CRUZ DEL EJE Y SUS LUCECITAS DE COLORES

EDITORIAL

Para oscurecer las otras necesidades urgentes

Por Walter R. Quinteros

No es ninguna novedad este editorial, pero vale la pena recordarles que a estos políticos locales no se les cae una idea. Definitivamente están en guerra contra el pueblo, contra un sistema de vida al que aspira el ciudadano. 

Mienten. Escuchar al intendente decir que "estamos transformando Cruz del Eje" es algo vomitivo. 

Cambiarle la cara a una calle es un plan provincial. Es decir que la idea, viene de la Provincia. Cualquiera de mis nietitos sabe que él no tiene nada que ver con toda lo que se "adjudica". 

Cualquier hijo de vecino sabe que nunca cumplió con ninguna de sus promesas.

Antes nos hablaban de que "seguimos avanzando" y les ponían lucecitas de colores a los puentes históricos que, por cierto, merecen más respeto.

Faltos de ideas, fueron por más, colgaron lucecitas de colores en la calle Rivadavia. El carnaval boliviano de Oruro, uno de los más coloridos si los hay, se vio seriamente amenazado por este mamarracho impresentable.

Hoy son luces lánguidas que parecen extinguirse entre el ridículo y el mal gusto. Ah, pero hablemos de las facturas de ese gasto extravagante. Nadie nos contestó sobre eso, y los "medios" locales protagonizaron esplendorosas escenas de pugilato para ser los primeros en destacar esa noticia.

Siempre obedeciendo los dictados de quién les manda dinerillo, estos funcionarios acuden al "Plan de mejoramiento de zonas céntricas de las ciudades" y al título de "comercios a cielo abierto", como si ello fuese prioritario en esta ciudad con otras urgencias.

Y eso de "cielo abierto" es escribir otra semejante estupidez que nos pone al borde de un ataque de nervios. Todos los comercios  a cielo abierto sobre la Rivadavia tienen techo, y del bueno.

Un espanto, como todo lo que hacen.

Nuestro sistema de vida ha sido sometido a los ataques de unos verdugos disfrazados de funcionarios. Entonces uno se pregunta: ¿Cuál es el sentido común de semejante desfachatez?

Creo, sin temor a equivocarme, que estos crápulas se creen los únicos que saben interpretar nuestras penurias y quieren dejarlas atrás haciendo boludeces sin sentido para justificarse.

O para esgrimir el concepto de conocer al dedillo la bitácora delineada de nuestros males como ciudadanos. Como queriendo que sepamos que ellos, solo ellos, pueden subir a las alturas de los iluminados. Ellos, solo ellos saben lo que a nosotros nos hace falta. Nuestra voz no vale.

Miren sino la Dirección de Cultura. Por esa dirección es que nadie conoce a Cruz del Eje.
Miren sino quienes están en Turismo, aparte de cordobés básico, ¿cuántos idiomas hablan?
Para que el periodismo escriba sobre Cruz del Eje debe ocurrir un hecho lamentable.

Los productores no tienen otro camino que recorrer que aquel que ellos mismos fabricaron, facilitándoles la tarea de ser perseguidos con tasas e impuestos. La presión sobre ellos es insoportable. Y, para desalentarlos los amenazan con la "industria de los juicios laborales". Y otras hierbas.

Insisto en el concepto de que son los políticos los que deben "cambiar y transformarse" y no Cruz del Eje como anuncian estos pre candidatos. Que es lo mismo demostrar claramente que carecen de ideas. Utilizan las mismas palabras que se usaban hace 39 años atrás.

De seguir creyéndoles, lograremos que el engaño de estos crápulas, construido sobre la demagogia del pobrismo, continuará profundizándose hasta que esta ciudad se convierta en un terreno baldío. 

Los productores habrán huído. 

Los cabecitas recibidores de platos de locro y choripanes, deambularán en busca de nuevas dádivas bajo esas estúpidas lucecitas encendidas las veinticuatro horas. Hasta en eso son ineficaces nuestros funcionarios.

Y vuelta la burra al trigo les digo.

Que ya me he referido en estas columnas y sobre este tema más de setenta veces. Pero ahora debo volver a plantearlo, porque afloran las increíbles ignorancias de los pre candidatos, especialmente los del partido gobernante.

No espere que de sus bocas aflore otra palabra que no sea un falso asistencialismo. No espere que les hablen sobre el presupuesto aprobado para el año que viene por el gobierno nacional y provincial. Ni siquiera leen los boletines oficiales. 

Ellos solo piensan en su auto, el que van a "cambiar", y en su casa, la que van a "transformar".

Por eso, insisto, no se les cae una idea a favor de usted, amigo lector.

Ni una miserable idea.

Que no sean lucecitas de colores.

Espero que les quede algo de dignidad y sepan pedir disculpas, cuando se vayan.

(© Walter R. Quinteros / LA GACETA LIBERAL)

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