LA CULPA ES DE LOS VECINOS DE RIO GALLEGOS

 OPINIÓN

Si para el vecino de Río Gallegos que va a anotarse, con la condición de ser servil a los fines políticos de Grasso, no es un acto denigrante de uso político explícito y en cada uno prima las ganas de ir a Qatar

Por Rubén Lasagno

En esta oportunidad ni siquiera se me ocurrió destacar el acto de corrupción populista en el que incurrió el intendente de Río Gallegos, Pablo Grasso, con el sorteo de un viaje a Qatar a quien “cumpla determinadas condiciones”, las cuales, una vez leída las bases del concurso, no puede menos que avergonzarse de la calidad de políticos que tenemos en la provincia.

Los medios nacionales, escandalizados por esta acción del intendente, no han advertido que, haciendo gastos y actos super millonarios en lo que va de su gestión, que saca del erario público de donde vaya a saber cuánta plata se roban, como parte de esa explotación ilegal del esfuerzo de cada vecino.

El concurso actual de Pablo Grasso tiene relación directa con la demagogia populista de su gobierno municipal, su descarada forma de hacer política, como el detalle mínimo de haberle robado el logo al intendente de Bariloche y finalmente con la impunidad que existe en Santa Cruz para que el oficialismo haga y deshaga a su gusto, la utilización millonaria de una caja sin control, sin ninguna punición y donde las denuncias de la oposición son inocuas porque alguien se encarga, en la Justicia provincial, que duerman el sueño de los justos.

Dicho esto, queda un solo responsable y culpable claro y total: el pueblo.

No hay medio, ni periodista, ni red social, ni instrumento alguno, que pueda hacer mover a la justicia para que castigue estos abusos de autoridad y malversación de fondos públicos del intendente Grasso y ante esa ausencia, el único que tiene el poder y la herramienta de cambiarlo es la gente, el pueblo, la sociedad de Río Gallegos. Y no solo no lo hace, gran parte de ella se presta al juego indecente que propone Grasso y un cúmulo de “ladriprogresistas” santacruceños que van colgados de su pantalón.

Uno de los puntos de las “bases y condiciones” para acceder al concurso de Pablo Grasso es el siguiente:

“Deberán sacarse una foto con una de las siguientes personas destacadas del ámbito local: la Secretaria de Producción, Comercio e Industria Moira Lanesán Sancho; el Diputado por Pueblo Eloy Echazú; el empresario Santiago Gómez; el ex Gobernador Daniel Peralta; el Empresario Ricky Victoria, el artesano Miguel Avendaño; el Secretario de Estado de Comercio Leandro Fadul, el Fotoperiodista José “Pato” Silva, la DJ Gisel Duarte; y el Presidente de la Asociación Independiente de Fútbol de los Barrios Adolfo Cader”. Acto seguido, con sus datos al dorso de la foto, compiten para el viaje.

Si para el vecino de Río Gallegos que va a anotarse, con la condición de ser servil a los fines políticos de Grasso y a esta gente que ahí se detalla, no es un acto denigrante de uso político explícito y en cada uno prima las ganas de ir a Qatar, no podemos, desde aquí, pretender que esa misma persona tenga un brillo de lucidez para entender la forma en que está siendo sodomizado políticamente por un grupo de políticos de cuarta que tras el pretensioso calificativo de “personalidad destacada” le venden un abrazo en una foto, a cambio de entrar en un sorteo que difícilmente lo gane alguien que no sea del entorno de estos “patriotas”, incluyendo Grasso. La otra duda que debería responderse el ganador es si alguien se beneficiará con el abrazo de alguno de estos “destacados” que propone Grasso?.

Y como si todo fuera poco, Grasso implementa esta maravillosa idea, en contramano de la orden nacional de salir al exterior por la falta de dólares. Una incongruencia más de gente con grandes carencias en lo actitudinal, en lo moral y sin empatía con los que ellos dicen representar y cuidar.

¿Yo señor?, no señor

Nadie puede cambiar la voluntad pública si cada persona, cada votante y cada habitante de esta capital, aprueba, elige, apoya y se siente complacido con esta vergonzosa acción populista, indigna y procaz de un intendente que sabe cómo reunir voluntades, para que lo sigan votando.

Una buena acción sería una manifestación pública concreta de la gente de Río Gallegos, negándole el voto en el 2023, no solo a Grasso sino a todos y cada uno de aquellos que figuran con la obligación de abrazarse y sacarse una foto con el ganador. Y en este marco, claro está, la negativa a que el oficialismo mantenga la mayoría en el Concejo Deliberante, arma que usa el intendente para convalidar sus atropellos.

Esta lamentable campaña política de Grasso, usufructuando el dinero que le quita a los vecinos de Río Gallegos, la puede aplicar dado la permisividad de un pueblo que no reacciona, no le importa ni piensa, ni siquiera repara en aquello de que “nada es gratis”, sino que el jefe comunal hace todo ese derroche de plata, quitándoselo del bolsillo al contribuyente, a través del aumento descomunal de las tasas, patentes y servicios municipales.

Precisamente por esto es que en todos los medios nacionales donde hemos salido a comentar el suceso, sostenemos aquello de que “la culpa no es del chancho sino de quien le da de comer”, para describir nuestra realidad.

En este caso, nunca mejor aplicada la fórmula popular de describir que los políticos hacen lo que les permiten hacer y en este caso, el ciudadano de Río Gallegos, incapaz de exigir castigo por las injusticias y la corrupción institucional, judicial y los pecados endogámicos del gobierno de Alicia Kirchner y de su intendente, es deslumbrado con los “espejitos de colores” que tira Pablo Grasso, donde con la promesa de enviar a alguien a Qatar, produce un barullo político interesante posicionándose él y una sarta de desconocidos y fracasados en política provincial, para que sea la propia gente de esta ciudad la que colabore con el fin de ponerlos en boca de todos.

“El pueblo no debería temer a sus gobernantes, son los gobernantes los que deberían de temer al pueblo” dijo el actor australiano Hugo Weaving, pero realmente se equivocó; eso no sucede en argentina y tampoco en Río Gallegos.

Después que cada uno reflexione y piense en la frase: “No se queje si no se queja”. Éste es el momento de quejarse, hacerlo después de haberlo votado, no tiene ningún sentido ni importancia. 

(Agencia OPI Santa Cruz / Foto: Pablo Grasso (derecha de la foto- intendente de Río Gallegos con Pablo González, articulador de la campaña 2023 del krichnerismo)


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