EL PROBLEMA ES LA GRASA EN EL CEREBRO

OPINIÓN

En el gobierno nacional, tanto los integrantes del Ejecutivo como su adláteres, satélites irrecuperables de un cosmo en crisis, poseen un grado irremediable de grasa cerebral que les impide razonar, conceptualizar, pensar, hablar y accionar de manera normal y coherente


Los seres humanos tenemos (entre otros tantos problemas) una enfermedad recurrente que impacta negativamente sobre nuestra salud, producto de la mala alimentación, el sedentarismo, el estrés, los problemas del sistema endócrinos (entre otros) que genera el acumulamiento de la grasa abdominal, para lo cual existen aparatos, movimientos, ejercicios y dietas que se han inventado a fin de eliminarla; es decir, es una patología “curable” y de la cual nos podemos recuperar y vivir plenamente.

La medicina dice que el cerebro, el cual tiene naturalmente una masa considerable de grasa, cuando ésta excede los niveles normales puede producir una inflamación que daña el tejido cerebral. Los investigadores señalan que los volúmenes cerebrales más pequeños observados en el estudio podrían indicar una pérdida de neuronas en esas áreas.

Esta comparación médica muy somera y enunciativa, se menciona en esta nota para demostrar que la grasa no es tan mala, según donde se concentre. En el abdomen la podemos controlar, en el cerebro no y el daño en este último es irreparable.

En el gobierno nacional, tanto los integrantes del Ejecutivo como su adláteres, satélites irrecuperables de un cosmo en crisis, poseen un grado irremediable de grasa cerebral que les impide razonar, conceptualizar, pensar, hablar y accionar de manera normal y coherente.

Desde la portavoz vendiendo juguetes sexuales por las redes, Di Tulio pidiendo controlar al dólar con la policía y la Gendarmería, Alberto Fernández diciendo en un video que Argentina está en franco crecimiento y es el país más próspero del mundo, Cristina Fernández echándole la culpa a Macri por la crisis que ella y su títere generaron estos tres años o Máximo despotricando por el campo, del cual viven como sanguijuelas o expresando “Ahí está Cristina para sacar esto adelante”, es la prueba más contundente de que esta gente está afectada de una imprudente cantidad de grasa cerebral que los nubla, los saca de la realidad y les hace decir cualquier pavada.

Estos mismos son los que, a pesar del desastre en que nos han arrastrado a todos los argentinos, sueñan que en el 2023 pueden volver “reformulados”, reseteados y por ese motivo se han transformado en una suerte de oposición de su propio gobierno; y lo pueden hacer porque son básicamente inmorales, no tiene vergüenza, carecen de dignidad, aborrecen la libertad y las críticas y desbordan en autoritarismo, inutilidad y un aspecto tan preocupante como peligroso: un neo-fascismo sin ideología ni conciencia.

Lacras como Grabois que se hacen los revolucionarios sentados arriba de los millones que le surte el gobierno, no reclaman por la pobreza, es una clara amenaza que la jefa de la banda les pone en la calle a los que están y a los que vengan en el 2023, advirtiéndole que si las cosas no son como ella quiere, correrá sangre.

La grasa cerebral que sustituye a las brillantes neuronas del “gobierno de científicos” prometido por Alberto y Cristina, obnubila y no los deja actuar como seres humanos coherentes, lógicos y honestos.

Tal vez con una fuerte dieta política, si acaso el ciudadano común los eyecta de las urnas y no vota las listas donde estén sus nombres y construye grandes cárceles donde se pueda alojar a la delincuencia que institucionalizó la corrupción, arrasó el país, lo fundió, lo robó y lo marginó, podríamos avizorar un futuro posible.

Si seguimos votando a quienes tienen más grasa cerebral que cerebro, seguiremos eternamente cayendo en un pozo sin fondo y cada vez más oscuro.

Dicho esto, los argentinos tenemos la cura para el exceso de grasa cerebral que enferma a la clase política gobernante. La medicina está en las urnas y en la cárcel. 

(Agencia OPI Santa Cruz)


Comentarios

  1. La medicina está en las urnas señores..eyectemoslos a la estratosfera

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