordaremos a qué hora fue, dónde fue, si había sol, o una luna inmensa. Vaya uno a saber.

Solo recordaremos que nos sentimos aliviados cuando la pelota levantó vuelo, como vuelan las flechas enfurecidas, y que las redes del arco contrario tuvieron que esforzarce para no romperse. Tuvieron que inflarse para contenerla y acariciarla después, para que descanse de su mágico vuelo, en el verde césped del estadio qatarí.

Todos nos abrazamos. Reímos, nos emocionamos. Nos olvidamos por un instante de los inútiles políticos, de los desastres, de la inflación, de la inseguridad, de las angustias y de las ambiciosas mentiras. 

El más bueno de los Fernández, nos hizo sacudir los trapos en el aire.

Anoten.

Tenía 13 años el más bueno de los Fernández cuando lo llevaron a las inferiores de Riverplei. 

Hoy tiene 21.

Y el mundo gira a su alrededor.





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