EDITORIAL
Lo que no se debe emplear es la palabra "odio"
Por Walter R. Quinteros
Las estadísticas criminales de la República Argentina —página del gobierno—, no tiene actualizaciones desde el año 2020. El último registro dice que hubo 278864 víctimas. Pero que en el 2019 hubo 334822.
El Sistema Nacional de Información Criminal (SNIC) recolecta información sobre los hechos presuntamente delictuosos registrados por las fuerzas policiales, las fuerzas federales de seguridad y otras entidades oficiales de recepción de denuncias en todo el territorio de la República Argentina. Pero no entrega información detallada desde hace dos años.
¿Qué pasó? ¿Acaso hay o hubo odio?
Al 31 de Julio la ciudad de Rosario registraba 163 asesinatos en lo que va del 2022
Se cometen en el país, un femicidio cada 29 horas.
Nada es más repudiable que la violencia.
Y el ataque a una persona, una persona, sea esta vicepresidente, indigente, médico de frontera o narcotraficante, estaremos hablando de personas, y se deben activar todos los mecanismos posibles dentro del sistema democrático para poner fin a esta situación.
Hay miles de inocentes muertos, pero hay también miles de personas que dejaron salir de las cárceles. No hay ningún tipo de contención, la situación institucional y económica registran un alto grado de gravedad en todo el país. ¿Le echamos la culpa al odio?
Y, este caso, este amague de atentado nos pone en alerta. Hay desequilibrados por todas partes y casi con seguridad caminan a nuestro lado dispuestos a todo. Enfermos mentales, drogados, fanáticos. Y ocurre en todos los lugares del mundo.
Personas contra personas.
Sean políticos, ignorantes, sabios o chorros, o un pretencioso estafador.
¿Lo mismo odia un burro que un gran profesor?
¿Odian los que viven en la impostura y los que afanan en su ambición?
¿Odia el cura, el colchonero, o el rey de bastos y el caradura o polizón?
Como dicen los versos del tango Cambalache. La violencia nos ha iguala'o.
Personas contra personas, grieta, políticos contra políticos, grieta, periodistas contra periodistas, grieta, azules contra colorados, grieta y al final pobres contra pobres defendiendo ricos. Le pongamos un nombre; Grieta.
Ante esta repudiable situación de que la segunda autoridad del país —nuestra vicepresidente—, fuera víctima de una agresión que no llegó a consumarse en atentado, debemos reflexionar cómo estamos funcionando. Qué es lo que nos está pasando.
Pueden surgir elementos que lleven a indagar en la salud mental del agresor.
Pueden los peritos analizar el arma que se usó. Todo es materia de análisis. Cañón, estrías, resortes, componentes, lote de la munición.
¿Acaso ha matado antes esa pistola?
Hay que buscar responsables.
Pero no, lo que no se debe emplear es la palabra odio.
Nadie desde la política ha defendido a todas las otras víctimas empleando la palabra odio.
Ni con las víctimas de la guerrilla y de la dictadura emplearon la palabra odio.
¿Por qué ahora?
Mientras tanto los otros familiares y amigos de las otras víctimas pidieron y piden Justicia. Por todas esas personas que ya no están, por todas esas madres sufriendo. Por todos esos padres destruídos. Por todos esos huerfanitos que buscan la verdad, solitos.
Por ellos, no hablemos de odio.
¿Que hemos sentido ante sus desgracias? ¿Acaso no todos somos personas?
La Gaceta Liberal repudia este acto criminal. Este acto de violencia. Pero cada crimen cometido en el país, y que se cometa, atenta también contra la democracia.
No se olviden.
(LA GACETA LIBERAL)
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