LIGA DE GOBERNADORES

OPINIÓN

Si hay una frase que en la historia argentina es sinónimo de desintegración, de un país invertebrado, es la frase “liga de gobernadores”


Por Carlos Mira

Cuando los gobernadores de las provincias deciden reunirse para constituir una “liga de gobernadores” el país suele transitar los prolegómenos de una seria disrupción.

Y esa reunión ya tiene fecha: será el miércoles 27 de julio en algún lugar de Buenos Aires, aunque la repetida experiencia del país dice que, cuando ocurren esos cónclaves, suceden en la sede del Consejo Federal de Inversiones en la esquina de San Martin y la muy londinense Tres Sargentos.

La ministra de economía Silvina Batakis les hizo saber a los pocos mandatarios que se reunieron con ella que “esto es un quilombo de órdago” y que la única manera de “no hacernos mierda” es ceñirse a un presupuesto de 40 mil millones de pesos lo que obliga a recortar todo envío federal a las provincias y a que estas se manejen con los “canutos” que cada una de ellas hayan podido juntar.

Algunas provincias tienen, en efecto, un colchón que en algunos casos es igual a un mes de remuneraciones de toda su planta pública. Pero, en el ingreso de un año electoral, los caciques del interior pensaban derivar esos fondos al anuncio de obras en sus propios territorios.

Batakis fue descarnada: “necesitamos su ayuda”, les dijo.

La intención de los mandatarios peronistas es ampliar la invitación a los gobernadores de la oposición, entendida está por los que pertenecen a Juntos por el Cambio, aunque todo el mundo sabe que la primera oposición que tiene el gobierno está dentro del propio peronismo, tan versátil siempre para aparecer con las ropas del vasallo y del verdugo.

Los gobernadores de Corrientes y Jujuy ya anunciaron que no irán.

“Los gobernadores del PJ buscan influir ahora en el poder central, como si ellos no fueran también responsables de todo lo que está pasando. Me llaman y me dicen que vaya a reunirme con ellos, que entre nosotros vamos a sacar al país adelante”, dijo uno de los gobernadores que encabeza un distrito opositor.

Tampoco es monolítico el parecer dentro de los gobernadores peronistas. Perotti y Schiaretti, quienes además quieren dar señales de que no dependen de Buenos Aires, fueron muy duros en sus círculos íntimos con Fernández y toda la runfla la de la oligarquía kirchnerista que salió a criticar al campo por su acopio de granos o a los argentinos que buscan refugio en el dólar.

Cayeron en esa volteada en la que hubo palos severísimos, Juan Grabois y Juliana Di Tulio. Los dos publicaron tweets con filmaciones aéreas, hechas con drones, de silobolsas en campos de la provincia de Buenos Aires incitando a su liquidación o, incluso, a conductas más criminales, injuriando de mil maneras a esos propietarios.

Lo que es peor es que el Presidente salió a decir lo mismo. Eso enfureció a los gobernadores de Córdoba y Santa Fe. Perotti dijo públicamente “No se ve ninguna especulación en la provincia. No comparto las expresiones del Presidente”.

Di Tuilio, como si todos los años que tiene no le sirvieran para nada, exigió que la Policía Federal se apronte “en la puerta de cada cueva”, como si aún no hubiera aprendido de que no hay ninguna chance de domar la cotización del dólar corriendo a la gente con la policía por la calle. Algunas burradas son realmente conmovedoras.

Otro, que no es gobernador pero que no fue cauteloso al tuitear, fue el senador por Salta Juan Carlos Romero. En su posteo dijo: La crisis económica y política es consecuencia de la irresponsable y demencial interna del Gobierno K. La CGT y algunos dirigentes sociales lo saben. Solo buscan culpables en la sociedad que los padece, para evitar la crítica a su propio Gobierno”. De nuevo el peronismo con las ropas de todos los personajes en escena.

El gobierno deberá aclarar cuanto antes cuál es su posición frente a la vigencia del artículo 17 de la Constitución que garantiza la inviolabilidad de la propiedad.

Mientras quienes gobiernan en la Argentina no dejen definitivamente claro ese punto no habrá ni paz económica ni paz social.

Frente a la irresponsabilidad manifiesta en el manejo monetario del gobierno kirchnerista (conducta que ha terminado definitivamente con el peso como moneda nacional, toda ve que no sirve para nominar el valor en metálico de las cosas y ha perdido su característica de ser reserva de valor) los productores han decidido conservar el valor de lo que producen para estar a cubierto de los costos y las inversiones que requerirá la próxima campaña gruesa, acopiando cantidades de su propio producto.

Mientras el gobierno no tenga una palabra clara de apoyo a esa movida (que responde al legítimo ejercicio del derecho del artículo 17 de la Constitución) y, peor aún, apoye con su palabra a apologistas del crimen como Grabois y Di Tullio (que expresan la voz sorda de Cristina Fernández de Kirchner) no habrá nada seguro en la Argentina.

Y esa inseguridad no podrá ser obturada ni porque los gobernadores se reúnan ni porque constituyan una “liga de gobernadores”.

La única “liga” que puede frenar el descalabro es la que unifique el discurso del gobierno con las garantías de la Constitución. Mientras esa “liga” no se haga explícita todas las demás tendrán las formas del cartón pintado.

(The Post)


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