ROSARIO, OTRO MUERTO, POR TREINTA DISPAROS

 ACTUALIDAD

Fue en Caminito Muerto, un asentamiento de Granadero Baigorria

Por Claudio Berón

Al pensar en dos calles como David Correa y Córdoba, en Granadero Baigorria, uno puede imaginarse arterias asfaltadas y de mucho tránsito. 

Los vecinos las conocen como Caminito Muerto y Salsipuedes, dos caminos de la vecina ciudad sin asfalto, sin luz y carentes de todo en medio de un asentamiento precario ubicado en la zona norte de Gran Rosario. Allí, en una casa desocupada identificada con el número 53 de Correa mataron la noche del jueves a Marcos Rodrigo Machuca, de 22 años al que le dispararon unos 30 balazos. El homicidio, según los pesquisas, debe enmarcarse en el ambiente narco y una supuesta transacción por el pago de un envío de cocaína que no llegó a buen puerto. Al menos esa es una de las líneas de la investigación que lleva adelante la Justicia.

Los hechos que sucedieron la noche del jueves fueron reconstruidos en parte. Según fuentes policiales la llamada de un vecino del asentamiento alertó de un cuerpo tirado en la puerta de la casa, al lado de un auto viejo. Efectivos del Comando Radioeléctrico de Granadero Baigorria que llegaron al lugar encontraron un Renault Clio blanco dominio AUN455 sin gente adentro y rodeado de una cantidad incontable de vainas servidas.

Al preguntar a los vecinos qué había sucedido, algunos indicaron a la policía que adentro de la casa, una tapera abandonada, se encontraba un hombre tendido en el suelo y que había habido una pelea y se escucharon muchos tiros. Al traspasar la puerta desvencijada de madera encontraron boca abajo y con sus piernas flexionadas, como si hubiese estado arrodillado al momento de su asesinato, a Marcos Machuca.

Los policías recogieron más vainas servidas alrededor del cuerpo e informaron al fiscal de Homicidios Dolosos en turno Alejandro Ferlazzo, quien envió al lugar a los peritos de la División Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para realizar las tareas habituales, poniendo énfasis en el levantamiento de huellas tanto en la vivienda como en el Renault Clio abandonado en el lugar y en el cual habría llegado Machuca. Esos mismos pesquisas levantaron de la escena 31 vainas servidas calibre 9 milímetros y siete ojivas de bala encamisadas y deformadas.

En tanto, el médico forense que examinó el cadáver determinó que Machuca presentaba unos 30 impactos de balas y que en un bolsillo del pantalón de la víctima estaban las llaves del Renault Clio estacionado en la puerta de la vivienda que, según indicaron los pesquisas, se usaba como lugar de acopio de estupefacientes o aguantadero de hombres en fuga.

La otra secuencia, los hechos que completan el parte policial, tienen otros matices y es lo que se cuenta en las calles del asentamiento. La casa en la que mataron a Machuca fue construida con chapas, cartón y vidrios rotos hace unos cinco años por un hombre que está detenido por narcomenudeo. Desde entonces quedó desocupada y vacía.

Alrededor de las 22.40 del jueves llegó a la puerta de la casa un Chevrolet Onix oscuro y bajaron del auto tres hombres. Luego pasó por el lugar un “móvil policial con las luces apagadas y muy despacio”, según contó un vecino. Y minutos más tarde arribó el Renault Clio con al menos dos ocupantes.

Mientras las supuestas cuatro personas estaban en la casa se escucharon gritos y luego muchos disparos. Entonces de la tapera salió corriendo un hombre joven que se perdió en la noche cerrada. Otra versión asegura que ese muchacho sobrevivió en realidad a la balacera porque nunca bajó del auto y que se ocultó bajo el volante para después si escapar del lugar a la carrera.

Acerca de los dos jóvenes que arribaron en el Clio, todos coinciden en que no eran del barrio sino de Rosario. Quien escapó de la balacera fue el que le avisó a la familia de Machuca sobre lo ocurrido y poco después este joven fue demorado por el fiscal aunque no pudo dar detalles de los hechos ni de la razón por la que estaba allí.

No obstante, en los barrios todo se sabe y según se cuenta la reunión en esa tapera abandonada era para cerrar un acuerdo de dinero por drogas. Familiares de Machuca sostuvieron, por medio de redes sociales, que la víctima nada tenía que ver con esa transacción y que sólo estaba acompañando al muchacho que resultó ileso en el ataque.

Por otro lado, una serie de comentarios identifican al lugar como un territorio donde la venta de drogas esta regenteada por una mujer a la que conocen como “Gorda Moni”, quien ya había sido denunciada ante la Justicia federal y que actuaría en complicidad con otra mujer identificada como S.V., a la que mencionan como una policía retirada.

Por el momento a los investigadores les llama la atención la cantidad de disparos que presentaba el cuerpo de Machuca y trabajaban sobre la hipótesis de un negocio fallido realizado por alguno de los cuatro hombres que se encontraron en la casilla, un acuerdo que no se cerró y del cual Machuca se llevó la peor parte.

(© Claudio Berón / LA CAPITAL)



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