EDITORIAL
Esta novela, aunque usted no lo crea, no termina aquí. Es más, recién empieza
Por Walter R. Quinteros
El presidente de Argentina, confirmó su apodo de títere ya que en los acontecimientos posteriores a la renuncia de Martín Guzmán —exministro de economía—, cedió al manejo de los hilos de la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner.
La gestión económica ahora está en manos de Silvina Batakis, de la misma línea que la vicepresidente.
Por si a alguien le interesa, Silvina Aída Batakis nació en Río Grande, por entonces territorio nacional de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, y vivió en Río Gallegos, Rafaela, Taco Pozo y La Plata. Se graduó por la Universidad Nacional de La Plata como licenciada en Economía (1993) y máster en Finanzas Públicas.
Se desempeñó, desde 1992, en diversos cargos en la administración pública bonaerense, hasta llegar a ser la jefa de Gabinete de Asesores del Ministro de Economía.
Durante la campaña electoral de 2015, Scioli anunciaba que Silvina Batakis sería su Ministra de Economía en un eventual gobierno.
Ahora, agárrense de las manos, o busquen una pala, queridos piqueteros unidos.
Porque sabido es que la vicepresidenta Cristina Kirchner también le pidió al presidente Alberto Fernández que sacara del Gobierno a los representantes de los movimientos sociales, como el Movimiento Evita y Somos Barrios de Pie.
Esos dirigentes son; Emilio Pérsico (Movimiento Evita) y Daniel Menéndez (Somos Barrios de Pie) que cumplen sus "funciones" en el Ministerio de Desarrollo Social, mientras Fernando “Chino” Navarro (también del Movimiento Evita) es el actual secretario de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete, a quienes, durante un acto en Avellaneda, había acusado de manejar a su antojo los planes sociales.
Así, y ya con la expulsión de Kulfas, y de Guzmán —renuncias asistidas—, Cristina Kirchner vuelve a embestir contra los movimientos sociales —parece no recordar que son sus votos cautivos—.
También Juan Zabaleta, el ministro de Desarrollo Social —¡Que cantidad de Ministerios!— ratificaba que cerca de 200.000 planes pasarán a manos de intendentes y gobernadores. Parece que con esto se instituye el famoso "locro para todos y todas".
Es difícil entre viajes y viajes, escribir esta nota, lejos de mi escritorio, pero sarna con gusto no pica, y me atrevo a decir ya mismo que, aunque quieran mostrar sus blancas dentaduras en una sonrisa fingida ante las fotos, Cristina seguirá manipulando con sus hilos, los movimientos de Alberto, nuestro presidente.
¿Cómo llegamos a esto?
Por la renuncia un tanto sorpresiva de Guzmán.
("Se ve venir el gol", decía el periodista deportivo Víctor Brizuela)
Porque Alberto se negaba a consultar a su vice.
(Se acerca el cumpleaños de su pareja Fabiola y quería demostrarle lo macho que es)
Porque Cristina humillaba a Alberto en cada acto, o carta que escribía.
(Nos recuerda a un viejo carpintero zurdo de la novela de Carlo Collodi llamado Geppetto)
Por una "lapicera".
(La que agarró Perón y no soltaba)
Y porque para Alberto, el cultor de los panqueques, es decir, Sergio Massa, era la primera opción para hacerse cargo de la gestión económica. Pero Sergio, que sabe nadar entre dos aguas, quería que "todos" del Frente de Todos estuviesen de acuerdo.
Es decir:
Sergio le decía a Alberto que llame a Cristina para que lo bendiga.
Alberto quería dejar de ser títere.
Y entonces empezaron a hablar de distintos nombres y apellidos para ocupar el cargo.
El nieto de Antonio Cafiero, el canciller Santiago Cafiero, también coincidía en que debía abrirse una negociación entre presidente y vice tirando más a presidente.
El exembajador en Brasil y ahora ministro, Daniel Scioli, les ofreció a Silvina Batakis.
Harta de tantas idas y venidas y con algunas ganitas de no perder espacio político, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, también le pidió a Alberto que llamara a la vicepresidenta.
Vamos por Batakis.
Sonó el teléfono, ganó Cristina, entra Silvina.
Estuvimos 48 horas sin ministro de Economía.
Cada declaración sonará como párrafos de un cuento para niños.
Habrá que remitirse a los hechos que vendrán de ahora en más.
Silvina —desde mi humilde opinión—, no responderá jamás a Alberto.
Cristina seguirá bombardeando a Alberto.
La venganza será terrible.
Nosotros, estamos al medio, tirando para abajo, bien cerquita de la pobreza total.
¿Habrá un poquito de calma?
Si tenemos en cuenta que la llegada de Silvina Batakis al Ministerio de Economía del país de las deudas, le puede traer al gobierno de Alberto un poco de calma, ya que se la "impuso" a través de Scioli, y que eso puede frenar un poco los discursos que cuidadosamente evitaban el insulto, pero que no los disimulaban y, que Massa dejó pasar su oportunidad para que lo midamos, si. Creo que si.
Mientras tanto, a nuestro querido Alberto —el llenador de heladeras—, ya ni siquiera lo guardarán en la valija, creo, ha quedado a la intemperie y sin ropa que ponerse.
Esta novela, aunque usted no lo crea, no termina aquí. Es más, recién empieza.
Pero espero, sinceramente espero, que el final no sea tan triste como suponemos.
(©Walter R. Quinteros / LA GACETA LIBERAL / Redacción Córdoba)
.jpg)
Comentarios
Publicar un comentario