EDITORIAL
Vuelven aquellos nuevos viejos tiempos
Por Walter R. Quinteros
Se avecinan, junto a las próximas elecciones, la presencia de los famosos troll en las redes. El concepto del troll en Internet, es el de una persona que aprovecha cualquier lugar en la Red en el que se puedan hacer comentarios para crear controversia y fomentar el enfrentamiento entre otros usuarios.
Y no solo en las redes sociales.
Esto no es nuevo, por cierto esta "actividad" ya está instalada en nuestro país, y acarrean una sucesión de insultos, opiniones desbocadas, ataques directos o indirectos que solo incitan a grados superiores de agresión.
Estos "voceros" anónimos, muchas veces son contratados por el mismo partido gobernante que los recluta para insultar y maltratar a políticos y hasta a las imágenes de la oposición, por un lado y, como usted mismo lo sabe, a periodistas adscriptos a la oposición, por el otro.
Y viceversa.
En una tarde sin muchos pormenores turbios, me senté a mirar un poco la televisión, encontré en esta ocasión, y como una especie de distracción —entre noticias y dibujos animados, entre películas y programas deportivos—, la divertida gimnasia de apretar el dedo pulgar sobre el control.
No es lo mio. El televisor me aburre.
Volví a la computadora a husmear en distintos grupos "sociales", los "culturales" de prosa, poesía y efemérides, los infaltables divertidos de chistes, los de compra y venta, los de amigos, los de chicas desabrigadas, los de opiniones políticas.
Sorpresa.
En casi todos va "in crescendo" la malignidad verbal de algunos comentaristas y hasta de los comunicadores que administran dichos grupos.
Me recuerda a una frase de Julio Petrarca: "Parece que no hay límite alguno para ejercer un dudoso derecho a la libertad de expresión con inclusión de insultos, diatribas, palabras soeces y expresiones carentes de freno alguno para el buen empleo del idioma".
Y me recuerda a unas palabras del Papa Francisco: "Lo primero que comunica un comunicador es a sí mismo, sin quererlo, quizá, pero es él mismo. Este habla de este tema, pero es importante cómo habla: claro, transparente; es él mismo que habla. Esto es originalidad. En este sentido, los comunicadores son poetas".
Ojalá lean este artículo algunos "censuradores" de Cruz del Eje. ¿No es fino?
Quienes administramos grupos en las redes sociales, debemos estar atentos y, tener la responsabilidad de controlar para no volver a aquellos nuevos viejos tiempos del facilismo del insulto anónimo.
Hay detrás, una audiencia.
Sin llegar a la jactancia misma de mostrar destellos de buen gusto en el uso elegante de nuestro idioma. Pero, nuestros lectores merecen respeto. Y más aún cuando se trata de propuestas periodísticas.
Por ejemplo, se puede poner:
"Tal candidato, bellaco y escolimoso de nacimiento, ahora se presume próximo intendente, señoras y señores, con ustedes, el basto y atarván del doctor fulano".
Por lo menos, habremos logrado que el lector consulte el diccionario o "googlee".
En fin, vuelven aquellos nuevos viejos tiempos en que aparecen los "troll" que insultan y calumnian sin pausas. Los que descalifican gratuitamente. Los que dañan la libertad de expresión con sus incontinencias verbales. Los hacedores de las "Fake news". Oficialistas y oponentes. Planeros del insulto. Todos juntos.
Un personaje de dibujos animados para niños —que vi esta tarde en la televisión—, me mantuvo quieto el dedo pulgar un instante, el "dibujito" perseguía a otro gritándole: ¡Te mataré maldito!
Con la certeza de que mi madre era una santa, los saludo a todos, voy a tomar un café.
(© Walter R. Quinteros / LA GACETA LIBERAL)
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